LUNES SANTO | semana santa de sevilla
Y el cielo se llenó de Rocío

A lo lejos aparece ese Rocío blanco y cálido, como esas primaveras que echan a volar de forma temprana
El Programa de la Semana Santa de Sevilla 2025
Itinerarios y horarios de las hermandades del Lunes Santo
Aún no ha amanecido. La noche en vela después del arranque deseado y los nervios del día señalado. Lunes. Mirada por la ventana. Siempre hacia un cielo donde no deseas ver esos nubarrones negros en los que cae el recuerdo de aquellos lunes que se ... fueron y no regresarán. El mismo camino que anduviste acompañado, después solo en su máxima expresión y nuevamente con la compañía de lo que empujan desde atrás. La calle Santiago serpentea hasta una iglesia remozada dentro de la austeridad. Una rampa que parece que se puede partir al paso del nazareno cruje sin piedad. La otra rampa de la Semana Santa. Ésta te lleva a un lugar frío y de recogimiento. De oración y mirada cruzada después de un tiempo sin encontrarla. Apretados a más no poder por ese enjambre morado y verde que ha ido aumentando sin pausa desde hace más de 30 años. Desde la cruz de guía se veía el palio en las avenidas. Imposible. Ahora, la vista sólo alcanza a fundirte en los brazos de ese Cristo redentor y traicionado, en un ejemplo vital que llega hasta nuestros días. A lo lejos aparece ese Rocío blanco y cálido, como esas primaveras que echan a volar de forma temprana. Con esa gracia de bambalinas que van animando las calles de Sevilla, para llevar en su interior una reina que será coronada cuando aprieten aún más las temperaturas estivales. Lunes Santo de recuerdo. De medalla gastada y cordón con siete vueltas imposible de encajar en el cuello, menos para el nazareno experimentado. De bocadillo y cíngulo rebotando en la rodilla. De Cuesta del Rosario y Pila del Pato. De Redención y Rocío. Y de San Gonzalo conquistando la ciudad a su paso por el Puente. O de un Cautivo que rinde Sevilla en su andar firme y decidido. Santa Marta y El Museo helando la sangre del cofrade anónimo, mientras Las Penas le encoge con su mirada de auxilio. Lunes Santo de Sevilla. Siempre un Beso a ese cielo que conserva la mejor Semana Santa que hayamos vivido. Y por las que ya nunca serán igual.
Por Antonio Cattoni
El color: la verdad
Viene Pantión acompasando notas negras al andar titubeante de Jesús de las Penas. Ha caído a tierra. En la planta de su pie ha aparecido el color original: la suciedad impregnada en su periplo por las calles de Jerusalén. En Roma, Caravaggio pintaba pastores pestilentes. En Sevilla, Cristo se ha ensuciado al caminar sobre adoquines de Gerena. La verdad también viene de los barrios: asoma temprano en el Polígono de San Pablo. Bloques con terrazas donde se guarda la bici; se hace fiesta más allá de la vieja vía del tren: en el Tiro de Línea. Pero esa verdad puede ser igualmente estruendo en la calle Santiago o campana que pauta la noche en San Andrés antes de que asome el traslado al sepulcro. Es el hilván entre San Gonzalo y San Jacinto y entre el puente y la Puerta de Triana. El rostro hernandiano del Cristo de las Aguas, el Señor de la Expiración, romano o americano. Poco antes de que las Penas baje de vuelta, decididamente tomará el convento de Jesús de los Baños la certeza absoluta: la muerte. Vera Cruz.
Por José Gómez Palas
La primera vez: revolución musical en San Pablo, llegan los xilófonos

