¿Cuáles son los retos y límites a los que se enfrenta un restaurador de una imagen como la Macarena?
Fernando Aguado, que también suma la doble condición de escultor e imaginero, despeja la diferencia entre restauración y conservación
La Macarena no dará explicaciones sobre la Esperanza hasta que analice los informes «para tener una valoración fundamentada»
La intrahistoria de las 24 horas más tensas en la Macarena: ¿le han puesto pasta de madera en los ojos a la Virgen?

El 2 de mayo del presente año la hermandad de la Macarena avanzó a sus hermanos que sus tres imágenes titulares iban ser retiradas del culto al objeto de «acometer actuaciones de conservación y mantenimiento», con el fin de garantizar su estado óptimo de cara ... al futuro. Una serie de labores en las que estaban incluidas diversas pruebas diagnósticas (TAC y radiografía) «para un mejor estudio de su conservación», todas ellas previstas por la junta de gobierno por el Plan Permanente de conservación aprobado por el Cabildo General Ordinario de 2011. Lo cierto es que el Señor de la Sentencia y la Virgen del Rosario salieron mejor parados en su día pero el resultado de dichas actuaciones sobre la Virgen de la Esperanza, que ha pasado por hasta cuatro rostros distintos en las últimas horas, ha desatado una de las polémicas más controvertidas de los últimos años en lo que al tratamiento del patrimonio cofrade se refiere, tanto es así que ya son muchas las voces a nivel personal y profesional que quieren dar su visión no sólo por lo acontecido en la Macarena sino por lo que implica un proceso de tales características. ¿Cuáles son los retos y límites a los que se enfrenta un restaurador de una imagen como la Macarena?
Para conocerlos Pasión en Sevilla se ha puesto en contacto con Fernando Aguado, escultor e imaginero sevillano, que es autor, entre muchas otras imágenes y proyectos, de dos de las restauraciones más importantes del presente siglo en Sevilla como fueron la del Cautivo de Santa Genoveva allá por 2013 y la más reciente, la del Señor de las Penas, concluida en diciembre del pasado año 2024. Es por tanto la de Aguado una de las voces más autorizadas, primero, para establecer una categorización y una aclaración de los conceptos empleados, y segundo, para conocer los entresijos del tema. Para explicar que no es lo mismo ni se le parece una restauración que cualquier tipo de actuación de conservación en una imagen que cuenta con unción sagrada, y sobre todo para dar cuenta de qué criterios se siguen y qué comisiones se forman en según qué casos para que la información fluya y las juntas de gobierno estén al tanto de lo que les va cambiando sus titulares al minuto.
«Cuando se hace una restauración, hay hermandades que o bien forman una comisión o se hacen visitas periódicas de la junta. Todo lo que hagas lo normal es que se consulte. Cuando toca limpieza, en mi caso lo que hago es aprobar la mitad del rostro. Si se aprueba, sigo. Es mi manera de trabajar. En mi taller no sale nada que no esté aprobado», advierte nada más ser consultado. Manifiesta eso sí el artista sevillano que hay proyectos que necesitan de mayor tiempo que otros. Él siempre tuvo claro que no podía hacer las cosas a la ligera, tratándose como era de dos de las imágenes más poderosas de la Semana Santa de Sevilla como así queda fehacientemente probado cada Lunes Santo: «Con el Cautivo estuve hasta septiembre, y con el Señor de las Penas de San Vicente, de junio a diciembre. La limpieza la comencé en junio para que todo fuese un conjunto. Lo visual es fundamental. En este caso sí hubo una comisión formada por miembros de junta: hermanos mayores, hermanos antiguos, o Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural. Lo que hicieron fue ayudar y aportar», declara Aguado, no sin agregar que la confianza en su criterio es vital en para que sea él quien finalmente trabaje sobre cualquier talla, ya sea presente o futura.
El rol del técnico, clave
«La junta no está capacitada como un restaurador para tomar decisiones», refiere, en lo que atañe siempre a su campo, y a su modo de ver debe existir un vínculo de confianza. «El único que puede opinar es un técnico», añade. Para el Señor de las Penas, Aguado apunta que le hizo «radiografías y un análisis de la madera y la policromía, y todo eso en medio del proceso de limpieza», resume. Ahora bien, todo cambia cuando hablamos en términos conservativos como los que la Macarena ha querido dotar primeramente la evaluación de la Virgen de la Esperanza y luego demostrar, al contrario de lo que estaba establecido, que se le han acometido actuaciones que no estaban previstas previamente hasta el punto de trastocar su mirada: «La conservación puede ser un alfilerazo, el reintegro de la policromía, o un punto para conservar lo que había», señala en ese mismo sentido sin querer emitir juicio de valoración alguno sobre la polémica suscitada por la corporación de la madrugada, reacia aún a dar explicaciones a sus hermanos hasta que no recopile toda la información de los informes.
«Una limpieza es una intervención. Se limpia para conservar. Yo he tratado a María Auxiliadora de Nervión y he detectado que había dos defectos, por eso se hizo una actuación conservativa, mientras que una restauración es otra cosa muy distinta. Ahora bien, para conservar tienes que intervenir mínimamente», plantea. Lo que sí reconoce licenciado en conservación y restauración por la Universidad de Sevilla en este punto es que no aparece reflejada la limpieza como punto de intervención de la Macarena, que sí ha evidenciado un rostro fácil de distinguir en varias ocasiones en las últimas 48 horas: «No puedo dar una opinión fundada, puedo decir lo que intuyo. Pero he vuelto a leer la información del cabildo general y no se habla de limpieza», apostilla.
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