martes SANTO | semana santa de sevilla
Hijos de la Encarnación

«Aunque las telarañas del centro de la ciudad han terminado de hacer difusas las fronteras entre lo viejo y lo nuevo, el Martes Santo renace el barrio que nunca dejó de serlo en sus entrañas porque existe una hermandad que es el río de sangre que une a sus hijos»
El Programa de la Semana Santa de Sevilla
Horarios e itinerarios del Martes Santo
Es lo primero que verán tus ojos cuando plantes los cinco sentidos delante del imponente altar barroco que ofrece a la ciudad la cofradía de los antiguos Caños de Carmona. Los sones de la agrupación, los hijos de la Encarnación, subliman el movimiento en la ... quietud de las telas de su ropaje. Te desafía con el ademán del que se lava las manos sobre la responsabilidad en la sentencia a muerte de un judío, la condena de un inocente. Presentado a Sevilla viene por Pilato condenado el Señor de la 'Calzá'. El quinto gobernador de la provincia romana de Judea se convertirá en el lazarillo que conduzca a la sagrada presentación a los pies de Sor Ángela. Es la brújula que anticipa el compás de la cofradía que llegó de Triana a San Benito, Oriente de Sevilla.
Aunque las telarañas del centro de la ciudad han terminado de hacer difusas las fronteras entre lo viejo y lo nuevo, el Martes Santo renace el barrio que nunca dejó de serlo en sus entrañas porque existe una hermandad que es el río de sangre que une a sus hijos. Por eso, pasarán las noches con sus días y las primaveras con sus lunas para que, como las agujas de un reloj, regresen los vecinos a la hora que el sol presida la ciudad para enseñarles a sus nietos al que es entregado a su pueblo, y como cantaba Gardel, el viajero que huye, tarde o temprano detiene su andar, porque guarda una esperanza escondida, su fortuna, volver a un dulce recuerdo. Explicarán a su legado el andar de los costaleros de Dios para tratar de seguir esbozándolos en el papel de estraza de la memoria en el puente de la 'Calzá'.
Y en esa complicidad que se dibuja entre los ojos de la experiencia y la mirada de la inocencia, cansados ya por los sentimientos de regreso, el reguero de nazarenos sentenciarán en la noche la ecuación que cimienta la escena de Jesús al pueblo, que en la 'Calzá' lo presentaron. Pilatos en la proa jamás hará naufragar al barrio que siempre lleva arriba el Hijo de Dios.
Por Antonio Cattoni
El color de los jardines

Ya por la noche, cuando la Candelaria se entrega a la recta de los jardines de Murillo, queda de ese color casi la vaguedad cenicienta de las palmas, la esmeralda esquiva de los acantos. Pero se entrega la Virgen y los vuelve habitación y recuerdo. Los jazmines del Cerro, plantados en la lata de pintura a la vera del cancelín, ya estarán entregando a la primavera la primicia de sus dientes infantiles. El martes es júbilo de extrarradio, pero quedémonos con la penumbra, antes de que la puerta de San Esteban, escualo secular, se haya tragado la cofradía toda en ensalada de platillos y cornetines, arrojo y devoción. Vendrá la Virgen de San Benito, mustio dolor de la Calzá, a poner a la noche su aroma de jardín cerrado. Acacia, magnolio, y pino de Segura. Tres cruces en los aledaños de la vida: Santa Cruz, los Estudiantes, los Javieres. Y al cabo del cansancio y a través de él, acudiremos a San Lorenzo a asistir a la muerte del tiempo, mientras la gracia escapa como arena, en granos menudos, de la mano.
Por José Gómez Palas
La primera vez: un gesto a la Virgen del Rocío en el año de su coronación
Promete ser una de las estampas históricas de la Semana Santa de 2025. En su discurrir hacia la Catedral el Martes Santo, el paso de la Virgen de la Encarnación de San Benito se adentrará en la Iglesia de Santiago para rendir homenaje a la dolorosa de La Redención en el año de su coronación canónica. Casi treinta años separarán las coronaciones de ambas dolorosas cuando el próximo 5 de julio el arzobispo de Sevilla imponga sobre las sienes de la Virgen del Rocío la presea de su coronación. El palio de la Palomita de Triana accederá al templo de Santiago por la puerta de la calle Lanza y, tras una breve arriá para los rezos de rigor, continuará su camino hacia la Carrera Oficial saliendo por la puerta del templo que da a la Plaza de Nuestro Padre Jesús de la Redención, donde le estará esperando la Banda Municipal de La Puebla del Río. Sólo la presidencia, los acólitos y los nazarenos guardamanto serán testigos de este mágico encuentro entre estas dos dolorosas.
Por Fran Piñero
La voz: Juan Antonio Guillén

