Semana Santa Sevilla
Sevilla entierra la Semana Santa más grande del siglo XXI
La procesión magna puso el colofón perfecto en un Sábado Santo de multitudes y momentos para la historia
La ciudad se demostró a sí misma que es experta en organizar con naturalidad eventos que acaban siendo espléndidos
Sábado Santo y Santo Entierro Grande de Sevilla: así te hemos contado la jornada completa en directo
Esplendor en el Santo Entierro Grande: todas las galerías de esta jornada histórica
Sevilla
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Iniciar sesiónPasarán los años y la ciudad recordará lo vivido en este Sábado Santo para la historia que puso el mejor colofón posible a la Semana Santa más grande del siglo XXI. Primero, porque ha sido plena de cofradías, algo que no ... ocurría desde 2017 y, segundo, porque lo que ayer se vivió con el Santo Entierro Grande y la selección de los pasos participantes no tiene comparación posible con nada que se recuerde en la época contemporánea. Sería necesario un periódico entero para completar esta crónica de una jornada de innumerables momentos para la historia. Fue multitudinaria como no se recuerda otro evento en Sevilla y, pese a las bullas y los cruces no hubo un sólo incidente de mención. Ésta es la historia más grande jamás vivida en Sevilla, paso a paso.
A eso de las dos de la tarde, con un sol abrasador, en el Porvenir era Domingo de Ramos. Cruzar la calle Río de la Plata llena de paraísos azules retrotrajo a una semana antes, porque todo fue igual. Se activaba el Santo Entierro Grande como se inaugura la Semana Santa: con el Señor de la Victoria andando por derecho buscando el Parque... con la novedad de los Jardines de Murillo. Fue el primer momento de un día tan rico que llegó a ser frustrante por no poder vivirlo todo.
De allí al Lunes Santo con San Gonzalo, cuya salida coincidió en hora con la Trinidad. Lo de siempre y lo extraordinario. En María Auxiliadora sonaba las Cigarreras tras el Decreto cuando el Soberano Poder cogía el compás de Virgen de los Reyes. La simbiosis entre la agrupación y la cuadrilla fue uno de los mayores reclamos de este día histórico. San Gonzalo se llevó alguna de las mayores bullas del día por todo su recorrido, que lo inició con 'Perdona a tu pueblo', homenaje a Juan Vizcaya, que soñó con mandar la cuadrilla que fundó con esta marcha, pero no llegó a hacerlo.
Comenzaba así un carrusel de salidas de hasta 26 pasos que se pusieron en la calle este Sábado Santo lleno de contrastes. Porque, cuando el Soberano Poder llegaba a San Martín de Porres, de San Marcos salía la Piedad de los Servitas con 'La muerte de Ase'. Las hermandades del Sábado Santo notaron la celebración de la procesión magna. Perdieron nazarenos en un alto porcentaje y, más allá de las fronteras del Centro, también mucho público.
El siguiente punto era la calle Pureza. Allí, con media calle a la sombra y la otra media achicharrada por los 31 grados de temperatura se abrían las puertas de la capilla de los Marineros. Las figuras secundarias del misterio de las Tres Caídas presentaban una estética distinta como los ropajes y el cepillo en lugar de las plumas del centurión a caballo. Allí estaba esperando un relevo de la banda con apenas 60 músicos. Las Tres Caídas llevó a la Esperanza de Triana un tercio de sus componentes, que se relevaron tras la salida de la Catedral. Pero no se notó nada, porque nada más salir, sonó 'Esperanza gitana' y se formó la algarabía de cada Madrugada, pero con la solana de las cuatro de la tarde.
En ese momento, a la vera del Arco de la Macarena se ponía en la calle el Señor de la Sentencia. La Centuria, esta vez sin armaos, empezó a tocar desde dentro y el paso salió de una vez con su característico costero a costero, en busca de las amplitudes. Atravesar la Alameda fue un enorme acierto que ayudó a descongestionar el público.
Y, a las cinco, le llegó el turno a los olivos: el Beso de Judas y Montesión. El Señor de la Redención ganó con la túnica morada y bordada y, el de la Oración en el Huerto, con los sones de Arahal. La conjunción entre la agrupación y el paso fue otra de las grandes novedades.
