Este día hay dos celebraciones: la Misa que se celebra en las parroquias, que sigue el itinerario propio de preparación del Misterio Pascual, y la celebración en la Catedral de la Misa Crismal. La Misa Crismal se celebraba el Jueves Santo pero se puede adelantar a otro día para facilitar la asistencia del mayor número de fieles y sacerdotes que la mañana del Jueves Santo estarán enfrascados en la preparación de los Oficios de por la tarde y del Monumento. La Misa Crismal es uno de los Oficios más impresionantes y solemnes de la Semana Santa. Por desgracia, todavía poco conocido. Desde aquí invito a todos a asistir y a dejarse impregnar por los misterios que se celebran.
En las misas parroquiales se proclama el segundo cántico del Siervo que ha recibido la misión para la que fue escogido por Dios ya desde el seno de su madre. La de reunir a los hijos dispersos y ser luz de las naciones. Tarea realizada plenamente por Cristo.
El evangelio, situado en los preliminares de la Última Cena, anuncia la traición de Judas y las negaciones de Pedro. Cuando salió Judas, dijo Cristo que ahora sería glorificado. Es la cruz y la gloria que siempre van unidas.
En la solemne Misa Crismal se bendicen los óleos de los enfermos, de los catecúmenos y se consagra el crisma. Del Misterio Pascual brota la gracia que los sacramentos aplican cada día a los miembros de la Iglesia.
Se bendice el óleo de los enfermos que prolongará en la Iglesia la solitud de Cristo y de sus discípulos por los enfermos. Con la unción, los enfermos quedan configurados con Cristo paciente y ofrecen los achaques de la enfermedad uniendo sus sufrimientos a los de Cristo en su Pasión. La visita a los enfermos, por parte de los agentes de la pastoral de la salud, es la visita de Cristo mismo a los que están necesitados y padecen las molestias de la enfermedad. No podemos descuidar la pastoral de salud, tenemos que actuar como Cristo y sus discípulos a quienes les llevaban tantos enfermos que algunas veces no tenían tiempo ni para comer. La Iglesia actualiza la acción de Cristo, Médico de los cuerpos y las almas, haciéndolo presente con la unción y pastoral de la salud.
Se bendice también el óleo de los catecúmenos con el que se ungirá a los que van a ser bautizados. Antes de la renuncia a satanás, a sus obras y sus seducciones, el que va a recibir el bautismo es fortalecido con la unción en su lucha contra el mal. La Iglesia sabe que el discípulo de Cristo va a tener que afrontar una lucha sin cuartel contra el diablo y sus tentaciones.
Se consagra el crisma. Con él serán ungidos los nuevos bautizados, recibirán una nueva unción en el Sacramento de la Confirmación y serán también unidas las manos de los sacerdotes y las cabezas de los obispos. El bautizado y confirmado es miembro del Cuerpo de Cristo, los sacerdotes y los obispos hacen presente en la comunidad cristiana a Cristo Cabeza. Son ungidos. La palabra 'cristo' significa ungido. Así todos los ungidos son otros cristos. Participando, cada uno a su modo, de la misma función de Cristo, lo hacen presente en el mundo y en la Iglesia.
Los sacerdotes en esta Misa renuevan las promesas de su ordenación para vivir con mayor fervor el Triduo. Los fieles renovarán las promesas del bautismo en la Vigilia Pascual.
Los que procesionan o hacen estación de penitencia, lo hacen revestidos con la túnica que es símbolo de la vestidura blanca que recibieron en el bautismo. Todos revestidos de Cristo. Todos nazarenos detrás del Nazareno. A veces, cargando con su cruz, el que quiera venir conmigo, que tome su cruz y me siga, dijo Cristo. La túnica es pues símbolo de nuestra dignidad de cristianos. Dignidad que hemos recibido por la unción con el crisma en el bautismo y la confirmación. Todos con la misma túnica, porque revestidos de Cristo, vestidos de nazareno, quedan abolidas todas las diferencias, igual que en el bautismo. Ya no hay judíos ni griegos, esclavos ni libres, hombres o mujeres, todos somos uno en Cristo. Magnifica manifestación de la hermandad bautismal. Todos somos, miembros del mismo cuerpo, hermanos, hijos del mismo Padre.
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