El trabajo diario de Bendición y Esperanza, la hermandad más joven de Sevilla, para mejorar la vida en el Polígono Sur

El hermano mayor, Ángel Hartmann, confía en que la misión de la Esperanza de Triana redunde en beneficios espirituales y materiales para la parroquia y el barrio

Los vecinos del Polígono Sur arropan a la Esperanza de Triana en la parroquia de Jesús Obrero

Nazarenos de esperanza para el barrio más pobre de España

El hermano mayor de Bendición y Esperanza junto a su titular cristífero Manuel Gómez

La parroquia de Jesús Obrero vive unos días muy especiales con la visita de la Esperanza de Triana con motivo de su misión evangelizadora en el Polígono Sur. El templo, rebosante de vida y de bullicio durante esta semana, ya fue escenario ... en la pasada primavera de otro destacado hito para el barrio: la primera salida con nazarenos de su cofradía en la tarde del Viernes de Dolores.

Bendición y Esperanza es la hermandad de penitencia número 71 de Sevilla, la más joven de la ciudad. Su vida aún es corta, ya que se estableció en su parroquia como asociación de fieles en 2005 para comenzar a salir a la calle con su paso de misterio cinco años más tarde. Sin embargo, la flamante hermandad se ha erigido rápidamente como un auténtico bastión de fe y solidaridad cristiana en un barrio con necesidades particulares como el Polígono Sur.

El primer hermano mayor de la historia de la corporación, Ángel Hartmann, atiende a ABC en mitad del frenesí que antecede a cada día de triduo celebrado por la Esperanza de Triana en Jesús Obrero. Valora el impacto directo de la misión en el barrio: «Están siendo unos días de mucho ajetreo y nerviosismo, pero también de mucha ilusión. Esto es algo muy grande. Solamente hay que ver los miles de vídeos y fotografías que seguramente cada persona de nuestro barrio tendrá guardadas para el recuerdo».

Hartmann agradece «el gesto que ha tenido la hermandad de la Esperanza de Triana de escoger nuestra parroquia para disfrute de todos los vecinos del barrio» al tiempo que se muestra humilde y espera «poder estar a la altura y ayudar en todo lo que necesite la hermandad. Queremos aprender de lo que nos pueden aportar y, como los niños chicos, ser una esponjita y llenarnos de todas las enseñanzas que nos puedan dar».

Muchos hermanos de Bendición y Esperanza son devotos de la dolorosa trianera, incluso dos miembros de junta son hermanos de la corporación de la Madrugada. «Pero, más allá de eso, está siendo algo de todo el barrio. Los días anteriores a la llegada de la Virgen había nervios como los de la noche de Reyes», apunta el hermano mayor, que espera que «no se quede sólo en una visita, sino que deje un legado sobre el que podamos seguir trabajando».

«Somos un brazo de la parroquia»

El trabajo allí es diario. Si algo caracteriza a la hermandad de Bendición y Esperanza es su nivel de involucramiento en el barrio, con diversas actuaciones de carácter social orientadas a mejorar la vida de los vecinos sin importar la religión que profesen: «Somos un brazo de la parroquia, no vamos al margen de la misma. De hecho, este día 16, hemos hecho una operación kilo con motivo de la misión de la Esperanza. Cualquier persona que venga a visitar a la Virgen, podrá aportar un kilo de alimentos que va destinado a nuestra acción social. Nuestra bolsa de caridad trabaja con familias necesitadas durante todo el año. Todos los meses les llenamos un carrito de la compra con alimentos de primera necesidad repartidos entre todas estas familias».

La cosa no queda ahí, ya que los cofrades de Jesús Obrero también tienen en marcha una bolsa de trabajo, una iniciativa que empezó hace ya un año y medio y que está empezando a afianzarse: «Hemos podido colocar a unas 25 personas en diferentes puestos de trabajo gracias a este proyecto. Solamente hay que traer el currículum en las fechas indicadas por secretaría y nuestro diputado de Caridad hace una pequeña entrevista para conocer a la persona y saber dónde puede encajar si llega una oferta de trabajo. Estamos muy contentos por el resultado de estas iniciativas en las que seguimos trabajando y que se van afianzando cada vez más con la ayuda del Consejo de Cofradías a través del proyecto Fraternitas, el Banco de Alimentos y las distintas acciones que se hacen durante el año».

«Hace falta más seguridad, trabajo y educación para que podamos vivir todos más tranquilos y seamos un barrio que recibe, no que exporta familias»

Ángel Hartmann Redondo

Hermano mayor de Bendición y Esperanza

Actualmente, Bendición y Esperanza cuenta con alrededor de 650 hermanos, unas cifras nada desdeñables. Su hermano mayor matiza que los números reales de personas que pasan por la hermandad con cierta asiduidad pueden oscilar entre las 400 o 450 personas, todo ello integrado en el contexto de la comunidad parroquial salesiana que conforma uno de los núcleos más sólidos y que más impulsan actualmente el desarrollo del Polígono Sur.

El barrio, que acusa una de las rentas más bajas de España, tiene unas necesidades concretas en las que la hermandad trabaja a través de las mencionadas herramientas. «Hace falta más seguridad, trabajo y educación para que podamos vivir todos más tranquilos y seamos un barrio que recibe, no que exporta familias», expresa el Hartmann, quien asegura que el objetivo de la hermandad dentro de su barrio no es otro que «trabajar por que aquí se viva un poquito mejor».

También destaca el arraigo cada vez mayor que Bendición y Esperanza está consiguiendo entre los más jóvenes del barrio. Cristian Jiménez es el diputado de Juventud y expresa a este periódico mientras la parroquia se va abarrotando para la misa como se han llevado dos semanas trabajando para recibir a la Esperanza de Triana como merecía: «Lo han hecho con muchísima ilusión y esfuerzo: los niños han estado pintando banderas, pancartas, han hecho un mural con peticiones a la Virgen y una alfombra de romero y pétalos».

El diputado de Juventud de la hermandad, Cristian Jiménez Manuel Gómez

La hermandad cuenta con un grupo infantil de unos siete u ocho niños; el grupo joven, con quince, y el cuerpo de acólitos. «Son tres grupos muy importantes en la vida de la hermandad», aprecia Jiménez. Como no puede ser de otra forma, la juventud también está muy concienciada con la realidad social del barrio y trabaja en distintos proyectos, como recogidas de alimentos en colaboración con la entidad independiente SOS Ángel de la Guardia: «Vamos muchos sábados a la puerta de un supermercado a pedir alimentos para las familias del Polígono Sur».

Además, también colaboran asiduamente en el centro juvenil social de la parroquia, El Cotarro: «Muchísimos fines de semana están los chavales más grandes de animadores, formando un poco a los niños más pequeños del barrio». Acciones cotidianas que son inherentes a la naturaleza de las hermandades y cofradías, pero cobran mayor sentido en un contexto como el del Polígono Sur.

El diputado de Juventud es bien conocedor de la necesidad de apostar por la caridad: «En el Polígono Sur hace falta mucha ayuda, hay muchas familias necesitadas». En esa línea, como el hermano mayor, espera que lleguen los frutos de la misión de la Esperanza, «en forma de caridad, formación, evangelización... y, sobre todo, de esperanza para la gente». Los cofrades de Bendición y Esperanza seguirán trabajando en una misión permanente una vez esté la Virgen de vuelta en Triana.

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