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EN CUARENTENA

Antonio

El enjuto anticuario es un hombre sencillo, discreto, hasta tímido. Un sevillano anónimo. Pero cumple cada año con una liturgia inigualable

Eduardo Barba

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Con ademán parsimonioso, sin estridencias, como es él, entorna con levedad la puerta de El Pianillo, su tienda de antigüedades, echando mano del esmero necesario para no tirar con el aire que la hoja genera los carteles de época que cortejan la entrada. Al cargo ... se queda Manolo Vanelli, que ordena libros del siglo XVIII encuadernados en pergamino. Desde esa estrechez del arranque de la calle Feria, camina con aire huero, casi insustancial, hacia la plaza de los Carros. A la altura de la primera de las tres puertas del Vizcaíno, un viejo amigo lo para a preguntarle por un par de jarrones que semanas atrás había vendido en su puesto del Jueves. La charla sobre el precio de los floreros de porcelana, sin duda prohibitivos, no difumina su pensamiento casi exclusivo de este tramo final de la Cuaresma. Madrugada. El Viernes Santo se aproxima. Ella.

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