No se recuerda en la historia reciente de la Semana Santa que una hermandad haya renovado de una tacada a las cinco formaciones musicales de su cortejo. Es lo que ha hecho este año la Hermandad de San Pablo buscando «nuevas opciones que puedan aportar una perspectiva renovada» en el apartado musical. La cofradía inicia una nueva etapa musical tras el Señor Cautivo y Rescatado: se prescinde de las cornetas y tambores (estilo musical que le ha identificado desde sus primeras salidas) para apostar por el estilo de agrupación musical. El paso contará con Santa María Magdalena de Arahal en la ida y la Agrupación Virgen de los Reyes en la vuelta. Se dice adiós a la Salud de Córdoba, que sólo pudo tocar en 2023, y a las Tres Caídas de Triana, que ha sido la banda sonora del Cautivo durante 32 años y que además ostenta el título de Hermana Honoraria de la cofradía desde 2001. En el paso de palio, la Banda de las Nieves de Olivares tomará el relevo de las Cigarreras para la ida, mientras que la Banda de la Puebla del Río lo hará en la vuelta, sustituyendo a la Virgen del Castillo de Lebrija.
Por Fran Piñero
La voz: Manuel Garduño
La personalísima cuadrilla de costaleros de San Gonzalo debe buena parte de su sello al inimitable Manolo Garduño, eslabón clave de una saga donde el buen hacer cofradiero mana en cualquiera de sus fórmulas –vestidores, diseñadores, comisarios de arte, costaleros…–. Si el Soberano quiere, el año próximo hará medio siglo mandando al misterio del tribunal de Caifás, al que llegó con apenas dieciséis y aún cuando todavía faltaba una década para que un Ortega Bru en estado de gracia gubiase a las imágenes principales. Pronto se convirtió en un heredero de altura del legado de Juan Vizcaya. Su voz es perfectamente reconocible, por lo agudo del tono y la dulzura de las órdenes, y por ser la antítesis del capataz áspero de aquellos martillos excesivamente solemnes. Tanto es así que su enérgico «tos por iguá» es seña del Barrio León y de todos los enclaves de la ciudad por los que San Gonzalo demuestra, cada Lunes Santo, que tiene una de las cuadrillas imprescindibles de la Semana Santa sevillana.
Por José Antonio Rodríguez
La cuadrilla: Santa Marta, profesionales y anónimos
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Santa Marta es la única hermandad en la que sus costaleros son de los considerados profesionales – o asalariados–. La hermandad acuerda con el capataz Manolo Villanueva que el Lunes Santo presente una cuadrilla de 48 hombres, un segundo capataz, dos contraguías y dos aguadores. Los costaleros son de la máxima confianza de Villanueva pues ni ensayan ni tienen relevos durante la jornada del Lunes Santo. Sólo se citan para la mudá, el Lunes Santo y la desarmá. Y, aunque algunos en la cuadrilla sean hermanos, la junta de gobierno no se inmiscuye en la identidad de los mismos, dejándolo al único criterio del capataz. No es un paso fácil de ver. El recorrido es corto, por calles estrechas y la zancada es abierta –aunque no tan rápida como el mito que le han creado–. Y, aunque lo de los asalariados es un caso único, la hermandad tiene escasos gastos en su salida procesional (un solo paso y sin música) se lo puede permitir y el resultado final le funciona.
Por Pepe Trashorras
La marcha: 'Expiración'
El Cristo de la Expiración del Museo llevó música de forma regular hasta mediados del siglo pasado. Como vestigio de aquello quedó en los últimos tiempos la interpretación del Himno Nacional durante la salida del agonizante crucificado de la capilla del antiguo convento de la Merced en la tarde noche del Lunes Santo. No obstante, la banda de la Oliva de Salteras comenzó recientemente a interpretar en los instantes previos a la salida una exquisita obra de Manuel Font Fernández, 'Expiración', no demasiado habitual tras los pasos de Semana Santa, si bien se ha colado en el repertorio del Cachorro. Este año sonará por partida doble en un breve lapso de tiempo, ya que Tejera, que la acaba de incorporar a su cruceta, la interpretará para el palio de la Virgen de los Dolores de las Penas cuando revire de la calle San Vicente a Alfonso XII con motivo del 450 aniversario que celebra la hermandad decana de la jornada.
Por José Manuel de la Linde
Luces: el estilo de la Vera Cruz
La Vera Cruz no es una creación contemporánea. Sus hermanos sólo tuvieron que recordar y recuperar lo que habían venido atesorando a lo largo de tantos siglos en torno a su expresivo crucificado: la imagen más antigua de nuestra Semana Santa. Cera verde. Sobrio ruán. Hachones que iluminan tenuemente la piel verdosa del Cristo y las volutas de madera achocolatada bajo el monte de lirios. Brillo de las potencias de plata sobre el crujido de la canastilla. Cristo como lo divulgó San Francisco: Dios y hombre que sufre. Aquel a quien encomendarse cada mañana antes del trabajo, cercano aunque las puertas estén cerradas. Medidas justas. La hermandad invita a redescubrir su Virgen de las Tristezas, obra de Illanes. Antonio, el hijo del escultor sigue en sus filas como nazareno por la memoria de su padre. No se pierdan el andar único de este palio de cajón por la Gavidia y Baños, antes de que su luz de pierda más allá de la puerta entre el susurro y saeta de la calle de Jesús.
Por Francisco J. López de Paz
Sombras: la salida del Museo

