Los expertos hablan sobre la intervención de Arquillo a la Macarena: «Nuestro trabajo revierte en los devotos»
El resultado de la restauración de la Virgen de la Esperanza ha generado un amplio debate y el malestar de numerosos devotos macarenos
El antes y el después de la Macarena tras la restauración de Arquillo
La basílica de la Macarena cierra una hora antes para retocar las pestañas de la Virgen

La restitución del culto a la Esperanza Macarena tras cinco días de labores a priori conservativas y de mantenimiento no ha estado exenta de polémica. Desde que a primera hora de la mañana se abrieron las puertas de la basílica y se pudo ver el resultado de la intervención del equipo del profesor Arquillo sobre la imagen, son numerosas las voces que han mostrado su malestar al respecto.
Los trabajos han sido breves y se han centrado, según informaba la hermandad, en elementos superficiales, dado que el estado de la imagen era bueno y no requería una restauración en profundidad. La intervención ha constado de análisis radiológicos y de TAC, se han sustituido las articulaciones de los brazos y la tela que recubre el candelero, y también se ha limpiado y reparado la policromía de la cara y las manos de la imagen por el desgaste propio del culto. Además, se han cambiado las pestañas de la Virgen por unas nuevas más grandes, algo que salta a la vista.
Rápidamente se ha vuelto el tema de debate del día en Sevilla e incluso fuera de sus fronteras, como no es de extrañar por el universal alcance de la devoción que despierta la Macarena. La restauración no ha dejado indiferente a nadie, y, si bien había gente conforme con la limpieza que se ha hecho a la policromía, otros cofrades lamentan el cambio que aprecian en la expresión de la imagen debido a elementos como las pestañas y piden el informe completo de la intervención. Incluso ha habido casos de macarenos que han abandonado el templo entre lágrimas.
Tanto es así que la hermandad ha cerrado antes de tiempo la basílica a mediodía para retocar las pestañas de la imagen. Para colmo, esta gran controversia en el seno de la hermandad llega en plena precampaña de las elecciones del próximo mes de noviembre, a las que concurrirán distintas candidaturas, varias de ellas encabezadas por miembros de la actual junta de gobierno. Uno de los candidatos, Eduardo Dávila Miura, el teniente de hermano mayor, pedía perdón mientras entraba a mediodía en el templo entre críticas de los hermanos allí presentes. La hermandad guarda silencio y Francisco Arquillo, contactado por ABC, prefiere no hablar sobre su trabajo con la dolorosa de San Gil hasta el lunes.
El gremio mantiene la prudencia
Este periódico ha querido conocer la opinión de los expertos en la materia acerca de la restauración de la Macarena, aunque estos no han querido mojarse demasiado por no echar más leña al fuego. Enrique Gutiérrez Carrasquilla, conservador y restaurador, señala que no le gusta hacer valoraciones de intervenciones a través de fotografías, «prefiero verlas en persona». Sin embargo, sí que cree que el revuelo y las sonoras quejas generadas se deben fundamentalmente a «las largas pestañas, que pueden cambiar mucho la expresión de una imagen».
Por su parte, Pedro Manzano, que también es especialista en conservación y restauración, señala que «nuestro trabajo revierte en la gente, en los devotos de las imágenes. Si están tan disgustados, como parece que es el caso aquí, es porque algo no se ha hecho bien». Personalmente, y ante una obra de tal impacto devocional como la Macarena, prefiere mantener la prudencia a la hora de hacer valoraciones sin haber visto el resultado directamente en la basílica.
En la misma línea se expresa José María Leal, conservador del Cachorro: «No la hemos visto de cerca y queremos ser pulcros y hablar con rigor», más aún cuando la hermandad apenas ha dado detalles de la intervención a la que se ha sometido a la dolorosa: «Lo evidente es evidente, y es que se ha realizado una limpieza a la Virgen y también un cambio de pestañas por otras más grandes». A la hora de entrar en detalles, ha preferido no hacer valoraciones públicas, especialmente teniendo en cuenta el momento de nervosismo y angustia que existe entre tantos hermanos.
Por el contrario, la pintora Nuria Barrera, macarena reconocida, se ha manifestado sin cortapisas en las redes sociales y no ha escondido su tristeza al ver las primeras imágenes de la Macarena tras la restauración: «Hoy es un día muy triste para los macarenos. Esperaba con ilusión su vuelta, la de Ella, la que tantas veces he pintado y que hoy no reconozco. La de la gracia y la pena, la de los azulejos, la que es consuelo en mis días difíciles… Yo sigo esperando su vuelta. Rezo por ello». Mientras tanto, muchos sevillanos siguen en vilo.
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