A contramano

Aquí va el misterio de la Presentación al Pueblo a contramano por la avenida de la Constitución: las dos filas de nazarenos con las túnicas blancas y los antifaces de terciopelo morado a las que escoltan las farolas de brazos como rindiendo luces, que no armas. Todo en el mismo sitio de siempre, pero a contramano. No es que se volvieran locos y decidieran por su cuenta andar al revés. Todo correspondió a un experimento puesto en práctica el Martes Santo de 2017 en el que todas las cofradías cambiaron el sentido de su marcha por la carrera oficial de suerte que, antes que nada, entraban por la puerta de los Palos de la Catedral, transitaban por el interior del templo mayor hispalense para salir por la puerta de San Miguel y remontar la avenida de la Constitución, la Plaza y la calle Sierpes hasta desembocar en la Campana donde cada una retomaba su recorrido de vuelta al templo por donde había venido todos los años anteriores a ese. Algunos lo bautizaron, con guasa gorda sevillana, el Santo Martes por aquello de invertir el orden establecido, pero aquel intento para resolver los atascos y los parones no tuvo continuidad, por lo estrafalario que resultó, y las cofradías volvieron al orden natural al año siguiente, en 2018 y 2019, antes de que la pandemia frustrara las salidas procesionales de 2020 y 2021.

El año pasado, de vuelta a la normalidad, el Martes Santo tenía que haber vuelto al orden de siempre, pero la lluvia lo frustró y la intentona se repetirá a ver si hay más suerte en esta ocasión. Será un eco del pasado porque las hermandades de esta jornada ya han anunciado que para el año que viene probarán con otra reorganización a ver si dan con la tecla que acabe con los problemas. Nadie podrá reprocharles que no piensan a contramano.