El reencuentro con la historia de la Esperanza de Triana en San Jacinto

La revolución 'La Gloriosa' de 1868 provocó que las imágenes tuvieran que salir de la capilla de los Marineros y tras pasar por una casa de la calle Pureza, llegaron a San Jacinto. El problema fue que también este templo llevaba décadas cerrado y eso hizo que hubiera una época de ostracismo en el seno de la corporación. Fueron unos años en los que la Virgen de la Esperanza de Triana llegó a salir con El Cachorro a finales del siglo XIX.

Tras ello, la hermandad retoma la actividad y las imágenes comienzan a recibir culto en una capilla que ya no existe y que estaba en la cabecera de la nave de la epístola. En la actualidad, forma parte de las dependencias de la comunidad parroquial y está al lado del retablo del crucero donde estuvo la Virgen de la Estrella durante las obras de su capilla.

Otro episodio que vivió la hermandad en San Jacinto fue el incendio que afectó a la Virgen y sobre la que tuvo que actuar Gumersindo Jiménez Astorga, convirtiéndose en una intervención fundamental para comprender la actual configuración de la dolorosa porque en esa restauración se colocó la actual mascarilla y el modelado que se conoce hoy en día.

De la época de la estancia en San Jacinto, se conocen fotografías como la Sacra Conversación bajo palio que tiene la Virgen de la Esperanza de Triana con San Juan y Santa María Magdalena, así como postales de un cortejo con pocos nazarenos y con los dos pasos en la calle Pagés del Corro en la mañana del Viernes Santo. También, son los años del asentamiento en la Madrugada, el orden que se conoce en la actualidad de las cofradías en la nómina y sobre todo, de la vuelta de la corporación por la cárcel del Pópulo donde nació la idea para crear uno de los himnos de la Semana Santa de Sevilla como es 'Soleá dame la mano'.

También, fueron años en los que la Virgen salía en procesión de gloria por la velá de Santa Ana y donde se configuró la estética de la cofradía en la calle con el trabajo de José Recio, un diseñador y ceramista que dejó su impronta para siempre en la corporación con piezas patrimoniales que forman parte del imaginario colectivo de los cofrades sevillanos.

A nadie se le escapa la forma de los bordados de la Esperanza de Triana y eso es debido al trabajo de esa época en la que la cofradía salía de San Jacinto y vivía en ebullición como la ciudad de cara a la Exposición Iberoamericana de 1929. Eran momentos de fábricas de azulejos justo detrás del templo dominico donde hoy se levantan los bloques de pisos en torno al instituto Triana, al colegio de los salesianos o a la antigua fábrica de la hispano aviación.

San Jacinto fue el lugar donde apareció el diseño actual de la Esperanza de Triana donde está la cerámica de los siglos XVI y XVII, así como las trazas renacentistas y manieristas que se pueden ver en las piezas que tienen los titulares y las insignias de la cofradía. Otro hito de aquellos años fue que en 1929, la dolorosa participó en una exposición en la iglesia del Salvador con motivo de un Congreso Mariano junto a otras imágenes como el Dulce Nombre o el Patrocinio.

Otras estampas que se vivieron en la parroquia de San Jacinto fueron los altares que ya se han vuelto a ver en la capilla de los Marineros con las lámparas repartidas por los techos, las cuales se han convertido en elementos icónicos para la priostía de la corporación.

Volviendo a la historia, la cofradía pudo recuperar a finales de los años 30 la capilla de los Marineros pero hasta 3 décadas después, no pudo entrar en la misma tras una costosa restauración. Entre medio, la hermandad celebró el Dogma de la Asunción, motivo por el cual va a celebrar estas salidas extraordinarias y misiones hasta las 3000 Viviendas.

Aunque las estampas de la Virgen de la Esperanza de Triana en las parroquias de San Pío X de Las Letanías y de Jesús Obrero en las 3000 Viviendas sean las más especiales de esta misión, la entrada de nuevo en San Jacinto de la titular será un reencuentro especial con gran parte de la historia de la cofradía.