Una profesora sevillana versiona la salve rociera ante la Esperanza: «A Triana yo quiero volver»
Se trata de Blanca Aparicio, que lleva cantándole a la Virgen desde que comenzó la misión; templo a templo, enseñándole así la fe a sus alumnos del Polígono Sur
La profesora sevillana Blanca Aparicio, a las plantas de la Esperanza
Un momento verdaderamente emocionante se ha vivido este miércoles en la parroquia de Jesús Obrero, en el Polígono Sur, que durante dos semanas sigue teniendo por vecina a la Esperanza de Triana con motivo de la celebración de su misión evangelizadora. Ahora la Virgen está ... en el segundo templo de dicho conjunto de barriadas tras su exitoso paso por San Pío X y ser trasladada nuevamente el pasado domingo. Y dicho regalo ha tenido que ver con la música, que ha sido la principal protagonista con una salve muy conocida por la devoción mariana andaluza, pero que ha sonado de forma distinta al habérsele cambiado la letra por una razón muy especial.
Apenas llegaba el minutero del reloj de la parroquia a las 11.30 cuando varias clases de un colegio cercano, el CEIP Andalucía, admiraban de cerca el rostro de Nuestra Señora de la Esperanza, en uno de los laterales de la parroquia. Algunos, chiquillos de cuatro, cinco y seis años, jamás habían tenido la oportunidad de contemplarla y menos desde tan cerca. De hecho, así ocurría con casi todos. Quedaba tan sólo media hora para la celebración de la misa en este miércoles en el que tendrá lugar, ya a partir de las 20.00 de la tarde, el tercer día del triduo en honor a la dolorosa, que ha vuelto a sentir el calor de muchos devotos.
Fue entonces cuando Blanca Aparicio, profesora de dicho colegio y miembro del Coro Entretabla, tomó una guitarra sostenida en su cuello, se puso de pie y comenzó a entonar por segunda vez en este templo estos días la famosa salve rociera, pero con una variación posterior que causó una gratísima impresión a los presentes, porque nadie se lo esperaba. «Eres tú, madre mía. De pureza virginal. Dios te salve María, todo el pueblo te adora», entonaba, tal y como la concibió el maestro Manuel Pareja-Obregón. Y continuaba, para gozo de los presentes: «Y repite a porfía: 'como tú no hay otra igual'».
Hasta ahí, más que el Polígono Sur bien podrían estar los devotos de la Esperanza a las plantas de una reja invencible en Almonte. Lo que nadie esperaba en ese cambio de tercio es que tras la sucesión de oles, esta profesora iba a darse una vuelta por Pureza más que por El Rocío: «A Triana yo quiero volver. A cantarle a la Virgen con fe. Con un ole, ole, ole...». Todo el espacio se llenó en cuanto la profesora terminó de una energía muy especial. Contaba luego a este periódico que para ella había sido un honor reinterpretar con humildad la universal salve rociera y llevársela al terreno de la Semana Santa, y más concretamente a su devoción personal Virgen de la Esperanza, que sigue siendo el pañuelo de muchas lágrimas en esa zona tan empobrecida de Sevilla. También para presentársela a sus más jóvenes alumnos que forman parte o bien de otras religiones que no son la católica, o decididamente no han tenido contacto a través de sus familias de ninguna rama religiosa.
«Ellos habrían escuchado quién es la Esperanza de Triana, pero nunca la habían conocido. Eso es lo que conmueve: que a estos niños nadie les había enseñado lo que era la fe», subrayaba. «Mire cómo en un ratito tan chiquitito todo lo que han podido descubrir», incidía, prácticamente emocionada por lo cantado y por lo vivido. No pudieron quedarse los chiquillos del colegio Andalucía a misa, dado que las clases debían continuar en este centro escolar sevillano ubicado tan sólo a 450 metros de distancia de donde sigue respirando la Esperanza. «No soy hermana, pero he nacido en Sevilla y siempre voy a verla todos los viernes a la capilla de los Marineros». Así que ya saben dónde podrán encontrarla.
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