El archivo de las Aguas respalda que el Cristo primitivo pertenecía a la hermandad, no a los dominicos

Varias actas de cabildos consultadas por el hermano e historiador del arte Francisco Javier Arcos arrojan luz sobre la titularidad de la imagen fundacional cuya cesión a un convento de Almagro se aprobó en 1940

La inédita estampa de las Aguas en San Jacinto

El primitivo Cristo de las Aguas en su paso de misterio ABC

La hermandad de las Aguas conmemora en 2025 sus 275 años de historia. Dicha historia ha estado íntimamente ligada a la parroquia de San Jacinto y la comunidad dominica del templo trianero hasta 1942, cuando el incendio fortuito que calcinó sus ... imágenes titulares provocó la marcha definitiva de la corporación tras años de idas y venidas con la Orden de Predicadores. Ahora han salido a la luz nuevos datos que podrían dar un giro a lo que se pensaba sobre las últimas décadas que pasaron los cofrades de las Aguas en Triana.

El titular fundacional de la hermandad, el Cristo de las Aguas que se marchó al convento de la comunidad dominica en la localidad ciudadrealeña de Almagro a principios de los años cuarenta, había sido sustituido como titular en 1929, cuando la corporación encargó una nueva talla —perdida posteriormente en el incendio— al imaginero Antonio Illanes. Hasta ahora se había atribuido el cambio del crucificado a que este no era propiedad de la hermandad, sino de los dominicos. Sin embargo, unas actas de cabildos digitalizadas en poder de la corporación del Arenal apuntan en otra dirección, tal y como expone a ABC el historiador y hermano Francisco Javier Arcos, que ha reparado en la relevancia de dichos documentos.

En el archivo de las Aguas constan tres fechas importantes para entender como pudo evolucionar la relación entre la hermandad y los dominicos, así como la titularidad de la imagen. La primera es 1909, cuando la Orden de Predicadores vuelve a San Jacinto y la cofradía se plantea trasladarse a San Marcos. Ya entonces hay problemas con la titularidad del crucificado, ya que los dominicos advierten que el crucificado es suyo y que no pueden sacarlo de allí. La hermandad lo acepta y opta por permanecer en el templo.

Hasta ahí se mantiene la tesis de que el primitivo Cristo, una obra anónima del siglo XVI tallada en papelón, era propiedad de la iglesia, no de la hermandad —o al menos así lo intentaban hacer ver los dominicos—, y que por eso, además de por criterios estéticos, se decide encargar uno nuevo a Illanes en 1929.

Sin embargo, siete años después de la llegada del nuevo titular, en 1937, hay un acta de cabildo correspondiente al 7 de febrero con la decisión de nombrar una comisión «con el objeto de celebrar una entrevista con el superior de los Padres Dominicos a fin de fijar un lugar en la iglesia de San Jacinto donde había de quedar colocada la imagen del antiguo Cristo, que está hermandad tuvo hasta el año de 1930». Chirría que los dominicos, que no tenían buena relación con la corporación, tuvieran en cuenta la opinión de los hermanos para este asunto hasta el punto de participar en la decisión sobre la ubicación del crucificado en la iglesia si la titularidad de la talla no era suya, máxime cuando ya había sido sustituida por otra.

Cesión en calidad de depósito a Almagro

La cesión del primitivo Cristo de las Aguas al convento de la Asunción de Almagro se aprueba en un cabildo extraordinario celebrado el 22 de diciembre de 1940. En él se da lectura a una carta del prior del monasterio dominico solicitando la concesión de la imagen del Cristo, lo que se somete a consideración del cabildo de hermanos de las Aguas, «y queda aprobado ceder a los padres Dominicos de Almagro la primitiva imagen del Cristo en la calidad de depósito».

Además, se solicita a la comunidad de Almagro «que ante la imagen se celebre una misa por la intención de sus hermanos y bien hechores». Esto supone un reconocimiento expreso de que la talla pertenece a la hermandad, al ser su propio cabildo de hermanos el que se reúne para decidir si se atiende la petición y se concede la cesión que finalmente se realiza en calidad de depósito.

Por desgracia, ni en el archivo de la hermandad ni en el de San Jacinto hay constancia del documento de la cesión a Almagro ni tampoco del de la comisión para acordar el cambio de localización del Cristo en la iglesia. Cabe destacar que las Aguas pierde buena parte de sus documentos históricos tras el incendio de 1942, comenzando una época de necesidad en la que la corporación no puede mantener un archivo. Todo ello provoca que el tema caiga en el olvido hasta la actualidad.

El primitivo Cristo de las Aguas en la actualidad Hermandad

No obstante, que la titularidad del primitivo crucificado corresponda a la hermandad y no a los dominicos encaja al tenerse en cuenta la historia del mismo. La imagen se encontraba en la ermita de la Candelaria cuando se fundó la hermandad, pasando a formar parte de la misma en 1750, cuando la iglesia de San Jacinto recibe a la vez a los cofrades y el crucificado con el surgimiento de la corporación y el establecimiento allí de su sede canónica.

El futuro del crucificado

Estas actas de cabildo, que reflejan un cambio en la actitud de los dominicos en lo relativo a la propiedad del crucificado de papelón, constituyen un importante hilo del que comenzar a tirar para hallar las documentos que certifiquen de forma definitiva que la hermandad tenía la titularidad del mismo.

De ser esto así, si no hubo ningún cambio posterior en el régimen de cesión del primitivo Cristo de las Aguas —no parece que lo haya habido—, este seguiría siendo propiedad de la hermandad, por lo que podría reclamarlo en caso de que lo considerase oportuno. Sin embargo, por cuestiones de espacio en la capilla, la cantidad de titulares a los que la hermandad rinde culto o el débil vínculo que hoy se mantiene con el crucificado, ese escenario parece improbable.

La antigua imagen recibió culto en el convento dominico de la Asunción de Almagro desde 1942 hasta 2019, dos años después de que la Orden de Predicadores lo abandonase por falta de vocaciones, tras lo cual el edificio se puso a la venta. Fue entonces cuando el Obispado de Ciudad Real se llevó la talla, en un estado de conservación deficiente, al Museo Diocesano ciudadrealeño, donde actualmente permanece. Aún es pronto para saber si el futuro le deparará un acercamiento a sus orígenes sevillanos.

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