La Virgen de la Antigua del Salvador protagoniza el cartel de las Glorias de Sevilla 2025
Ricardo Pueyo es el autor de la obra presentada este martes en Cajamar
Fernando Vaz alaba a las Glorias a través de todas las advocaciones marianas de Sevilla

Las Glorias por fin ha presentado su cartel de este 2025. Tras aplazarse en dos ocasiones, una por el fallecimiento del Papa Francisco, y otra ocasionada por el gran apagón que obligó a retrasar un día el funeral del Santo Padre en la Catedral de Sevilla, este martes tuvo su puesta de largo. La sede de Cajamar se ha estrenado con el Consejo de Cofradías en el anuncio de estas hermandades que saldrán por las calles de Sevilla hasta diciembre.
icardo Pueyo, natural de Cantillana, ha plasmado a la Virgen de la Antigua del Salvador en el cartel, una imagen de Gloria que no sale a la calle y una corporación que cuenta con una importante actividad en los conventos de Sevilla y en la vida diaria de la Colegial.
«Como lirio entre espinos, así es mi amada». Estos son unos versos del cantar de los cantares que invita reflexionar sobre la delicadeza y la pureza que envuelven a la figura de la Virgen, en medio de un mundo a veces áspero y desafiante. El autor, en la creación, ha utilizado la pintura digital, un proceso moderno que mantiene la pintura tradicional ha apuntado el cartelista. La utilización de una tableta gráfica, una pantalla sensible sobre la cual se dibuja con un lápiz digital, permite emular la experiencia de la pintura física. Cada trazo, con su textura y matiz, se realiza con precisión y flexibilidad, gracias a la posibilidad de trabajar en capas independientes que facilitan correcciones y ajustes, «enriqueciendo así la calidad y profundidad del resultado final».
En la obra, la Virgen de la Antigua y el Niño Jesús aparecen sintetizados en las puntadas del bordado. La estética de los bordados, con caras y manos en marfil, remite a la riqueza artesanal y a la belleza de lo elaborado con mimo y dedicación. Se sitúan dentro de un templete oriental, a modo de baldaquino y aparecen rodeados de flores vibrantes que aportan todo su colorido, remarcando así su carácter sagrado. «Este mantón, además, habla de mis propias raíces y tradiciones. Desde Cantillana, mi pueblo, provienen las labores artesanales del enrejado y el bordado, que con tanto cariño han sido preservadas y dignificadas a lo largo del tiempo por las mujeres cantillaneras», matiza Pueyo.
A partir de ella, se despliega un entramado simbólico y alegórico que enmarca a María Santísima y a su Divino Hijo. «Un amanecer mágico y onírico, rodeado de lirios, helechos y heliotropos, se convierte en un escenario que invita a la contemplación y a la introspección. El mantón de manila en esta obra no es simplemente un elemento decorativo, sino un cauce que vertebra los conceptos fundamentales de la pieza. Representa en su bordado chinerías, un estilo con motivos orientales que alcanzó su auge en el siglo XIX. La elección de este estilo no es casual; remite a la tradición de las glorias, donde estos bordados y brocados adornan las vestimentas de las imágenes religiosas y decoran retablos y capillas, especialmente en la Sevilla conventual, donde la devoción y el arte se entrelazan en un diálogo ancestral», apunta el cartelista Ricardo Pueyo.
La presencia del mantón colgado entre los cordeles de una azotea sevillana no es tampoco fruto del azar. Podemos identificar en su silueta a la Asunción de la Virgen, concretamente la pintura ubicada en las gradas de la Catedral de Sevilla, en conmemoración del 75 aniversario de la proclamación de este dogma de fe por el SS. Pío XII en 1950. «La Asunción Gloriosa sostiene el cielo sevillano con sus manos, es besada por los rayos de sol que se escapan entre las verdes hojas de parra y es coronada por doce jazmines que brillan como estrellas, simbolizando su realeza celestial y su papel como Reina de los Cielos, de la Tierra y de todo lo creado», explica el pintor, que finaliza la explicación acerca de la simbología de este cartel apuntando que «en las delicadas labores del mantón, la Virgen se nos presenta, como un susurro de eternidad, entrelazada en cada puntada, elevando la obra a un acto de fe y arte. Es allí donde lo divino y lo humano se funden en un abrazo de luz y color, recordándonos que la belleza, cuando nace del alma, trasciende el tiempo y el espacio, elevándose hacia lo infinito. Sevilla también son sus Glorias».
José Carretero, secretario del Consejo, ha iniciado el acto, seguido de la intervención de Gonzalo Rodríguez Cabello de los Cobos, director de zona de Cajamar, continuando con la presentación del cartel de Hugo Gentil, la intervención del cartelista, Ricardo Pueyo, y el cierre del acto de Francisco Vélez, presidente del Consejo.
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