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El filósofo francés Hadjadj fustiga la religión de los sabios en Sevilla

Sostiene durante su intervención en la Catedral que la religiosidad popular «recoge los frutos más jugosos llenos de pepitas»

Sigue la Magna de Sevilla 2024, en directo

El filósofo francés ha intervenido por videoconferencia Juan Flores
Javier Rubio

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El filósofo francés Fabrice Hadjadj hizo una defensa a ultranza de la religiosidad popular en su ponencia del congreso internacional de Hermandades y Piedad Popular usando una analogía entre los votos esponsales que se expresan en la iglesia y el acto carnal en que se consuma el matrimonio.

«Dios ha asumido el riesgo de toda distorsión y todo malentendido con su encarnación pero este riesgo está a la altura de su misericordia», dejó dicho en el tramo final de su intervención, emitida por videoconferencia desde su domicilio en Francia. «La piedad popular recoge los frutos más jugosos llenos de pepitas», dijo en el tono provocador y juguetón con las palabras e ideas que mantuvo todo el rato.

Hadjadj defendió «las riquezas y los riesgos« de la religiosidad popular comparándolo con una carrera «en la que hay riesgo de caída« pero imprescindible para llegar a la meta.

Paganismo

Y alertó del «retroceso al paganismo que puede provenir de la religión sapiente« contraponiendo el pensamiento del granadino Francisco Suárez con los autos sacramentales de Calderón de la Barca y sus sospechas permanentes por parte de los censores.

Todo su discurso estaba construido para fustigar la «religiosidad sapiente» de los filósofos y los teólogos que corre riesgo de caer en el paganismo que tantas veces se aplica a la religiosidad popular: «Lo racional, que reduce el hombre al alma, no logra entenderse con lo devocional, que reduce el hombre al cuerpo».

Su intervención consumió un largo tiempo para diferenciar religión y superstición, que aplicó a la tecnocracia imperante: «El proyecto del hombre cibernético es la superstición 2.0 de ahí el deslizamiento de la religiosidad a la irreligión popular y la sustitución del rosario por el smartphone».

Se valió en su discurso de una copla andaluza de «fiel infidelidad» que asimila el requiebro amoroso con los clavos de Cristo en la cruz. En el remate de su disertación, dejó dicho que el taconeo de la bailaora le recordaba el martilleo de la crucifixión: «¿Acaso podría censurarla porque puede resultar chocante a oídos puritanos?».

Y él mismo se respondió a modo de conclusión de toda su intervención: «Lo profano popular brota de la religiosidad popular que brota de los labios carnosos de un beso que brotan de la encarnación».

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