La autenticidad de la cofradía del Cerro hunde sus raíces en la calidez del grupo humano que la envuelve. Desde el volcadísimo barrio a los miembros del cortejo. Y en ese grupo destaca por méritos propios el capataz del palio, Juan Antonio Guillén, fundador de una cuadrilla a la que manda desde hace 46 años. La suya no ha sido una historia fácil en lo que respecta a la salud, de ahí que el buen hacer con el martillo sea casi una ofrenda al apoyo que su Virgen de los Dolores le ha ido brindando en cada bache, ya superado. Por eso siempre recuerda a los familiares, especialmente a los que ya no están, en cada primera levantá del Martes Santo, para que los buenos deseos alcen el vuelo como las palomas buscan el cielo de Afán de Ribera. Agradable de trato, es un capataz atípico por su amplia faceta musical. Es diestro con los instrumentos de cuerda, especialmente con algunos poco extendidos como el laúd o la mandolina; y antaño fue tuno e integrante de un coro. Es más, la marcha de Juan Velázquez 'Dolores del Cerro' lleva cierta impronta de Guillén en su partitura. Y el alegre sonido del palio, del eco de su voz.
Por Pepe Trashorras
La marcha: 'El Dulce Nombre'

El de 1925 fue uno de los años más prolíficos y trascendentales del maestro Farfán. Sólo una semana antes de que viera la luz 'La Estrella Sublime' está fechada otra marcha mucho más desconocida, pero en la que su autor también volcó su genio y maestría en cada compás. Cuentan que 'El Dulce Nombre' pegó tal pelotazo que la hermandad del Martes Santo es conocida por esa denominación a raíz de la composición. Una composición que, debido a su carácter alegre y zarzuelero, estuvo vetada por la propia corporación de San Lorenzo, cayendo durante medio siglo en el ostracismo. Hoy día, afortunadamente, puede escucharse tras la Virgen del Dulce Nombre cada Martes Santo, complementando a la perfección la banda sonora que constituye la mecida de las bambalinas de su paso. Basta disfrutar de semejante escena en el regreso de la cofradía, con toda la candelería encendida, para descubrir por qué Ramón Cué la llamó «la Gracia de Sevilla bajo palio».
Por José Antonio Rodríguez
La cuadrilla: Los Estudiantes, los primeros

Aquí empezó todo. Cuando el 17 de abril de 1973, Martes Santo, el Cristo de la Buena Muerte de los Estudiantes era portado por sus propios hermanos costaleros. Eran, por aquel entonces, un grupo de 36 jóvenes entusiastas universitarios que se lanzaron a la aventura que acabó contagiado al resto de hermandades con el paso del tiempo: contar con una cuadrilla propia. Antonio Santiago comanda ahora una experimentada cuadrilla en la que su padre, Manolo Santiago, tuvo mucho que ver. Al histórico Salvador Dorado 'El Penitente' le encomendaron formar una cuadrilla de hermanos pero fue su segundo, el mencionado Manolo Santiago, el que jugó un papel determinante en la conexión con sus nóveles costaleros. Los Estudiantes ha sido y es una verdadera escuela de hombres de abajo que ahora tendrán que lidiar con el nuevo paso del crucificado de la Buena Muerte, que viene a dar mejor porte a las andas y mayor dignidad a la imagen de Juan de Mesa.
Por Francisco J. López de Paz
Sombras: el programa
La Semana Santa es mucho de memoria. Los programas de mano, la página de la rejilla de ABC que se arranca del periódico se lleva más como un complemento que como algo funcional. Somos capaces de saber en cada momento y a cada hora por donde está pasando más o menos una cofradía. El Martes Santo es la excepción. Desde aquel experimento de 2018 que colocó la carrera oficial al revés por primera y única vez en estos tiempos han sido y son tantos los intentos de cambio que ahora sí que hace falta una guía para orientarte. Los Javieres pasaron del principio al final, San Esteban del centro al principio y ahora de nuevo al centro, el Dulce Nombre ha recorrido las franjas horarias, los Estudiantes se coloca también en la cola de la nómina. La única que ha permanecido inalterable es Santa Cruz a pesar de haber ensayado cambios de recorridos para llegar al inicio de la carrera oficial. Lo mejor sería que las distintas cofradías buscaran ya un punto de estabilización. Eso de compartir los agravios hay que empezar a desterrarlo.
Por José Manuel de la Linde
Luces: el buen gusto de Los Javieres

