Crónica
El Rocío firma la víspera más extraordinaria en la coronación de su dolorosa
La corporación del Lunes Santo trasladó a su titular mariana a la Catedral en un paso de gloria y a sones de las agrupaciones de la hermandad
Manuel del Cuvillo, hermano mayor: «La coronación será el acontecimiento más importante de la historia de la hermandad»
Las hermandades jóvenes escriben las páginas más doradas de su historia continuamente. El caso del Rocío, o el Beso de Judas, o la Redención, es particular, porque ha alcanzado las siete décadas con una popularidad y una nómina de hermanos con las que otras con siglos a sus espaldas sólo sueñan. Este viernes, trasladaron desde el Salvador a la Catedral a su titular fundacional, la Virgen del Rocío, para culminar con su coronación canónica un año verdaderamente extraordinario.
Desde Cuna se colaba la alegre melodía de '¡Llega la Redención!' minutos después de las nueve. Con un sonoro aplauso fueron recibidos en la plaza del Salvador los músicos de las agrupaciones Nuestro Padre Jesús de la Redención y María Santísima del Rocío, ambas propias de la hermandad. Sus integrantes, un compendio de jóvenes y veteranos que sienten en verde y morado, eran los encargados de poner la banda sonora al traslado hasta la Catedral, tal y como ocurrió hace veinte años en un Sábado Santo para el recuerdo de los cofrades de Santiago. En la memoria, Francisco de Paula, Paquito, que ya disfruta de la compañía de la Virgen. Por él lloraron los clarines.
El caminar de los hermanos con cirio que comenzaron a salir de la iglesia colegial del Salvador se acompasaba al agitado batir de los abanicos que dominaba la plaza cubierta por toldos y engalanada con colgaduras rojas. El calor, por fortuna, no era tan intenso como en los días previos pero, aún así, hacía un bochorno palpable, especialmente dentro de la muchedumbre que acabó por reunirse minutos antes de que la Virgen del Rocío asomase bajo el dintel del colosal templo patrimonio del Cabildo Catedral. Antes de eso salió la propia corona con la que este sábado será coronada la imagen, obra de Jesús Domínguez bajo diseño de José Delgado, y portada por hermanos de la corporación del Lunes Santo, entre ellos, Federico González, el joven con TEA que realizó el cartel de la coronación.
El reloj marcaba las diez menos diez de la noche cuando, aún con la luz del día, salía la Virgen del Rocío con los inusuales sones de sus agrupaciones y entre aplausos de los presentes. El paso de gloria del Rosario de San Julián, donde la Virgen ha presidido también el triduo extraordinario, se detuvo antes de afrontar la bajada por la emblemática rampa que cada Domingo de Ramos carga con el peso del misterio de la Borriquita. Del mismo color llevaba las flores, rosas, que creaban una armónica conjunción con el tisú verde manzana del manto de la coronación de la Esperanza de la Yedra, cedido para tan especial ocasión por los cofrades jerezanos. Todo era extraordinario en el sentido más puro de la palabra: fuera de la regla.



Sólo el ruido de algún cristal caído que rodaba por el suelo rompía la rotundidad de los sones de la Redención, que interpretó en mitad de la plaza una adaptación de la salve rociera que fue cantada por una gran cantidad de fieles. Apenas un mes después del Rocío, la luz de Pentecostés brillaba con fuerza en Sevilla. Entonces sonaron 'Seres de luz', dedicada a los niños enfermos de cáncer, y 'Divino Redentor', una marcha de Emilio Muñoz Serna que es todo un emblema de la banda y la hermandad, cuyos miembros siempre tienen presente a Jesús de la Redención.
Bajo las portadas del Corpus
Y de Pentecostés al Corpus. La Virgen se adentró en la plaza de San Francisco, donde permanecían montadas las portadas de la procesión eucarística de la Catedral, una de ellas dedicada a la corporación de Santiago por la coronación. A sones de 'Bendita tú eres' y 'María Santísima del Rocío', el paso atravesó la alfombra de sal instalada por la hermandad Sacramental de Tomares y llegó al Ayuntamiento, donde la esperaba la Corporación Municipal. Allí, los costaleros volvieron el paso para detenerse frente a la representación. Una lluvia de pétalos, como la que cada año cae de la cúpula del Panteón de Roma el domingo de Pentecostés, fue ofrecida desde el balcón del Consistorio.
El paso recorrió toda la plaza a sones de piezas dedicadas a la imagen tallada por Antonio Castillo Lastrucci hace setenta años, culminando con la adaptación de 'Espíritu Santo' a agrupación musical mientras la dolorosa cruzaba el arco inspirado en la puerta de la iglesia de Santiago el Mayor.
La entrada, a medianoche
Los turistas propios del Centro, que hablaban en idiomas desconocidos para la mayoría de los sevillanos, se entremezclaban con los propios cofrades que arropaban el discurrir de la Virgen del Rocío en su traslado. Pese a lo breve del recorrido, directo desde el Salvador hasta la Catedral, el pausado ritmo del paso hizo que no se cumpliera el horario establecido inicialmente, de forma que la víspera se fundió con el día de la coronación.
Ya era 5 de julio cuando las campanas de la Giralda repicaron anunciando la entrada de la bienaventurada Virgen del Rocío en la Catedral. En su interior, en el altar dispuesto en el trascoro, ya la esperaban los doce apóstoles dispuestos a recibir el fuego de Pentecostés. Apenas habrá tiempo de procesar lo vivido, puesto que los hermanos del Beso de Judas tienen en la mañana de este sábado la cita más importante de su historia.
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