Iglesia
Basílica de María Auxiliadora, historia del cristianismo en Sevilla hecha templo
La iglesia salesiana, centro de un enorme complejo educativo y pastoral, es la sede de la Hermandad de la Trinidad
El edificio está construido sobre las galerías donde, según la leyenda, se martirizó a las santas patronas Justa y Rufina
S. L.
La Basílica de María Auxiliadora es uno de los templos de Sevilla más cargados de historia. Además, para dotar de más simbolismo a este lugar, en los sótanos del convento existen unas galerías donde, según la tradición, estuvieron presas las santas mártires Justa ... y Rufina , patronas de Sevilla, a las que los romanos encarcelaron por profesar el cristianismo en la clandestinidad. Esto da una idea de la época en la que ya existía una edificación en esta zona.
Este templo fue, en un primer momento, la iglesia del convento de la Trinidad, que fundaron los trinitarios después de la Reconquista de Sevilla por Fernando III el Santo a mediados del siglo XIII. Con todo, dicha iglesia duró hasta el 1617, cuando siendo superior fray Pedro de Ahumada, trinitario cordobés, la mandó derribar. Hubo que reconstruir la iglesia en 1621, cuando se erigió la que actualmente se mantiene. Fue diseñada por fray Miguel de Peñalosa y por Miguel de Zumárraga, el arquitecto mayor de la Catedral de Sevilla, construyéndose por Juan de Segarra, arquitecto, y por Andrés de Oviedo, maestro mayor de la ciudad. Tras quedar de nuevo prácticamente destruida por culpa de la invasión francesa en el año 1808, el convento pasó a usos civiles como cuartel y viviendas con la desamortización de Mendizábal de 1835 hasta la llegada de los Salesianos en 1893, que convirtieron este punto de la ciudad en colegio y reformaron la iglesia para convertirla en el Santuario de María Auxiliadora, que fue declarado de interés histórico artístico en 1976 y Basílica Menor ya en el año 2008 por el Papa Benedicto XVI.
Del exterior del edificio religioso destaca un arco de entrada de piedra que se aprecia desde la Ronda Histórica de Sevilla, en el que se puede ver un retablo cerámico de María Auxiliadora y una estatua de San Juan Bosco. Una vez se supera la característica portada, se accede a un amplio patio que da acceso al templo, al colegio y a la casa de la Hermandad de la Trinidad, que procesiona la tarde del Sábado Santo hasta la Catedral. En el patio se encuentra un busto de San Juan Bosco y una imagen de Margarita Occhiena. En cuanto a la iglesia en sí, la portada está encabezada por un azulejo de San Fernando, acompañado por medallones de Santa Justa y Santa Rufina. La torre, por su lado, está cubierta de azulejos blancos y azules.
Una vez dentro, cabe recordar que las naves laterales estaban separadas por muros, pero éstos fueron derribados en 1943. También se quitaron las rejas de las capillas, salvo la de la Hermandad de la Trinidad, que se encuentra a los pies del templo, en la nave del Evangelio. Tanto la nave central como las laterales están decoradas con motivos vegetales, escudos y pinturas murales del siglo XVIII. El altar mayor es neobarroco, ya del siglo XX, y está presidido por la talla de María Auxiliadora, realizada por el taller de Sarriá y bendecida por el cardenal Benito Sanz y Forés, siendo madrina del acto la infanta Luisa Fernanda de Borbón en 1895. Fue coronada canónicamente en 1954 por el cardenal Pedro Segura. Flanqueando a la titular del templo se encuentran las imágenes de Santo Domingo Savio y Santa María Mazzarello , la fundadora de las Hijas de María Auxiliadora. Y justo por encima de la Virgen está situadas Santa Justa y Santa Rufina, con los fundadores trinitarios, San Juan de la Mata y San Félix de Valois, a los lados. En la parte superior del retablo, se forma un arco de medio punto, que se adorna con lienzos de Antonio Cabral Bejarano, pintados en 1814; el central representa a la Santísima Trinidad, sobre un trono de nubes y debajo varios ángeles y santos; y en los laterales, dos escenas trinitarias. La basílica también alberga esculturas del Niño Jesús de mediados del siglo XVII; un relieve de la Adoración de los pastores, realizado por Diego López Bueno entre 1601 y 1602; Cristo atado la columna, realizado por Juan Giralte en 1565; y una Piedad de mediados del siglo XVI.
La iglesia se encuentra justo sobre el lugar en el que, según la leyenda, estaba la cárcel donde martirizaron en el siglo III a las santas sevillanas Justa y Rufina . Se trata de las Sagradas Cárceles. Aunque se mantienen estas galerías subterráneas e incluso la columna de piedra donde se supone que una de ellas fue atada, toda esta zona bajo el nivel del suelo no es visitable. También hay un pozo de cuya agua se dice que tiene propiedades curativas, por intercesión de las santas. Además, hay una columna de granito con una pequeña cruz que, según la tradición, fue realizada por las santas durante su cautiverio.
La Basílica, primera en España dedicada a María Auxiliadora, constituye el núcleo de un complejo educativo y pastoral que la convierten no solo en una de las iglesias con mayor raigambre histórica y artística de Sevilla, sino también en un lugar de culto ejemplar en vida litúrgica y religiosidad popular, en centro de formación cristiana y de apostolado laical, así como de acción caritativa y social para todos los fieles; y todo ello bajo el impulso y cuidado pastoral de la Comunidad Salesiana y el Auxilio de María.
El histórico templo es sede de dos hermandades. Allí tiene su sede canónica la Hermandad de la Trinidad , que procesiona el Sábado Santo haciendo estación de penitencia a la Catedral. El Cristo de las Cinco Llagas y el misterio del Sagrado Decreto se remontan al siglo XVII, aunque se desconocen sus autores. La Esperanza de la Trinidad es obra de Juan de Astorga, datando, por tanto, principios del siglo XIX. Por otro lado, la Archicofradía de María Auxiliadora Coronada, de la Santísima Trinidad y San Juan Bosco, procesiona en mayo y celebra la festividad del fundador y la de los santos salesianos el 31 de enero.
En la basílica, ubicada en el número 18 de la calle María Auxiliadora, se celebran misas de eucaristía a las 9.00 y a las 20.00 horas los días laborables, y a las 9.30 horas, 11.00 horas, 12.00 horas, 13.00 horas y 20.00 horas los domingos y festivos. El horario de verano (julio y agosto) varía e incluye misas a las 9.00 horas y a las 20.30 horas las jornadas laborables, mientras que los domingos y festivos esas celebraciones están fijadas a las 9.30 horas, las 11.00 horas, las 12.00 horas y las 20.30 horas.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete