Francisco Vélez: «Los sevillanos han hecho posibles una vez más cosas que parecían impensables»

Así lo considera el presidente del Consejo de Cofradías, Francisco Vélez, que califica como «extraordinario» el resultado de todo lo ocurrido en la capital hispalense la pasada semana. En una conversación con este periódico, Vélez señala la carrera de fondo que ha supuesto la preparación y organización de un acontecimiento de estas dimensiones: «Esto se viene trabajando desde hace dos años y medio aproximadamente».

El carácter internacional del congreso se ha visto reflejado en los ponentes traídos de todas partes del mundo, incluidos el número 3 del Vaticano, el camarlengo y el nuncio apostólico en España, algo que ha servido como «poderosa herramienta para poner encima de la mesa la piedad popular como se hace en Sevilla y su entorno. En un mundo de creciente laicismo, estoy seguro de que esto va a ser un dique de contención, ya que aquí se vive la piedad popular de forma transversal en toda la sociedad».

Los resultados, asegura, han estado «por encima de lo que esperábamos». Algo que se debe a la dedicación, coordinación y buena disposición de todas las partes implicadas, comenzando por el principal impulsor del congreso, el arzobispo de Sevilla: «El motor inspirador que desde un principio ha estado ahí alentando, sugiriendo y tomando la iniciativa ha sido don José Ángel Saiz Meneses que, con una gran ilusión, lo ha sacado adelante».

También destaca la colaboración del Cabildo Catedral para la realización de todos los actos en el primer templo metropolitano, así como el respaldo de las distintas instituciones con los cuerpos de seguridad del Estado y los servicios municipales, especialmente durante la Magna, en la que se ha volcado todo el mundo: «Tenemos que estar agradecidos a todos, porque esto ha sido una cosa de toda Sevilla, ni del Consejo, ni del Ayuntamiento o la Subdelegación del Gobierno: de Sevilla y los sevillanos, que han hecho posibles una vez más cosas que parecían impensables, demostrando el potencial que tiene para cualquier evento».

La procesión de clausura del congreso «ha superado todas las expectativas» del Consejo, cuyo presidente la califica como «un hito para el que se dieron todas las condiciones», incluidos los tiempos y formas y la retransmisión televisiva a través de Canal Sur: «Hemos dado una imagen fantástica de Sevilla a todos los que la han visto en todo el mundo, incluyendo lugares muy alejados de Sevilla».

Uno de los puntos fuertes fue la personalidad de cada una de las hermandades participantes, algo que constituyó un gran espejo de los distintos prismas de la piedad popular, y que se alaba desde el máximo organismo de las cofradías hispalenses: «Las hermandades, cuyas imágenes se eligieron por ser grandes devociones indiscutibles, han pasado cada una con su distinta idiosincrasia, pero todas con una belleza extraordinaria y demostrando una enorme devoción, cada una a su manera», desde la singularidad y espontaneidad de Setefilla y Lora del Río hasta el solemne y riguroso caminar del Gran Poder, «pudiéndolas admirar a todas ellas de una forma que normalmente no se ven, dejando estampas históricas». Vélez no escatima en buenas palabras para lo que se dio el día de la Inmaculada en la capital hispalense: «Ni en sueños podíamos haber imaginado un acto que superara al que tuvimos con la procesión de clausura».

El único lunar de la procesión del pasado 8 de diciembre fue, a juicio del presidente del Consejo, el «tremendo frío que hizo», un frío que pudo sentir en primera persona desde la zona del altar instalado en el paseo de Cristóbal Colón. Atribuye a este aspecto, junto con las previsiones de grandes bullas y aglomeraciones de alrededor de un millón de personas, el hecho de que muchas personas finalmente optaran por no salir a la calle y quedarse en sus casas. Si bien es cierto que contra los elementos no se puede luchar, las expectativas que se habían puesto y el miedo que desde ciertos sectores se pudo infundir sí que podría haberse evitado, aunque el resultado fue una mayor fluidez en las calles durante la Magna, cuyos horarios «se cumplieron prácticamente como un reloj sin incidencias reseñables», como admite Vélez.

En un momento en el que las salidas extraordinarias están a la orden del día, la Magna puede considerarse un evento completamente extraordinario y excepcional, sin precedentes hasta la fecha y que es posible que jamás vuelva a darse: «Esto difícilmente se podrá repetir. Ha sido mucho trabajo, pero termina siendo gratificado, termina uno satisfecho cuando las cosas salen bien».

Ya con todo terminado, y pese al buen sabor de boca, Vélez se echa a temblar entre risas cuando se pone sobre la mesa la idea de organizar un evento de similares características en un futuro próximo: «Ahora mismo no quiero ni pensarlo. Ha sido mucho trabajo, un trabajo muy intenso y muchas preocupaciones hasta el momento en que la Macarena entró en su templo. Por eso, yo ahora mismo no pensaría en nada parecido». En adelante queda, tanto para el presidente del Consejo como para todos los sevillanos y quienes pudieron disfrutar de tan irrepetible acontecimiento, descansar y recordar con cariño todo lo vivido, que no ha sido poco.