El subdelegado del Gobierno: «Ya se está revisando el dispositivo de seguridad para la próxima Semana Santa»
Francisco Toscano señaló la «voluntad de mejorar» de la Policía Nacional cada año pese a casos tan criticados como el de la entrada sin público de San Isidoro
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Balance de la Semana Santa de Sevilla de 2025: más marcada por la seguridad que por la lluvia
Las vallas que separan los cortejos procesionales del público que acude a ver cofradías en Semana Santa llevan años generando debate y discusión acerca del problema que suponen para la esencia de una fiesta que se sostiene sobre la cercanía entre los fieles y los pasos. Este mismo año se han visto escenas lamentables como la de la entrada de San Isidoro, totalmente vacía de público en la calle Luchana, con vallas que separaban quince metros a los cofrades de la comitiva en la noche del Viernes Santo, un momento de la Semana Santa que no suele presentar problemas de masificación.
El subdelegado del Gobierno en Sevilla, Francisco Toscano, habló de esta situación el martes ante los micrófonos del programa Mediodía Sevilla de Canal Sur Radio, apuntando que la Policía Nacional ya está trabajando para mejorar el dispositivo de cara al próximo año. Su valoración global de la Semana Santa, pese a estas lamentables situaciones vividas en más de un punto, es positiva por la «ausencia de incidentes de gravedad y, en ese sentido, tenemos que mostrarnos satisfechos». Sí que apuntó algunos momentos con mayor dificultad, como la explosión del transformador en la calle Relator en la Madrugada, agradeciendo el trabajo de la Policía Nacional, el resto de servicios públicos, la hermandad de la Macarena y la propia ciudadanía por su reacción.
En lo referente al problema de las vallas y la distanciación del público respecto a las cofradías, Toscano hizo una distinción entre tres tipos de escenarios distintos. Por un lado, el vallado en el entorno de la carrera oficial, donde «la Policía Nacional no tiene ninguna intervención» al ser peticiones que hace el propio Consejo de Cofradías a la Policía Local, si bien el presidente reconoció que lo ocurrido este año en el acceso de hermandades como la Estrella, el Baratillo o la Quinta Angustia no se puede volver a repetir.
Vallas, vallas y más vallas
Otro caso son las salidas y entradas de los templos, donde «son las propias hermandades en su organización las que plantean ese tipo de controles», al igual que en otros puntos críticos de su recorrido: «La Policía Nacional trabaja ahí a partir del escenario que se encuentra». Y, por último, se encuentran algunas zonas más complejas de la ciudad «por el volumen de gente y la confluencia de nazarenos», destacando «tres grandes puntos: el Postigo, el eje Placentines-Alemanes y el final de Francos y la cuesta del Rosario».
Estas declaraciones chocan con las del hermano mayor de San Isidoro, que ante los mismos micrófonos radiofónicos aseguró no haber pedido ningún tipo de aforamiento ni medidas específicas de seguridad más allá del acompañamiento de agentes durante la estación de penitencia, al entender por la experiencia de años previos que no era necesaria ningún tipo de intervención, y menos una tan desmesurada como esa, que produjo «una gran tristeza y consternación» en el seno de la corporación del Viernes Santo. El propio alcalde, hermano de al corporación de la Costanilla, también reconoció que no le gustaba lo ocurrido con las vallas.
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José Manuel Rubio atendió a los micrófonos de El Llamador de Canal Sur Radio, mostrando la «consternación» que sintió la hermandad al ver las calles vacías
El subdelegado del Gobierno señaló que el control de aforo en distintos puntos y momentos de la Semana Santa se lleva haciendo ya unos años y que se encuentra «cada año en revisión; de hecho, ya están inmersos en ello con la voluntad de mejorar cada año». También mencionó la búsqueda por parte de la Policía Nacional del «equilibrio entre mantener unas adecuadas condiciones de seguridad y garantizar el disfrute del discurrir de las cofradías», un equilibrio que, como ha quedado demostrado este año, aún está lejos de encontrarse por la desnaturalización de la Semana Santa que provoca.
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