Las cosas sencillas suelen ser las más hermosas. Siempre hay belleza cuando una corporación envejece dignamente. Esta hermandad jesuita ha sabido llevar al sumun un estilo propio dentro de esas coordenadas: contención y austeridad sin por ello olvidarse de la calle Feria. El andar 'granpoderiano' del crucificado de Pires (recién restaurado) es sello de la casa. Poco a poco crece el número de los que saben apreciar el regreso de esta cofradía cuando ya la noche se envuelve en frío, con el andar cansino de sus nazarenos de ruan. San Juan acompaña desde hace unos años a la Virgen de Gracia y Amparo y esa visión de ambas imágenes y la expresividad en el gesto del evangelista ha quedado asentada. Pero soplan aires de cambio. La hermandad va a asentarse en el templo que fue su origen, donde quiere generar un verdadero ambiente de hermandad: la iglesia del Sagrado Corazón y capilla de los Luises. Es uno de los cambios más trascendentales de su historia.
Por Javier Comas
La estampa: Santa Cruz por la Alianza

Suena la fuente de la Plaza de la Alianza. Solo un sonido puede definir mejor una fotografía guardada en la memoria de la Semana Santa. Dios evita ver la Giralda con su mirada porque su propio espejo se lo impide. Es el azulejo azul que todos los días del año enseña a todos, turistas muchos y sevillanos algunos, que cada Martes Santo la misericordia una ciudad abraza a una cofradía en calles que siglos atrás escribieron el tiempo de la vieja Híspalis. Es una de las estampas imprescindibles de la Semana Santa. Allí, precisamente, Hipólito ha arreglado en su taller las ópticas a todos los fotógrafos de la ciudad que luego se apostaron en el ocaso del Martes Santo ante esa misma fuente. El momento preciso y el instante justo.
Por Mario Daza
Lo que perdimos: el costero a costero de San Esteban
La Semana Santa de Sevilla siempre ha sido hija de su tiempo y ha tenido esa capacidad para adaptar sus modos y costumbres a la nueva realidad de las cofradías. Pero por el camino se han quedado los instantes que en los años 80 y 90 del siglo pasado fueron auténticos clásicos en las estaciones de penitencia. La añoranza del Martes Santo nos lleva hasta la plaza de la Alfalfa, en la que entonces no había infinidad de veladores ni un parque infantil envuelto en una especie de cajón de obra que le quita toda la belleza. Por allí pasaban antaño la mayoría de las cofradías, pero la decadencia estética ha hecho que prefieran remontar la Cuesta del Rosario hasta la Costanilla y bajar luego por Jesús de las Tres Caídas. La Alfalfa de los 90 es la del palio de San Esteban avanzando casi sin andar con el costero a costero de su cuadrilla y los doce varales moviéndose con gracia. Siempre sonaban los Campanilleros, con su cacharrería. Hoy vemos aquellos vídeos y añoramos lo que se perdió, como todo lo natural a lo que ganó la partida el gusto del consumidor.
Por Julio Mayo
La historia: San Esteban centenaria

Se aprobaron las primeras reglas de San Esteban en el año 1926, constituida en torno a un Ecce Homo existente en la iglesia parroquial del mismo título que concitaba gran devoción. A esta imagen conocida popularmente como el 'Señor de la Ventana' se encomendaban los que partían de la ciudad por la Puerta de Carmona, de ahí su título de Buen Viaje. El de la Salud parece recordar al primitivo titular de los Gitanos que residió en San Esteban varias décadas del siglo XIX. Contó con el apoyo del sacerdote Rafael Galán Escalante, la iniciativa de Licinio Mediavilla García. Se adquirió una nueva dolorosa, bendecida el mes de mayo de 1927, en la iglesia del hospital de la Cinco Llagas, a la que se le impuso la hermosa advocación de los Desamparados. Esta cofradía salió por primera vez el Martes Santo de 1929. El Cristo, solo, en un paso dejado por la Estrella, mientras que la Virgen procesionó bajo un palio de malla adquirido a Montserrat.
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