A Realce
Los exornos florales más sorprendentes de la Semana Santa de Sevilla de 2025
Varias hermandades dieron un plus de originalidad en la elección y disposición de las flores, algunas por conmemorar efemérides y otras por un habitual gusto transgresor
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La misma Semana Santa de Sevilla que enarbola la bandera de la tradición, como freno a cualquier reforma estructural que la adapte al cambio de los tiempos, da muestras cada primavera de que se van superando determinados límites para no hacerla estanca. Y este año ... no ha sido, ni de lejos, la excepción.
Se han percibido repertorios musicales en expansión, más hacia el pasado que hacia el presente; atavíos que ya no se anclan a toda costa al modelo macareno de Garduño; e incluso cambios de idiosincrasia de las cofradías hasta llegar a encontrar una nueva esencia, puede que incluso sin el adjetivo.
Pero el principal escaparate de la innovación, por lo visual, ha sido el de los exornos florales. Hace años que las cofradías se desmarcaron del compactado clavel rojo y el lirio morado en los misterios, o al blanco y rosa pálido en los fanales de palio, auténticos inmutables de las cofradías de finales del siglo XX. Pero lo visto en la Semana Santa que acabamos de despedir ha evidenciado que las hermandades están más dispuestas a asumir riesgos estéticos. Y que en general les ha salido bien.
Entre otras cuestiones porque se basaban en decisiones ya tomadas tiempo atrás, en estampas añejas recreadas con pericia. Por ejemplo los elegantes claveles rojos de Madre de Dios de la Palma -como luciera con asiduidad en los 50, 70 y 80- creando un juego perfecto con el palio del Cristo Burgos o las aves del paraíso de la Virgen de las Aguas del Museo.
En este último caso, evocando el exótico gusto que la duquesa de Osuna imprimió al exorno en 1964, cuando era camarera de honor de la dolorosa. Quizás habría funcionado mejor en un palio con predominancia del color verde, por la complementariedad de ambas gamas cromáticas, pero igualmente se alaba el paso al frente. En ambos casos, de Floristería Grado.
Silvestre, que no agreste
Por otra parte, la Semana Santa de 2025 ha sido la de la certificación de que las priostías buscan dar mayor verismo a los montes sobre los que se representan los misterios. Salvo excepciones como el del Señor de las Penas de San Roque o San Vicente, la Piedad del Baratillo, Santa Marta... por lo general se está apostando por un conjunto más asilvestrado pero sin la corriente áspera y agreste de algunos años atrás.
Aunque ya lleva años por esta senda, el exorno del paso de Jesús con la Cruz al Hombro del Valle añadió dulzura al incorporar una especie de pequeñas hortensias de color lila a otras especies habituales como calas o rosas rojas.
Eso sí, los grandes aciertos del Jueves Santo estuvieron en Montesión, la Exaltación y Los Negritos. La armoniosa combinación de rosas, claveles, astromelias, crisantemos, orquídeas, iris, eucaliptos, cardos, proteas y ramos de verde africano, en el misterio de la calle Feria; y el excelente trabajo de Floristería Arrabal al mezclar iris, allium y limonium morados, eringyum, rosas ocean song y helleborum, sobre un monte silvestre con esparraguera, mellerin, yedra, musgo, cardos secos y flor de cera en Santa Catalina fueron lo más comentado entre los cofrades.
Al igual que el trabajo -de nuevo Javier Grado- llevado a cabo en el paso del Cristo de la Fundación, donde confluyeron especies poco conocidas para los cofrades: rosa autumn, rosa zahara, skimia granate, astrantia burdeos, anig early y anig bush, hiedra arbórea y grass rojo.
Color y exuberancia
De hecho, en algunos casos se ha sugerido la imagen clásica de monte monocolor pero con una reinterpretación más compleja. Se pudo ver en el misterio de las Penas de la Estrella o en el paso del Cristo de la Sangre de San Benito. Había clavel rojo, sí, pero además orquídeas, leucadendros, celosías, hipericum... que daban matices sin que se perdiese la imagen clásica.
La otra corriente ha sido la del color variado, que ha dejado resultados muy llamativos en los palios del Rosario del Polígono de San Pablo, el Carmen Doloroso, los Ángeles de los Negritos o las Angustias de Los Gitanos, tal vez con más acierto en el primero de los casos. Aunque al hablar de la elección del color, también cabe destacar cómo el Soberano Poder ante Caifás de San Gonzalo ha seguido explorando la gama de los granates, en esta ocasión en un tono violáceo más apagado.
Por último, 2025 ha servido para ver fanales con flores más abiertas, como las de Gracia y Amparo de los Javieres, la Palma del Buen Fin o la Soledad de los Servitas, y el regreso a la exuberancia con la reconquista de las esquinas de centros de flores. La Estrella, la Candelaria y la Aurora de la Resurrección han sido los grandes exponentes, con permiso de la Esperanza de Triana.
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