PATRIMONIO

El impresionante cortejo de los Reyes Magos que talló La Roldana

El Museo Nacional de Escultura de Valladolid atesora una excepcional cabalgata de Reyes atribuida a Luisa Roldán

Manuel Jesús Roldán

05/01/2019 a las 00:15h.

Aunque incompleto, hasta diecinueve integran una cabalgata de los Reyes Magos formada por piezas realizadas en madera de cedro policromada, con un tamaño que oscila entre los 20 y los 40 centímetros. Un rico conjunto que muestra una excelente variedad compositiva ... e iconográfica, con seis personajes montados a caballo, dos sobre camellos y el resto a pie, con la inclusión de fantasías propias de bestiarios medievales, como la presencia de un unicornio como medio de traslado de uno de los integrantes del cortejo.

Heraldo Anunciador de la Roldana / MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

Según refiere Miguel Ángel Marcos Villán en el catálogo del museo, la existencia del conjunto era conocida desde antiguo, ya que participó en 1950 en la exposición Nacimientos , celebrada en el Museo Nacional de Artes Decorativas (Madrid), en cuyo catálogo figuraron como obras de escuela sevillana de del siglo XVII en propiedad particular. El conjunto fue atribuido definitivamente a Luisa Roldán (Sevilla, 1652 – Madrid 1711) por el profesor Alfonso Pleguezuelo, indicando la posible participación de Luis Antonio de los Arcos, marido de la escultora sevillana, en la realización de las tallas. Según esta catalogación, la obra se situaría en la etapa andaluza de la escultora, por tanto, antes de 1689, año de su traslado a Madrid, donde acabaría siendo nombrada escultora de cámara de la corte del rey Carlos II , un cargo que sería renovado por la corte de Felipe V ya a comienzos del siglo XVIII.

Rey Melchor de la Roldana / MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

El conjunto debió tener mayores dimensiones, pudiendo formar parte de un belén completo del que se desconoce su destino final. Una pieza, el caballo del heraldo anunciador, fue sustituida en 1727 por otra en barro realizada por el escultor sevillano José de Cárdenas, un indicador de las pérdidas que debió sufrir el conjunto desde fecha muy temprana.

Paje del Rey Melchor de la Roldana / MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

Reyes, heraldos y pajes realizados en madera de cedro con una notable policromía de punzonados, esgrafiados en oro y hasta aplicación de pequeños cristales sobre los ropajes, nos permiten imaginar una mayor riqueza en algunas piezas, que debieron tener arreos de caballería perdidos en su mayoría.

Heraldo del Rey Gaspar de la Roldana / MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

En el estudio del profesor Pleguezuelo se insiste en la excepcional rareza de las tipologías del cortejo, donde aparecen los reyes tradicionales con sus séquitos, que incluye un heraldo anunciador de cada uno de ellos y varias piezas, especialmente en Baltasar, representando a pajes que van andando. Sorprende la minuciosidad y riqueza de las vestimentas, con Melchor vestido a la romana y su heraldo montando un unicornio, toda una concesión a las fantasías medievales que ya era poco habitual en las representaciones del Barroco.

Paje del Rey Gaspar de la Roldana / MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

