Entrevista
Ignacio Soro: «El Consejo tiene que ser árbitro, no buscar el enfrentamiento entre las hermandades»
El hermano mayor del Gran Poder cree un peligro que la Semana Santa se deje exclusivamente «en manos de tecnócratas que pretenden solucionar sus problemas con una hoja de Excel»
«Le hice saber al arzobispo que el formato de la magna no me convence»
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José Gómez Palas
Sevilla
Ignacio Soro es hombre poco dado a saltar a la arena de los medios de comunicación. No le agradan los comunicados, tan de moda últimamente entre nuestras hermandades. Cree un peligro que la Semana Santa se deje exclusivamente en manos de tecnócratas que pretenden solucionar ... sus problemas aplicando el cálculo de una hoja de Excel. El hermano mayor del Gran Poder no considera razonables los criterios establecidos por el Consejo para reordenar la Semana Santa.
-Ya han transcurrido más de dos años desde que, recién aterrizado de hermano mayor, le tocó pilotar la Misión de su hermandad en los Tres Barrios: llevar al Señor a los rincones más pobres de la ciudad, donde la hermandad mantiene hoy día una importante labor de acción social. ¿Qué recuerdos le quedan de aquellos días de gracia para la ciudad?
-Realmente fueron unos días de gracia, de «llenarse» del Señor. La verdad es que al principio, cuando afrontamos los preparativos y el entramado tan complicado que llevaba consigo esta estancia del Señor, teníamos un poco de miedo quizás del contenido que darle a esos 21 días de presencia allí. Pero Él nos puso en el camino una serie de ventanas abiertas, de manera que vimos claramente cuál podía ser el guion a seguir en cuanto a actividades y cultos. Nos queda un recuerdo entrañable, un recuerdo que nos llena el corazón de emociones y, sobre todo, de vivencias espirituales. Nos queda también el recuerdo de tantísimos vecinos que se volcaron durante los días de estancia del Señor allí, de tantos devotos y de tantos hermanos que participaron en las mismas y en los cultos que se celebraron. Y también nos queda la satisfacción del deber cumplido, porque era un reto, era un riesgo a que saliera bien o no, dependiendo en parte de la organización, y creo que a todas luces fue un aldabonazo muy importante tanto para la Hermandad como para la Iglesia, hermanos y devotos del Señor.
-¿Y algún recuerdo más personal que se le haya quedado grabado de esos días?
-Se me quedaron muchísimas imágenes grabadas. En 21 días te da tiempo a vivir y a acumular muchas experiencias únicas. Los traslados fueron francamente maravillosos, con momentos muy emotivos. La estancia del Señor allí propició momentos de conversión y de acercamiento de muchos fieles que estaban muy dispersos. La participación de los vecinos en todos los cultos, en todas las misas. Y sobre todo también la alegría que veíamos en el barrio y que llegó de la mano del Señor. Esos barrios cambiaron de la noche al día cuando el Señor pisó la primera calle. Es como si se hubieran renovado, como si tuvieran un entusiasmo y una ilusión renovada día a día. Y el poso espiritual que les ha dejado allí a todos los vecinos.
-Más allá de los abundantes frutos espirituales que generó aquel hito y de la profunda huella que dejó en el corazón de los sevillanos. ¿Cuál es el legado que ha quedado hoy de aquella Misión?
-Creo que, excepto la imagen del Señor, ha quedado todo. Nosotros llevamos desde 2018 con un voluntariado trabajando allí y que va en crecimiento tanto en número de miembros como en actividades y áreas de actuación. Y ha quedado esa impronta de la colaboración con Cáritas parroquial, de la ayuda a los párrocos, a Fran y a Manolo, en todas las necesidades que nos van planteando día a día. Las áreas más específicas, como son las de atención jurídica, la pastoral sanitaria y la penitenciaria, de mano de la Archidiócesis, se reúnen todas las semanas, con lo cual la presencia de la hermandad es patente todos los días de la semana allí. Y es muy gratificante que cuando llega allí un grupo de voluntarios, entre los mismos vecinos se comente «ya está aquí el Gran Poder», porque asocian toda esa acción al Señor. Eso significa que hemos dejado allí mucha huella.
-¿Aquella Misión fue un punto de inflexión en la labor evangelizadora de las hermandades?
-Yo pienso que sí. No nos gusta mirarnos el ombligo ni creernos el centro de atención de toda esta labor, pero la presencia del Señor allí tuvo un enorme poder evangelizador. Hay que saber aprovechar el poder de las imágenes, la unción sagrada que tienen. Y ya no sólo la hermandad del Gran Poder, sino que otras hermandades también lo están intentando ahora acudiendo a zonas desfavorecidas y a las que hay que evangelizar. A los tres pilares fundamentales que tienen las hermandades –la formación, el culto y la caridad- hay que agregarle este cuarto pilar de la evangelización, que es un pilar transversal, porque también se evangeliza a través de los cultos, mediante la formación y, por supuesto, con obras de caridad. En el siglo XXI, atendiendo a la llamada del Papa Francisco de salir a las periferias, aparte de la acción social y caritativa, se hace necesaria esta acción evangelizada en el día a día de cada hermandad. Llevar el Señor y la Virgen, en definitiva la espiritualidad, a los sitios donde no se encuentra, donde se ha olvidado o donde nunca ha llegado.