Uno de los pasos de mayor cromatismo que existen es el de la Virgen de las Aguas. Cuando se expuso hace años en el patio del Círculo Mercantil, la mayoría de quienes lo vieron se quedaron asombrados descubriendo la cantidad de colores y de matices que presentaba el paso que cierra el Lunes Santo. Con el crucificado pasa lo mismo. La dinámica de la Semana Santa ha llevado al Museo a colocarse no en el lugar de privilegio de la jornada sino en el peor sitio. Una hermandad con muchos niños, con mucha solera y con mucho que ver se ha convertido en el furgón de cola del Lunes. Cuando pasan por la Campana, en las vísperas de un día laborable, la mitad del público se ha marchado. Por la Plaza y la Avenida ocurre lo mismo. Después, solo los amantes de la Semana Santa exquisita se concentran alrededor de la cofradía para verla pasar por ese itinerario de ensueño por el que ahora vuelven. El Museo, que es la decana, se merece un sitio con más luz y menos sombras.
Por Javier Comas
La estampa: el Cautivo de vuelta por Teatinos

Cuando se dice que una cofradía no cabe dentro de una calle en la noche del Lunes Santo puede encontrarse la definición perfecta. Es en el Tiro de Línea. Aquel lugar donde el tren cortaba décadas atrás el paso natural entre los barrios de los nuevos ensanches del siglo XX en Sevilla, allí, en el sur de la ciudad, crecía un imperio donde el Señor Cautivo era y sigue siendo su emperador. Una Vía Augusta con nombre de orden clerical que es la arteria que abraza a todo un barrio hecho cofradía. Cuando la noche empieza a morir en el ocaso del Lunes Santo resurge el Dios de Extramuros antes de volver a casa. Toda una línea recta de nazarenos mercedarios que tienen como punto de fuga las manos cruzadas de un Señor que regresa a su barrio tras cruzar la vía del tiempo.
Por Mario Daza
Lo que perdimos: el Museo en el andén del Ayuntamiento
La noche del Lunes Santo reservaba a los cofrades uno de esos momentos que configuraban la lista de los más esperados en cada Semana Santa. Sucedía en torno a la medianoche, en el preciso instante en el que la hermandad del Museo ponía rumbo a su capilla tras culminar la estación de penitencia a la Catedral. El cortejo, después de salir por la Puerta de Palos, buscaba las estrecheces de Hernando Colón y cruzaba los Palcos de la Plaza de San Francisco para desembocar en una Plaza Nueva en la que era complicado encontrar un hueco varias horas antes. Sevilla se apiñaba entre los naranjos de la fachada de la Casa Consistorial para ver pasar al Cristo de la Expiración y la Virgen de las Aguas por el Andén del Ayuntamiento. Así ocurrió hasta 2016, cuando la cofradía buscó un nuevo regreso por el Arenal y Molviedro que ofrece también estampas únicas. Se echa de menos lo que perdimos, como esa chicotá del palio a los sones de 'Amarguras' por un enclave que ha pasado de ser un clásico a desaparecer casi por completo del programa de mano.
Por Julio Mayo
La historia: 275 años de las Aguas (1750 - 2025)

Nació la hermandad del Cristo de las Aguas al otro lado del río, en la iglesia conventual de San Jacinto, donde se produjo su fundación el año 1750. Allí, en Triana, se gestó también su reorganización a finales del siglo XIX, fijándose entonces la procesión para el Domingo de Ramos. Al coincidir su salida procesional con la Estrella, pasó a incorporarse al Lunes Santo desde la fecha de creación de este nuevo día en 1924. Las Aguas dejó el arrabal trianero en 1942 después del incendio que acabó con sus imágenes titulares y, a partir de entonces, peregrinó por distintas sedes canónicas. Hasta 1955 residió en la iglesia de Santiago, y de allí marchó a San Bartolomé, desde donde se trasladó a la capilla de Dos de Mayo, del barrio del Arenal, para fusionarse con Santa Cruz y el Rosario. El Lunes Santo de 1977 salió desde la iglesia de San Bartolomé y se recogió ya en la capilla del Rosario.
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