Así fue la restauración de Arquillo a la Macarena en 1978: «No está igual del todo»
El profesor y su equipo se ocuparon también de aquella intervención a la Virgen de la Esperanza, que, pese a su buena acogida, no estuvo exenta de debate
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La restauración de la Macarena –y los retoques posteriores– han generado una controversia de una intensidad pocas veces vista antes en el mundo de las cofradías. Sin embargo, no es la primera vez que una intervención de la Virgen de la Esperanza da lugar ... a debate.
El profesor Francisco Arquillo fue el encargado de realizar aquellas ya lejanas restauraciones de 1978 y 1992, que, si bien tuvieron un resultado muy aceptado en líneas generales tanto por los expertos como por los devotos, no estuvieron en ningún caso exentas de polémica.
Como prueba de ello, sirva la hemeroteca de ABC. Los ejemplares de febrero de 1978 recogen la restitución al culto de la Macarena después de las labores del que durante todas estas décadas ha sido su médico de cabecera. Cuando fue se presentó la Virgen después de que se sanease la imagen, se restañaran las grietas y se consolidara su estructura, se dijo que «la impresión general es que la restauración ha sido un éxito».
La expectación era similar a la que los fieles tenían el pasado fin de semana, aunque con una respuesta más favorable: «Una gran multitud se apiñaba a las puertas del templo. San Gil tenía aire de jubileo cofradiero. Miradas lentas, silencio y rezos», firmaba Francisco Gil Delgado, que también señalaba la disparidad de comentarios de los macarenos: «Está igual»; «No está igual del todo». También apostillaba que «la Virgen no ha cambiado, salvo en la suavización de la célebre mancha de su rostro», que se volvió mucho más leve.
Arquillo, «visiblemente emocionado»
También mostraban las páginas cuaresmales de aquel año de la Transición las sensaciones de Arquillo tras aquellas labores: «El profesor Arquillo está visiblemente emocionado. Asegura que se le ha trastocado el sueño en estos días intensamente vividos».
Ante las preguntas del periódico sobre qué se le había hecho a la imagen, el profesor no tenía reparo en explicar que «lo que estaba en peor estado era el candelero de sustentación. Se ve que no era el original, pues su madera era de inferior calidad a la del resto de la imagen. Prácticamente lo hemos hecho nuevo, ya que estaba carcomido. Lo hemos reforzado con maderas con garantía de conservación, antiinsectos y tratada preventivamente, asegurando igualmente su consistencia con tela metálica inoxidable». El profesor negaba cualquier otro cambio en la fisonomía y el aspecto de la imagen especificando que «la forma. altura, peso, inclinación y demás factores dimensionales se han conservado iguales».
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