La intrahistoria de la visita de la Reina Sofía a Sevilla en la Madrugada
Su Majestad estuvo doce horas en la calle con un organigrama preparado con todo detalle y máxima discreción dos meses antes de su llegada a Sevilla
El porqué del retraso que dejó el Gran Poder en carrera oficial en la Madrugada
La Madrugada se ahoga en su propio éxito con la Reina Sofía como testigo

La presencia de la Reina Sofía en Sevilla durante el Jueves Santo y la Madrugada para disfrutar de las cofradías fue uno de los grandes hitos de la pasada Semana Santa. Su Majestad estuvo doce horas visitando templos y viendo cortejos procesionales en ... distintos puntos de la ciudad, y quedó encantada. Sin embargo, hay muchos detalles del viaje programado de la Reina a la capital hispalense que no se conocían.
La visita, que fue promovida por el propio interés de doña Sofía en acudir a la ciudad para ver la Semana Santa, estaba organizada desde dos meses antes con todo lujo de detalles y el organigrama de todos los actos y paradas de una jornada muy intensa. Todos los preparativos se hicieron con la máxima discreción, llegando al punto de que sólo los hermanos mayores tenían conocimiento previo de la visita de la Reina en la mayor parte de los casos. Esto posibilitó guardar el secreto de tan destacada presencia en Sevilla hasta pocas horas antes de la llegada de doña Sofía.
Tarde de visitas a templos
A eso de las cinco de la tarde del Jueves Santo comenzó su tour por la ciudad. Aún lucía el sol cuando acudió a la parroquia de la Magdalena para presenciar la salida de la hermandad de la Quinta Angustia desde el interior de la iglesia, donde el hermano mayor, el director espiritual y otros miembros de la corporación le explicaron todo acerca de la cofradía de nazarenos morados. Igualmente, contempló el monumento del Jueves Santo de la parroquia y los pasos del Calvario en compañía de su hermano mayor.
Más tarde estuvo en el santuario de los Gitanos, donde reposan los restos de Cayetana de Alba, quien fuera su cicerone en anteriores visitas a las fiestas de primavera de la ciudad. Recibida por Cayetano Martínez de Irujo y el hermano mayor de la corporación que cierra la Madrugada, pudo disfrutar del Señor de la Salud y la Virgen de las Angustias en sus pasos, y también del discurrir de los armaos de la Macarena, a los que saludó durante su presentación en el antiguo templo del Valle.
La tarde noche fue intensa, ya que, acompañada en todo momento por el presidente del Consejo de Cofradías, Francisco Vélez, doña Sofía cruzó el río para visitar la capilla de los Marineros, asombrándose con la exuberancia de los pasos de la Esperanza de Triana. Atendida por el hermano mayor y junta de gobierno, la Reina escuchó como se le cantaba la salve a la imagen y recibió un camafeo con su rostro, además de un cuadro con una fotografía de la Esperanza.
La salida de la Macarena
A las doce comenzaba la noche más mágica de la ciudad con la salida de la hermandad de la Macarena desde su basílica, donde se encontraba la Reina para no perderse un ápice. Aunque el hermano mayor le ofreció disfrutar de la salida desde uno de los balcones que dan al atrio, doña Sofía prefirió contemplarla a ras del suelo, junto a los hermanos. Se le dedicaron las primeras levantás y llamó a los pasos, ocupando un lugar preferente en el atrio acompañada de Fernández Cabrero. Esta visita y cercanía con el numeroso cortejo macareno coincidía con el cincuentenario de la entrega de una medalla de oro de la hermandad al por entonces príncipe Felipe por su comunión.
Contrarreloj hasta la Campana
Muchos sevillanos pueden haberse preguntado cómo fue capaz de llegar la Reina Sofía desde la Macarena hasta la Campana, donde contempló el discurrir del Gran Poder. El dispositivo de la Casa Real tenía preparados varios coches para llevarla junto al presidente del Consejo rápidamente. Por mediación de doña Sofía, la comitiva llevó también al alcalde, José Luis Sanz, que se encontraba en la basílica con ellos, pese a no estar contemplado en el protocolo.
La esposa de Sanz tuvo que ir por su cuenta, llegando una hora más tarde a un palquillo al que los tres coches de Su Majestad y compañía tardaron sólo cuatro minutos por las calles Don Fadrique, Jiménez Becerril y Torneo hasta el entorno de Alfonso XII, todo ello con el cuidado y la precisión de no coincidir con ninguna cofradía. La Reina llegó justo para poder disfrutar del Señor de Sevilla.
El Silencio en San Andrés... pero no la entrada
Una vez pasó la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, Su Majestad abandonó la Campana con una sonora ovación del público allí congregado, y fue caminando hasta la capilla de San Andrés, desde donde contempló el tránsito de la hermandad del Silencio en compañía de José de Cristóbal, comisionado de los Panaderos, y Leonardo Sánchez, director espiritual. Allí tomó unas pastas y agua y pudo ver los pasos de la cofradía del Miércoles Santo. De hecho, al ver el palio completamente encendido y preparado con las flores de salida, preguntó cuándo salía a la calle, respondiendo sus acompañantes que los Panaderos ya había realizado estación de penitencia.
Sobrecogida por el discurrir de los pasos del Silencio, la Reina pidió ver la entrada de la hermandad en San Antonio Abad, si bien la junta de no lo permitió, dado que en sus reglas prohíben el acceso de todo aquel que no vista el hábito de la cofradía al interior del templo, ofreciendo la alternativa de asistir a la recogida de pie en una zona del exterior del templo, algo que el dispositivo de la Casa Real desestimó. La experiencia cofrade de doña Sofía terminó pasadas las cinco de la mañana, cuando el palio de la Virgen de la Concepción se alejó por San Andrés. Su viaje de vuelta fue en AVE.
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