El pregón que sí dio Pascual González cumple 30 Martes Santo: «Tu corona es San Benito»
Comentario de texto
El mayor de los cantores que ha visto nacer Híspalis fue el encargado de pronunciar la exaltación de su Virgen de la Encarnación
Las dos plegarias de Nicolás Fontanillas a la Esperanza de Triana: «Yo tormenta y tú bonanza»
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Así le dio Rodríguez Buzón la rosa a quien ya era primavera: «¿Quién puede igualarse a Ti / Esperanza Macarena?»
A la memoria de Carlos Morán, que sigue llevando arriba al Hijo de Dios según lo presenta hoy y siempre San Benito.
Hay quien dice en lo más hondo del acueducto de su memoria que por aquel puente de oro sigue viniendo el misterio ... con el paso del que más sabe de racheos en toda la Calzada. Al Señor de las manos atadas lo subían de golpe porque lo que llevaban consigo era una injusticia irreparable. Lo sabía hasta el sol. Si hay un barrio sevillano que sepa de la historia romana en la ciudad ése es el de San Benito, cuna de las devociones más íntimas y personales de Pascual González, un trovador inigualable que siempre nos susurrará al oído todas las primaveras. Lo recuerdan cientos de sevillanos que lamentan no haber visto, como ocurrió con Sierra, Montesinos o Duque, el pregón que una ingrata parte de Sevilla le privó de brindarnos: «¿Qué lo maten? ¿Quién lo ha dicho? Que ni lo toquen siquiera. Calle Oriente, Martes Santo. Tarde de sol, primavera…». Porque los recuerdos de aquel barrio siguen estando vigentes cada vez que uno de sus versos es reproducido, ya sea en un boletín antiguo o en una cinta acaso de cassete.
Hoy que el costado del Cristo de la Sangre también se presenta a abierto a toda una ciudad, recordamos en Pasión en Sevilla el pregón que Pascual González sí pronunció: la Exaltación a Nuestra Señora de la Encarnación del año 1995, de la que se cumplen 30 años. Una fecha que es patrimonio de todos los que descuentan chicotás —e inmensas tarrinas de caracoles— hacia el Martes que ganamos, porque fue aquella una de sus más aplaudidas intervenciones, hecha con motivo de la coronación canónica de quien más ha reñido a Pilatos en esta tierra. Contó Pascual por entonces que cuando lo llamó el secretario de la hermandad de San Benito por entonces, Luis Romero, un «cóctel de satisfacción y miedo» se apoderó de él. El artista era a sus 45 años un amasijo de regocijo y temor tras todo lo vivido por las calles de Sevilla por una palomita de sangre trianera cuyo vuelo es infinito para que la vean las hermanitas que cuidan de los más pobres. Y Pascual lanzó con ella al vuelo mil preguntas: «¿Qué más puedo decir yo, que ya no se le hubiera dicho? ¿En qué diccionario y en qué lenguaje encuentro yo palabras que lleven a mi pluma a escribir algo que no se repitiera a lo largo de esta majestuosa y magnánima coronación? ¿Dónde están o estarán los salomones de mi ingenio que me den la sabiduría necesaria para hacer algo inédito y original? ¿Qué pregón puedo escribir yo, que no esté ya archivado en la historia mariana de esta ciudad y escrito con singular belleza por el mismísimo pueblo sevillano?».
Respondió. Porque nunca dejó un interrogante sin contestar. El mismo juglar que ideó 'Sevilla reza cantando', entre tantísimas obras que han quedado para los anales de la literatura cofrade dedicada a esta capital fue quien quiso pasear con la Madre del Señor de la Sagrada Presentación al Pueblo una vez más. Tiró de romance como en tantas de sus composiciones, ya fueran musicales o teatrales; en casetas o en salas de todo calado; en una de esas voces llenas de duende y tronío, con un don para crear tanta sevillana hasta para regalar, cuando no lo tenía, el canto de la ilusión que es ese pregón de los Reyes Magos. Bien podría haber bailado todo San Benito cuando el cantor mayor de Híspalis se viste en aquella exaltación del mismísimo Fray Carlos Amigo Vallejo para sacar con su arte la maravillosa presea y levantar con su palabra a todo el barrio, justo como hacía con su Hijo el eterno capataz: Carlos Morán, el niño más querido de Valvanera. Y le salió una de las oraciones más hermosas de cuantas se hayan escrito en la parroquia de San Antonio Abad.
Fragmento de la Exaltación de Nuestra Señora de la Encarnación de San Benito, por Pascual González (1995)
«Madre de la Encarnación,
Tu corona no es de oro
ni de joyas, ni de perlas,
Tu corona es el futuro
de jóvenes de siembra nueva
que cimientan los puntales
de esta hermandad con solera,
de sacrificios sembrados
en la humildad y la pobreza.
Madre de la Encarnación,
tu corona no es el arte
de un orfebre en tu cabeza,
tu corona es un asilo
de ancianos que siempre esperan
de tus generosas manos,
caridad y fortaleza,
hospitalaria Señora
que ellos llevan por bandera.
Madre de la Encarnación
Tu corona no es de oro
ni de joyas, ni de perlas,
Tu corona es San Benito
de la Calzada, tu Iglesia,
devotos de tus dolores,
hijos de tu realeza,
hermanos de capa blanca
cofrades de tu tristeza,
penitentes nazarenos
de tu bondad y paciencia,
Encarnación soberana,
Encarnación Madre nuestra,
con corona y sin corona,
siempre fuiste nuestra reina».
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