Historia
Así contó ABC de Sevilla... la coronación de la Virgen de la Estrella
El propio arzobispo designó a la imagen trianera como «Estrella y guía que anuncia y señala el camino que es Cristo» y «luz del nuevo milenio»
La Estrella vuelve a estar sobre su paso de palio en San Jacinto casi medio siglo después

«Sevilla se echó a la calle para ver a su Estrella ya coronada. La emoción, los llantos, las risas y los abrazos se prolongaron desde la Catedral hasta el Ayuntamiento para que después la Virgen llegara hasta Triana acompañada por todo el cariño y ... el amor que en esta ciudad se tiene hacia María Santísima». El pie de foto acompañaba la imagen del arzobispo Amigo colocando la corona sobre el titular más destacado de la portada de aquel 1 de noviembre de 1999: «Estrella de Triana y de Sevilla, coronada».
Era la segunda portada consecutiva dedicada a la imagen trianera ya que el mismo domingo de la coronación, los lectores encontraban en el quiosco una foto de la Virgen de la Estrella a toda plana con el sugerente título de 'Estrella de la mañana', una de las letanías lauretanas con que se honra a la Virgen tras el rezo del rosario: 'Stella matutina, ora pro nobis'.
El inolvidable Fernando Carrasco firmaba la crónica de la ceremonia, que arrancaba de este modo: «El solemne pontifical estuvo cargado de emoción, y por qué no decirlo, de lágrimas. Dos horas justas duró. Dos horas que se hicieron cortas para lo que aconteció en el templo metropolitano. Y es que no era para menos. Altar magnífico, naves catedralicias a rebosar, y en la menta una imagen, la de María Santísima de la Estrella a punto de ser coronada». Después se extendía por el contenido de la homilía de fray Carlos.
El periódico le dedicó una cobertura especial de ocho páginas para un acontecimiento que ponía el colofón al I Congreso de Hermandades y Religiosidad Popular, desarrollado en la última semana del octubre «más lluvioso de los últimos 39 años», esto es, desde 1960. De hecho, el Tamarguillo, de infausta memoria, volvió a desbordarse por Pino Montano pero sin consecuencias.

La lluvia fue protagonista también de la coronación de la Virgen de la Estrella, por supuesto. Inolvidable en la retina el palio avanzando bajo el aguacero camino de la Catedral una semana antes de la coronación. ABC lo recogió así: «La Estrella desafió a la lluvia y volvió a ser 'la Valiente'». La crónica narraba con un punto de épica lo sucedido el domingo 24 de octubre: «María Santísima de la Estrella tenía que ir a la Catedral y fue. Luchó contra la lluvia y ganó la partida. Apostaron en San Jacinto por la ida ayer domingo y no se equivocaron. Y es que Ella no podía quedarse en casa. Sus hijos, agolpados desde primera hora de la mañana, la esperaban con los brazos abiertos para piropearla, para alabarla, para llevarla en volandas al templo metropolitano. Por eso, una vez más, Ella, María Santísima de la Estrella, desafió a las condiciones climatológicas y volvió a ser, de nuevo, 'la Valiente'».
El traslado estaba previsto para las 9.30 de la mañana pero el día había amanecido metido en agua y no había manera de sacar un paso a la calle. Finalmente, se fijó las tres y media de la tarde como hora de partida, apurando para llegar a la Catedral antes de que anocheciera.
Llegó a salir a los sones de 'Estrella sublime' interpretada por la banda de la Oliva. Luego, 'Corona de Estrella' de Bienvenido Puelles, que el mismo autor escuchó emocionado con lágrimas en los ojos en la calle San Jacinto. Pero… «pero el agua volvió a aparecer. No había llegado el palio al Altozano cuando descargó un aguacero y se oscureció el cielo. Fuerte caía la lluvia y, de pronto, se decidió volver al templo. Entonces Triana entera comenzó a llorar de rabia, de impotencia. La Virgen se volvía a casa. No podría llegar a la Catedral [...] Hay desconcierto –cara desencajada en el hermano mayor y los miembros de la junta de gobierno– y, de pronto, decisión inapelable: 'Vamos a la Catedral aunque sea a paso de mudá', se oye entre los costaleros. Y los trianeros, con los ojos completamente empañados, gritaban al unísono que 'no os podéis volver atrás, aquí estamos para lo que haga falta. Ciriales de nuevo hacia el puente y revirá del palio a los sones de 'Estrella Sublime'. Fiesta en Triana, fiesta en Sevilla».

Pero la fiesta grande ocurrió en el trayecto de vuelta, en la madrugada del día de Todos los Santos. El periódico del 2 de noviembre, Juan José Borrero firmaba la crónica: «Faltaban pocos minutos para las cinco de la madrugada. El paso de la Estrella arriaba en su capilla. Los hermanos cantaban la salve con las puertas de par en par. Se asomaba curiosa Triana. Eran los últimos renglones de un guión cumplido tal como lo habían soñado quienes desde 1996 anhelaban la noche más hermosa de San Jacinto, una fugaz primavera en un postrero octubre».
Y seguía narrando: «Diez horas duró la procesión extraordinaria de la imagen coronada. Cual Domingo de Ramos, aunque con itinerario en dirección única. Siempre sobre los pies, con chicotás eternas, ni siquiera un arranque de alivio cuando excepcionalmente los tambores marcaban la marcha».

Triana, en efecto, estaba de enhorabuena. Al día siguiente, 2 de noviembre, el arzobispo Amigo y la consejera de Cultura, Carmen Calvo, firmaban un convenio para la restauración del retablo de Pedro de Campaña de la real parroquia de Santa Ana junto a otros bienes muebles de la archidiócesis y la rehabilitación de seis templos: el Salvador, Santa María la Blanca y la iglesia del Buen Suceso en Sevilla capital, y los de San Miguel en Morón, Santa María de las Nieves en Alanís y San Pedro en Sanlúcar la Mayor.
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