-¿Por qué el Gran Poder ha pasado de ser la hermandad con más nazarenos en Sevilla a ser una cofradía que pierde nazarenos?
-La nuestra no es una cofradía que pierda nazarenos, tiene un crecimiento muy moderado, eso sí. Es una cuestión muy interesante que nos hemos planteado repetidas veces en el seno de la hermandad. No hay una única razón que explique esta paradójica situación, es más bien un compendio de ellas las que podrían justificarla. Al contrario que en muchas otras cofradías con un crecimiento exponencial en sus filas de nazarenos, la nuestra se ha estancado con una leve progresión al alza, pero lejos de la proporción con el número de hermanos que ingresan en la hermandad cada año.
«Somos la cofradía de negro que más tiempo está en la calle, con parones, el peso de la Madrugada, el frío y el enorme rodeo por el Arenal»
Ignacio Soro
Hermano mayor del Gran Poder
-¿Han analizado las causas de por qué la cofradía no crece a un ritmo proporcional al incremento de su nómina de hermanos? ¿La incómoda situación de la cofradía o el rodeo al que se ve obligada la hermandad pueden estar detrás de este crecimiento sostenido?
-La estación de penitencia de la hermandad del Gran Poder, al igual que otras muchas, exige un gran sacrificio: la formación de la cofradía desde cuatro puntos distintos, la antelación con que los nazarenos deben llegar a la Basílica, la masificación en el interior del templo y una vez en la calle nos encontramos con un ritmo acelerado y una compresión de nazarenos realmente incómoda. Nuestros hermanos, en beneficio de la jornada y para cumplir rigurosamente los horarios, realizan la totalidad del recorrido literalmente «pecho contra espalda» sin posibilidad, salvo algunas excepciones justificadas por razones de salud, de abandonar la fila ni para ir a los servicios en la Catedral. Esto, unido al número de horas de recorrido -somos la hermandad de negro que más tiempo está en la calle-, con parones incluidos, el peso de la madrugada, el frío algunos años y, sobre todo, el enorme rodeo por el Arenal, acrecentado en el último año hasta la calle Adriano para volver a nuestro templo, bien podrían justificar eso que usted ha dado en llamar leve aumento de nazarenos.
-¿Preocupa este estancamiento en un contexto en el que las hermandades de capa crecen sobremanera?
-Más que una preocupación a mí personalmente me plantea una reflexión. No deja de ser un dato muy relevante que una hermandad como la nuestra, que incorpora a su nómina una media de más de 500 hermanos anualmente, no vea proporción en el crecimiento del número de nazarenos que realizan la estación de penitencia. Los motivos bien podrían ser los que he expuesto anteriormente.
-¿Está satisfecho con la configuración de la Madrugada en 2024?
-Estoy absolutamente insatisfecho. En el fondo y en las formas, puesto que en una única reunión celebrada a finales de noviembre pasado entre el delegado y los hermanos mayores no quedó nada cerrado en espera de una reunión posterior en la que se analizarían otras opciones. Esa reunión no llegó a celebrarse nunca -no me pregunte por qué, lo desconozco- y mediante un mensaje de WhatsApp el delegado de la jornada nos informó de una configuración idéntica a la de 2023. Dígame usted si esta, como otras cuestiones, son para sentirse satisfecho.
«El lugar en la Madrugada de la hermandad del Gran Poder es detrás del Silencio y delante de la Macarena. No hay más»
Ignacio Soro
Hermano mayor del Gran Poder
-Usted tildó como un «fracaso» la Madrugada de 2023 porque lejos de acabar con el tumulto del cruce de San Pablo, el tapón de público se incrementó. ¿Por qué razón no se han probado otras opciones?
-Lo que apuntaba el Consejo de Cofradías como la opción óptima para solucionar el cruce de las calles San Pablo y Gravina por una cuestión de seguridad, e insisto en que argumentaba una cuestión de seguridad, quedó en entredicho ya que la concentración de público que se produjo en ese punto impidió que nuestra cofradía pudiera acceder a la calle Gravina a pesar del considerable número de efectivos de la Policía que allí se encontraban, esforzándose por abrir paso a los nazarenos, a riesgo de producirse un problema de orden público, intentando deshacer el tapón que se produjo en ese lugar, no pudiendo conseguirlo hasta las inmediaciones de la Plaza del Museo. Hágase usted una idea de la distancia a la que me refiero. En todo ese tramo del recorrido de vuelta nuestra Cruz de Guía discurrió a duras penas y rodeada un ambiente muy lejos del recogimiento propio del carisma de la Hermandad del Gran Poder. Todo esto, unido al parón de aproximadamente veinte minutos padecido en la calle Santas Patronas, después de haber ampliado el recorrido hasta la calle Adriano, demuestra que esta opción resultó un absoluto fracaso. El argumento de la cuestión de seguridad que nos impuso tal cambio quedó en evidencia. Si no se han probado otras opciones es, entre otras cosas, porque al Consejo «no le consta» esa situación producida en el cruce en cuestión. A pesar de que nosotros hemos aportado a nuestro relato pruebas documentales a todas luces concluyentes.