El público que vio Montesión salir se fue a buscar a la Amargura y, tras ella, al misterio de la Exaltación, que también presentó una disposición historicista. A la Virgen de San Juan de la Palma -el único palio de la procesión general y único paso que fue con música todo el camino- le dio el sol de lleno en el rostro cuando sonaron los compases de Font de Anta pasadas las seis. Esa luz de la tarde regaló una estampa única al encarar Conde de Torrejón con 'Virgen del Valle'.
La Magdalena
La bulla del Altozano con San Gonzalo y las Tres Caídas se multiplicó cuando estos pasos llegaron casi juntos a San Pablo. De la algarabía se pasó a la solemnidad. Porque, en cuestión de minutos, de la capilla de Montserrat salió el misterio de la Conversión, que llevaba los antiguos arcángeles atribuidos a la Roldana. Y, de la Magdalena, consecutivamente, el Calvario y la Quinta Angustia. Ver al crucificado de Ocampo a plena luz del sol fue una de las estampas más recordadas del día.
Como lo fue también el encuentro que, pasadas las siete de la tarde, se vivió en el Museo. La Expiración frente a frente. Bajaba por la Puerta Real el Cachorro en un contraluz imponente, con el tambor fúnebre de una banda de música, que fue irrepetible. Con 'La Soledad' cruzó Alfonso XII el Cristo, que lució corona de espinas y potencias, lo que le confirió el mayor realce posible para el crucificado cumbre de la Semana Santa. Se abrían las puertas de la capilla del Museo y aparecía, allí colocado, el paso del Cristo de Marcos Cabrera, para recibir al de Ruiz Gijón. El manierismo frente al barroco. Sonó 'Expiración' de Font para este momento en el que se congeló el tiempo, que es la mejor metáfora de este cara a cara entre la vida y la muerte.
La cofradía perfecta
Como una sucesión de acontecimientos, se producía otra de las estampas que más se recordarán en los libros de historia. Pasión y la Amargura formando la cofradía perfecta. El Nazareno de Montañés a los sones de la banda del Carmen de Salteras, que no dejó nunca sola a la Amargura. Como no la dejó tampoco Pasión. Porque, cuando el palio de San Juan de la Palma se paró en la calle Alemanes por un problema en una de las jarras, el cortejo de la hermandad del Salvador también se detuvo a esperarla. Fue como si el Hijo quisiera ir junto a la Madre por la calle de la Amargura. Se despidieron junto al azulejo del Amor. Fue el único momento en el que sonó el silencio tras el palio, para respetar la entrada de Pasión.
El encuentro en el Triunfo
Minutos antes, en la plaza del Triunfo, se produjo otro de los encuentros que quedarán para los anales. El Beso de Judas se paró junto a la muralla para que el misterio de San Gonzalo, desde el otro extremo de la plaza, se pusiera a su altura. Entonces se levantó el paso del olivo y comenzó a sonar 'Réquiem', homenaje a Bienvenido Puelles, y a girar para encararse con el Soberano Poder. Fue tan improvisado que nadie lo sabía. Los dos misterios del Lunes Santo se saludaron y continuaron la marcha al compás de la agrupación de la Redención; y detrás, el paso de la Flagelación de las Cigarreras esperando, aunque también cogió el ritmo. Tres misterios andando al son de una misma banda.
Quedaban los regresos multitudinarios como el de Montesión por el Arenal, los pasos de la Coronación de Espinas y el Calvario por el Salvador, el de la Sentencia por el cardo máximo de la calle San Luis o el del Beso de Judas por los Jardines. Muchos se fueron a Triana -en busca de los andares coreográficos o de la solemnidad del Cachorro- y otros tantos al entorno de la Alfalfa para ver también por allí la Exaltación y luego a la Amargura por Sor Ángela, con una inmensa bulla delante pese a que no se abrieron las puertas del convento al estar celebrándose la vigilia.
El broche de oro lo puso la Soledad, porque en este Sábado Santo extraordinario también estuvieron los ritos de siempre. Allí, de nuevo, Sevilla se acercó a tocar la puerta de San Lorenzo para pedir 'salud y hasta el año que viene', para que la Semana Santa sea tan perfecta como la de este año... Fue el día soñado. Aleluya.
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