Jaime Conde reflexiona sobre la cruz en la vida del cristiano en los Juegos Florales de la Vera Cruz

Juan Miguel Vega, quien iba a ser el encargado de pronunciar la manteneduría este año, con presentación a cargo de Julio Cuesta, mantenedor de 2024, no pudo asistir al acto por motivos de salud. Por ello, la hermandad ha decidido que sea él quien se encargue de exaltar a la Vera Cruz en 2026.

El acto dio comienzo con la entrega del premio y la flor natural al ganador de esta edición de los Juegos Florales, distinción que ha recaído en Manuel Rámila de Alarcón. A continuación, el autor procedió a la lectura del soneto ganador, titulado «Vexilla Regis». Seguidamente, el secretario de la hermandad, Antonio Velázquez, presentó al mantenedor, el sacerdote Jaime Conde.

Con el templo repleto de representaciones institucionales y hermanos de la Vera Cruz, Jaime Conde —hermano de la corporación— ofreció una reflexión sobre la cruz en la vida del cristiano, tras haber predicado recientemente en los cultos de María Auxiliadora del Polígono Sur. En su intervención, subrayó el valor del Lignum Crucis que poseen los hermanos de la Vera Cruz, como signo tangible de la fe y del sufrimiento redentor.

Inició su intervención con un poema dedicado a la cruz. Habló durante su manteneduría de cómo la cruz, al presentarse en nuestras vidas, suele ser temida por la llegada de enfermedades, calumnias y sufrimiento. En este sentido, recordó las palabras de Santa María de Jesús, quien afirmó que la cruz es repugnante, pero, al ser el signo de Cristo, también resulta atractiva.

Nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y necedad para los griegos, pero para nosotros fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Ya lo decía la carta de San Pablo a los corintios. La cruz era un símbolo fundamental, pero no estaba permitido por los judíos y romanos.

En Lucas 6, dice Jesús: 'Cada árbol se conoce por sus frutos'. Y la cruz es también un árbol —un tronco— que da la vida. Si por un árbol vino la ruina, aquel del paraíso donde la serpiente engañó a Eva, por otro árbol, la cruz, nos ha venido la salvación.

Jaime Conde recordó que el primer símbolo de los cristianos no fue la cruz, sino el pez porque las iniciales en griegos son las mismas que Jesús Cristo Dios Salvador al tener prohibido hacer referencia a Cristo, y explicó cómo la cruz, aunque hoy es el emblema por excelencia de la fe cristiana, llegó a convertirse en un símbolo de esperanza y redención tras un proceso de profunda transformación.

La cruz, que en sus orígenes fue símbolo de maldición y humillación, pasó con el tiempo a convertirse en un emblema de bendición y gloria para los cristianos, representando el triunfo de la vida sobre la muerte y el sacrificio redentor de Cristo desde que Santa Elena la encontró.

No faltó hablar sobre la tradición de la hermandad con San Francisco de Asís, orden que allá por el siglo XV, en el antiguo convento casa grande, crean la hermandad de la Vera Cruz, aunque bastante años antes ya rendían culto a la cruz. Cerró con el poema que en 2018 le hizo al crucificado más antiguo de la Semana Santa de Sevilla.

Se cumplen ya 54 años de la celebración de los Juegos Florales de la hermandad de la Vera Cruz, un acto en el que, a través de la figura del mantenedor, se exalta a su principal titular, manteniendo viva la memoria de la antigua fiesta de la Invención de la Cruz.

Paralelamente, la hermandad convoca un concurso literario cuya obra ganadora es seleccionada por un jurado compuesto por Rogelio Reyes Cano, José Agustín Hernández Sánchez, Manuel Henares Ortega, Enrique Barrero Rodríguez, José María Rubio Rubio, Lutgardo García Díaz y Jesús Tortajada Sánchez. El soneto galardonado es leído públicamente durante el acto y su autor recibe un premio de 1.500 euros y la tradicional flor natural.