Suscríbete a
+Pasión

Recorrido

Cien años de la Carrera Oficial de Sevilla más larga

En los años 20, la Semana Santa vivía en un estado de constantes cambios, una época transformadora para la ciudad pero también para sus hermandades

Palio de las Ciagrreras por la calle San Fernando

Javier Comas

Sevilla

Llegó 1924, un año que quedó resumido en una antología literaria de la Semana Santa firmada por el recordado Luis Martínez Kleiser en su viaje a Sevilla. Esa celebración que pintó en letras así: «A lo largo de las estrechas vías, dondequiera que una momentánea amplitud lo permite, culebrean interminables hileras de sillas de Victoria. No hay movimiento; no hay ruido; se dijera que Sevilla duerme; sin embargo, una febril actividad se agita en el recóndito misterio de sus templos y de sus hogares; un impalpable nuncio de augusta solemnidad la predice sigilosamente en los oídos de las almas. Pronto se verterá sobre el sinuoso cauce, ya dispuesto, el tránsito magnífico de las sublimes procesiones». Aquel cuadro escrito que se empezó a dibujar de manera bucólica entre páginas desconocía entonces que iba a glosar una edición histórica: el año de la carrera oficial más larga.

Los cambios de itinerario y los reajustes organizativos forman parte de la historia de la Semana Santa. Sucederá en 2024 y sucedió en 1924. La máquina del tiempo nos adelanta unos años en la historia. En 1918 se estipula, a groso modo, la forma de entender la actual Carrera Oficial teniendo su entrada en la Campana y su finalización en la puerta de los Palos de la Catedral. En aquella edición se marcaron los tiempos de paso para las cofradías. Con ello, el cronograma quedó de la siguiente manera: 20 minutos para las hermandades con dos pasos, 15 para las de un paso, 25 para las de tres y sólo la Macarena y el Gran Poder llegaban a la media hora de paso.

La antigua Piedad del Baratillo en la plaza de la Campana ABC

Regresando al año protagonista de estas líneas, el 29 de marzo se celebró el Cabildo de Toma de Horas. En dicha reunión, que ahora entendemos como protocolaria, dejó escrita que las cofradías debían volver por la calle Francos, independientemente del lugar de procedencia. Con esto, el recorrido oficial tendría su punto de partida en la Campana y el final en la plaza del Salvador. Un hecho que sería complejo llevarlo a cabo en la actualidad, provocó en 1924 que las hermandades tomaran la plaza Virgen de Los Reyes, Placentines, Alemanes, Conteros, Argote de Molina, Francos, Blanca de los Ríos y el Salvador para regresar a sus templos. Quedó entonces prohibido regresar por el Postigo, García de Vinuesa, Hernando Colón o Manuel Cortina, imponiéndose sanciones a aquellas cofradías que contraviniesen el mandato.

Dicha organización fue en detrimento de las cofradías que radicaban en los sectores sur y oeste de la ciudad, obligando a las hermandades, por ejemplo de Triana, a dar un gran rodeo para regresar a sus templos.

Desobediencias, cambios y un nuevo intento en 1929

Las crónicas narran que no todo fue color de rosa. Algunos cortejos tuvieron que desobedecer las órdenes impuestas por la lejanía de la Carrera Oficial, y al mismo tiempo, por la extensión que les suponía volver por la calle Francos. El antecedente está en los días previos: La Esperanza de Triana y Las Cigarreras comunicaron al Ayuntamiento que no volverían por las calles impuestas, desobedeciendo el mandato prefijado.

Aquella Semana Santa supuso un antes y un después. De aquel germen, se asentaron a partir de años siguientes regresos hoy fundamentales de la celebración como el arco del Postigo, la calle Mateos Gago o los Jardines de Murillo. Una Semana Santa en constante experimentación que derivó en un año crucial para la ciudad: 1929.

 

La Exposición Iberoamericana supuso toda una revolución para Sevilla y la Semana Santa no se iba a quedar atrás. A la eclosión artística se unió la necesidad de amoldar el calendario ordinario de la ciudad a un evento que colocó a la capital hispalense en el mapa mundial. Aquel año, la autoridad municipal volvió a intentar reorganizar la entrada y la salida de las cofradías sevillanas en la Carrera Oficial pero el plan orilló sin éxito.

El planteamiento buscaba que las cofradías entrasen en la Catedral por la puerta del Baptisterio y salieran por la de San Miguel, para continuar por Cardenal González (calle hoy desaparecida), Santo Tomás y la plaza del Triunfo, para que finalmente los cortejos tuvieran que tomar Placentines y buscar así Francos. Nuevamente, tal y como ocurriera en 1924, las cofradías del Arenal, Triana y Las Cigarreras se negaron a llevar a cabo aquel regreso. El plan para unificar la vuelta de las hermandades a la salida de la Catedral en 1929 murió entre papeles.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación