Muere Lourdes García Fernández, camarera de honor y número 1 de la Soledad de San Lorenzo

Hace dos años, en 2023, la junta de gobierno propuso nombrarla camarera de honor a Lourdes García Fernández, cuestión ratificada por aclamación por los hermanos de la Soledad en cabildo general.

Cuando Lourdes nació, ocurrió uno de los acontecimientos que marcarían la historia de España: un grupo de militares se levantó en armas contra la segunda república, dando inicio a una Guerra Civil que se prolongaría durante tres años. En medio de aquella etapa devastadora para el país, la Virgen de la Soledad de San Lorenzo permaneció en su barrio, junto al Señor del Gran Poder, como faro de consuelo y esperanza para los fieles.

Residente en el barrio de San Lorenzo, aunque sus últimos años los pasara en la calle Goles, Lourdes era la Soledad y la Soledad era Lourdes, un icono en la hermandad y en la feligresía, una persona muy querida por todos los que la conocieron.

A sus 18 años, en 1954, Lourdes jamás habría imaginado que su hermandad le encomendaría una misión que marcaría su vida: ser la camarera de la Virgen de la Soledad, una responsabilidad que mantendría y honraría durante casi siete décadas. Se casó con Pedro Sánchez Limón, conocido como 'Perico Limón', también del barrio y profundamente ligado a la hermandad. Fue su padre quien la incorporó a la nómina de la corporación poco después de nacer, junto a sus hermanos Celestino y María José. Con esta última comenzó su andadura como camarera de la Virgen, una noche inolvidable en casa de Antonio Petit, el 'abuelo'.

De su matrimonio nacerían cinco hijos: Antonio, Lourdes, Soledad, Inma y Rocío. Compaginó sus labores familiares con el mantenimiento del ajuar de la Soledad, en muchas ocasiones, hasta horas muy tardías.

En sus casi setenta años como camarera pasaron 13 hermanos mayores, 20 priostes, 4 vestidores y 7 camareras. Su única finalidad era cuidar de la Virgen, sin querer ningún tipo de protagonismo, llegando a ser la personas que más conoce a la Soledad.

Era una madre para todos los soleanos. Cada día se encontraba allí, siempre dispuesta a servir a los hermanos, ya fuese para coser un botón, arreglar una túnica o solucionar cualquier contratiempo de última hora. En cada cambio de la Virgen, se encargaba de perfumar con agua de nardos sus enaguas, un gesto sencillo pero lleno de amor y devoción. Lourdes era de esas personas que, con solo conocerlas, te enseñaban a querer a la Virgen.

Así podría describirse a Lourdes García Fernández en la Soledad de San Lorenzo:

«Toda una vida estaría contigo

No me importa en qué forma,

Ni cómo, ni dónde, pero junto a tí.

Toda una vida te estaría mimando.

Te estaría cuidando como cuido mi vida

Que la vivo por tí»

Sus restos mortales están siendo velados en el tanatorio de la SE-30 en la sala número 5. Descanse en paz.