Las hermandades rescatan estampas de otro tiempo para la Semana Santa de Sevilla de 2025

Así ocurre con varias estampas que se rescataron aquel 8 de abril de hace dos años y que este año se pueden volver a admirar. Es el caso del Señor de la Victoria de la Paz, que desde entonces ha vuelto a salir como en sus humildes primeras estaciones de penitencia en los años cuarenta, con corona de espinas junto a las potencias. La hermandad ha vuelto a apostar por tercera ocasión consecutiva por este conjunto que destaca la realeza y divinidad de la imagen de Antonio Illanes, sumando ahora además el atavío con túnica y mantolín bordado

Por su parte, la hermandad de la Esperanza de Triana quiso salir el Sábado Santo de 2023 con algún guiño a la estética con la que participó en el Santo Entierro Grande de 1948. Por ello, cambió las habituales y frondosas plumas blancas del casco de Rafael, el romano que señala el camino al Señor de las Tres Caídas en su paso, por unas recortadas plumas rojas a modo de cepillo, una estampa clásica de la pasada centuria, cuando el misterio salía con la antigua disposición de sus figuras, que este año se repite, tal y como puede contemplarse durante estos días en la capilla de los Marineros.

No son las únicas hermandades que han decidido recuperar la estética de décadas y siglos pasados esta Semana Santa. La Estrella, como ya hizo el Domingo de Ramos de 2023, también sacará a la calle al Señor de las Penas con todos sus atributos, incluyendo la corona de espinas sobre las sienes de la portentosa imagen de José de Arce y la soga con borlones maniatando sus manos. Una estampa que, tal y como la propia corporación trianera ha señalado, retrotrae a antiguos documentos gráficos en los que se puede ver como la talla procesionaba tanto con corona de espinas como con soga o cordón, algo que dejó de ocurrir en los años cuarenta.

La hermandad está particularmente interesada en recrear imágenes históricas, como viene haciendo a través de los atavíos de la Virgen de la Estrella por parte de Leandro González, como el de hebrea que tuvo a comienzos de la Cuaresma.

Desde el miércoles, el Cristo de las Misericordias de Santa Cruz, ya entronizado en su paso neogótico de salida, figura con un gran nimbo, una forma de realzar el carácter divino de Cristo distinta a las tradicionales potencias. La aureola sobre la sobrecogedora imagen atribuida al taller de Pedro Roldán evoca salidas procesionales del siglo XX, y también la impactante imagen que regaló la hermandad en el altar efímero con que presentó a su titular en 2021, cuando no hubo cofradías a causa de la pandemia. Tal y como señala el doctor en Historia Pablo Borrallo, se trata de un «símbolo de perfección y divinidad» que «hunde su origen en los nimbos cruciformes bizantinos».

Esta línea historicista tiene también su paralelismo en el apartado musical, con la tendencia recuperada de poner bandas de música tras los pasos de Cristo, algo que era muy habitual a principios del siglo pasado y que volvió a poner en valor en la capital hispalense la hermandad del Cachorro precisamente tras la grata experiencia del Santo Entierro Grande.