-A su juicio, y por cuestiones históricas, ¿el orden de la nómina de la Madrugada es inalterable?
-El lugar en la Madrugada de la hermandad del Gran Poder es detrás del Silencio y delante de la Macarena.
José Antonio Fernández Cabrero:«El orden del Silencio, el Gran Poder y la Macarena no se toca en la Madrugada»
José Gómez PalasSe aupó a hermano mayor de la Macarena en noviembre de 2017 con el mayor respaldo en votos en toda la historia de la hermandad
-Al menos le alegrará escuchar a su homólogo de la Macarena decir que la concordia no se toca…
Comparto plenamente la apreciación que hizo José Antonio Fernández Cabrero. Y, aun a riesgo de resultar reiterativo, le contestaré en idénticos términos que en la anterior pregunta: El lugar en la Madrugada de la Hermandad del Gran Poder es detrás del Silencio y delante de la Macarena. No hay más.
-Si no está en la imposición de los números clausus, ¿dónde está la solución a esa hiperinflación de nazarenos que sufre la Madrugada?
-Ojalá lo supiera y fuera una solución si no definitiva, al menos perdurable. Particularmente opino que este crecimiento desorbitado en algunos casos posiblemente alcanzará un punto de inflexión y comenzará a decrecer a medio plazo. Pero no es sólo una cuestión relativa a la Madrugada sino al conjunto de jornadas, unas en mayor grado que otras, de nuestra Semana Santa. Gestionar este asunto es una empresa harto complicada que exige una autorregulación por parte de cada hermandad. Y el concepto de autorregulación que yo defiendo no pasa por los númerus clausus. Yo no puedo decirle a ningún hermano mayor cómo solucionar el problema de su cofradía. Cada hermandad, conociendo la raíz del mismo, deberá aplicar las medidas necesarias. Si mi cofradía tiene 70 minutos de paso y puedo cumplir ese horario con el número de nazarenos que llevo, adelante. Si no es así, caben dos opciones: o nos amplían el horario de paso -cosa bastante complicada ciertamente-, o tendré que comprimir y acelerar mi cofradía para no afectar el normal discurrir del resto de hermandades de la jornada. De todos es sabido que la hermandad del Gran Poder cumple rigurosamente los horarios establecidos atendiendo a la obligación contraída y al espíritu de colaboración con el resto de las hermandades de la Madrugada.
«Si hace falta reunirse 20 veces para llegar a un acuerdo, para eso estamos los hermanos mayores, además de para coger la vara dorada»
Ignacio Soro
Hermano mayor del Gran Poder
-¿Veremos a cofradías de negro en la Madrugada con nazarenos de tres en fondo?
-Nosotros vamos muy ajustados de tiempo, pero cumplimos los horarios estrictamente. Personalmente, no lo veo estético. No es lo mismo un nazareno de capa, en el sentido que puede llevar el cirio bajo, que uno de ruan, que lo tendría que llevar a modo de bastón. Pero bueno, en cuestiones de estética no se puede reparar cuando hay que ser prácticos. No me gustaría llegar a ese extremo, pero llegados a ese punto, habría que planteárselo. Lo que no puedo es perjudicar a la hermanad que viene detrás por no comprimir mis tramos de nazarenos. Pero repito, a mí personalmente no me gusta nada la idea.
-A la vista de los resultados y del malestar expresado por algunas hermandades, ¿considera razonables los criterios establecidos por el Consejo para reordenar la Semana Santa?
-Yo no los veo razonables. Y le voy a explicar la razón principal. Creo que imponiendo se rompe el espíritu de fraternidad que tiene que reinar entre las hermandades. El Consejo tiene que ser árbitro, tiene que buscar el consenso, el término medio, no el enfrentamiento. Y desgraciadamente se está buscando el enfrentamiento con todas estas imposiciones. Se está sacando lo peor de cada uno, de cada hermano mayor representando a su hermandad. Eso estigmatiza mucho a las hermandades. Si el hermano mayor de una hermandad está pujando y se lleva el gato al agua por algo, esa hermandad queda estigmatizada. Si el hermano mayor tiene un talante poco conciliador y alejado del consenso, esa hermandad queda también estigmatizada también, por muchos años además, y puede generar problemas intergeneracionales incluso. A mí todo lo que sea impuesto, lo rechazo. Yo hubiera abogado por un consenso y si hace falta reunirse 20 veces para llegar a un acuerdo, para eso estamos los hermanos mayores, no sólo para coger la vara dorada. Que todo el mundo cargara algo de peso de su jornada, repartiendo equitativamente los esfuerzos. Seguro que si hubiera sido así, no estarían los ánimos como están ahora de crispados. Todo lo que sea impuesto va por mal camino. Ojalá se restañe el daño ocasionado, porque son muchas las hermandades que se sienten ahora mismo agraviadas.
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