La moda de los miembros del cortejo de Gaspar (del que se desgraciadamente no se conserva al propio Rey) sigue una iconografía habitual en el siglo XVII, la vestimenta “a la turca”. Seguía modelos propios del siglo anterior en los que la presencia del “turco” era uno de los peligros acechantes de la monarquía española por el control del Mediterráneo. Por ese motivo se creó una estética de personajes que podían rayar lo grotesco, con largos bigotes y tez morena, que se acabaron convirtiendo en la estética habitual de sayones de las escenas de la Pasión de Cristo o, incluso, en receptores de golpes en muñecos fabricados para los ensayos de diferentes tornos y justas ecuestres, dando lugar al dicho popular de “ser cabeza de turco”. Sin esta concepción aparecen en el cortejo de los pajes del rey Gaspar, un nuevo contraste con los turbantes y capacetes cónicos del rey Baltasar, montado sobre un dromedario, que se acompaña por un heraldo y diferentes pajes a pie. En ello se sigue otro convencionalismo que ha perdurado a través de los siglos, la marcada negritud de sus rostros, sin apenas concesiones a otro color que no sea el marcado rojo carmín que presentan los labios del rey Baltasar, otro convencionalismo popular que llega hasta nuestros días . Iconográficamente, la presencia más sorprendente es la del mítico rey de Tarsis o de Tartessos, representado junto a su cortejo con las ropas habituales del siglo XVII, calzas acuchilladas, gorgueras propias de las primeras décadas del siglo XVII y sombreros cilíndricos. Esta presencia del mítico rey tendría justificación en textos como los de fray Juan de Pineda (Salomon praevius, Venecia 1611) o de fray Gerónimo de la Concepción (Emporio del Orbe: Cádiz ilustrada, Ámsterdam 1690), que en el siglo XVII vinculaban al sur de España y especialmente a Cádiz con el antiguo reino bíblico, cuyas riquezas habían permitido a Salomón construir el templo de Jerusalén.

Paje del Rey Gaspar de la Roldana / MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

Junto a esta compleja interpretación, otros autores apuntan la glorificación de Felipe II (realmente las ropas de estos personajes corresponden más a la estética de fines del siglo XVI, recordemos que en el siglo XVII hubo disposiciones para el empleado de cuellos más sencillos que sustituyeran al de “lechuguilla” ) como el nuevo Salomón de la Edad Moderna. La posible realización del conjunto durante la estancia de la escultora en Cádiz podría ayudar a justificar esta apuesta por “el cuarto rey”. En otras interpretaciones Gaspar sería el mítico rey de Tarsis, por lo que se mantendría la concepción tradicional del número tres para agrupar a los magos de Oriente.

Rey de Tarsis de la Roldana / MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

En la interpretación iconográfica de los Reyes Magos hay un alto componente de añadidos legendarios y apócrifos, ya que sólo aparecen citados en el Evangelio de San Mateo como “magos”, sin referencia a su número ni a sus nombres. Algunos datos se añadirían en el Evangelio apócrifo del Seudo Tomás, donde se citaban unas supuestas legiones de soldados que los acompañaban, o el Evangelio armenio de la Infancia, donde aparecen los términos de Balthazar, Melkon y Gaspard para referirse a los magos, todo un precedente de la primera aparición de sus nombres actuales que se suele situar en los mosaicos del siglo VI de la iglesia de la Apolinar el Nuevo en Rávena.

Heraldo del Rey de Tarsis de la Roldana / MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

En la conformación de su simbología, la aparición de sus supuestas reliquias en Milán y el traslado a Colonia, tras el saqueo de la ciudad por Federico Barbarroja, fueron conformando su iconografía de reyes que venía sustituir al apelativo de “magos” , término más entendible en la actualidad como “sabios”. Con base en historias legendarias o en fuentes bíblicas se fue conformando su simbología. El mismo salmo 72 del Antiguo Testamento refiere que “Se postrarán ante Ti, todos los reyes de la Tierra”. Según algunas interpretaciones, esto explicaría la procedencia de Asia de Melchor (la fama de los astrónomos de Babilonia era generalmente reconocida) proviniendo Gaspar de Europa (de Tarsis, el extremo más occidental de la tierra entonces conocida, interpretación que eliminaría la presencia del “cuarto rey”) y Baltasar de Egipto (tierra de las pirámides y la ciencia más inaccesible). En el mismo salmo se indicaba que “los reyes de Tarsis y las islas te traerán tributos”. A estas interpretaciones se añadirían posteriormente símbolos de las tres edades de la vida, aplicables a cada uno de los tres reyes o el simbolismo de cada uno de los regalos, el oro, el incienso y la mirra, alegorías de la realeza, de la divinidad y alusión a la muerte del Niño que acababa de nacer.

Paje del Rey de Tarsis de la Roldana / MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

Un cortejo lleno de símbolos interpretado por la gran escultora del Barroco , con una ambientación que va más allá de la recreación histórica y con una calidad técnica que convierte al cortejo de Luisa Roldán en una de creaciones más impactantes de la escultora sevillana.