MIÉRCOLES SANTO DE 2025
Bienvenida sea (y ya era hora) la Semana Santa que todos queríamos
Las nueve cofradías del Miércoles Santo pudieron hacer estación de penitencia sin sobresaltos, en un día en el que destacó el estreno del manto de la Sed
Fue una tarde de bullas y mucho público en el eje que formaban las calles Tetuán y Orfila, a pesar del viento y el frío y de un leve chispeo a media tarde que no tuvo consecuencias para las hermandades
Así te hemos contado el Miércoles Santo de la Semana Santa de Sevilla

Sevilla se merecía disfrutar de la Semana Santa en plenitud y el Miércoles Santo fue esplendoroso para ello. Por primera vez no fue necesario mirar al cielo porque el riesgo de lluvia era inexistente –salvo el leve chispeo de media tarde que quedó en ... nada–. Bastaba con un poco de paciencia para soportar el viento –que jugó malas pasadas a los hombres de la caña–y pertrecharse con un buen abrigo para resistir el frío que fue mucho más evidente a la caída de la noche. ¿Qué eran estos detalles después de los días que llevábamos mirando al radar con ansia? Una anécdota sin mayor relevancia. Lo importante es que la tarde fue la que esperábamos, con todas sus cosas y sus detalles, en la que por fin hablamos de chicotás, estrenos y minutos de paso. Y vaya alegría, pues ya tocaba vivir una jornada de principio a fin. O de pitón a rabo, que el símil taurino venía al pelo saliendo dos cofradías toreras como el Baratillo y San Bernardo.
El viejo arrabal era parada obligatoria en el arranque del día. Este Miércoles Santo, como todos aquellos a los que alcanza la memoria, el barrio era todo un bodegón del romanticismo en sus colores, sus luces y su callejero. Hay tópicos que siempre merece la pena revivir, como este desembarco de los vecinos que fueron y que se marcharon por la tiranía del urbanismo. Allí estaban todos, algunos a pie de calle, otros en el balcón del cielo. Los había también engarzando el paso de las generaciones en las filas de monaguillos del Señor de la Salud. A su hora salía del templo a la voz de los Villanueva, con el detalle de llevar bajo sus flores unos papelitos que recogían las oraciones de los niños ingresados en Oncología del Virgen del Rocío. El Cristo pasaba el puente de su barrio, que este año celebraba su centenario, y la Virgen ni se intuía por la rampa que se edifica junto a la parroquia. Eran casi las cuatro de la tarde cuando la Madre salía a recibir a esos hijos que, por unas horas, habían vuelto a sentirse vecinos de San Bernardo. Los sones de 'Pasan los Campanilleros' acompañaban al paso buscando Gallinato, donde una borrasca de pétalos casi ni dejaba ver al palio. La Semana Santa de siempre volvía en un lugar con pasaporte para que así fuera.
A esa hora, los nazarenos del Carmen habían pedido la venia en la Carrera Oficial con minutos de adelanto. La cofradía de la calle Feria cumplía su mayoría de edad en la tarde del Miércoles Santo, dieciocho años después de aquel 2007 en el que se incorporó por primera vez. Su cortejo era el ejemplo de la evolución en este tiempo. Los nazarenos poblaban una Alameda de Hércules en la que se podía andar junto a los pasos con mucha facilidad, antes de que llegaran las bullas del 'prime time'. Entre ellos muchos niños que jugaban con su cirio en el bulevar, donde otros pequeños ajenos a esto de ser capillita gambeteaban por los columpios. Contrastes de un recorrido que le sienta de maravilla y por el que el Señor de la Paz caminaba con suma elegancia a los sones clásicos de la Pasión de Linares.
Las hermandades del día
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El Carmen: La cofradía de la calle Feria cumplía ayer su mayoría de edad en la Semana Santa de Sevilla, a la que se incorporó el Miércoles Santo de 2007
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La Sed: El manto de la Virgen de la Consolación, realizado en el taller de Charo Bernardino, fue el gran estreno del día y de toda la Semana Santa
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El Buen Fin: Este año sí, la cofradía pudo pasear por Sevilla el nuevo misterio de Dario Fernández para el paso de Cristo sin los sustos de la lluvia de 2024
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San Bernardo: El Cristo de la Salud llevaba debajo de su monte de flores unas oraciones de los niños ingresados en Oncología del hospital Virgen del Rocío.
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La Lanzada: La cofradía de San Martín estrenó un nuevo itinerario de ida por la calle Marco Sancho que resultó ser una de las estampas del día.
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El Baratillo: La Piedad del Baratillo salió por primera vez a las calles de Sevilla tras su coronación canónica del mes de septiembre.
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Los Panaderos: Fue la primera estación de penitencia con el comisionado al frente de la corporación, algo que no se apreció en la salida.
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Las Siete Palabras: La banda del Carmen de Villalba interpretó la marcha 'Pasan los Campanilleros' en la salida del paso de misterio.
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El Cristo de Burgos: El paso de palio de Madre de Dios de la Palma iba exornado con claves en color rojo, repitiendo una estampa de hace 75 años.
La desembocadura de Trajano y Orfila se convertía entonces en una especie de carrera oficial del pueblo, con gente apostada desde horas antes y sillitas que hacían caso omiso a la prohibición del Cecop. La Policía Local que andaba por allí tampoco hizo mucho por retirarlas. Por allí pasó la hermandad de la Sed, que fue la primera en ponerse en la calle. De hecho, cuando el crucificado se asomó al dintel de la parroquia aún estaba entrando el palio del Rosario de San Pablo en su traslado de vuelta tras refugiarse el Lunes Santo en los Gitanos. La cofradía de Nervión traía el gran estreno de la Semana Santa, el nuevo manto para la Virgen de Consolación que había bordado el taller de Charo Bernardino, para quien fue la primera levantá del palio. Era azul como los ojos de la Virgen, como el color de un cielo que había venido, ahora parecía que sí, para quedarse. A la dolorosa le sentaba como si llevara toda la vida envolviendo su silueta. Ocurría lo mismo con el misterio de Darío Fernández para el primer paso del Buen Fin, que cumplía su segunda Semana Santa encajando a la perfección. Para sus hermanos fue una tarde de menos sobresaltos que el año pasado, cuando la lluvia les obligó a quedarse en la Catedral. Fue una delicia ver de vuelta a la Sed por las estrecheces de Francos, donde la Policía limitó la llegada del público porque no cabía nadie más, y al Buen Fin por el Postigo, que aunque suponga un rodeo excesivo es un instante de los más bellos.
Un chispeo que quedó en nada
La tarde era de bullas. Costaba mucho moverse por los aledaños del Salvador, hacia donde se volcaba la ciudad porque por ahí pasaban la mayoría de cortejos. Esta vez sí, entre el público había sevillanos y, sobre todo, turistas, fácilmente identificables por sus atuendos y despistes. A la fuerza querían pasar por donde a un oriundo jamás se le ocurriría. Cosas de la inconsciencia. Los cofrades que se alejaban lo hacían para ir al Arenal a ver la primera salida de la Piedad del Baratillo desde que su coronación de septiembre. No cabía un alfiler en la calle Adriano, por la que avanzaban como podían sus nazarenos. Entre ellos se estrenó el exfutbolista del Betis, Joaquín Sánchez. También se dejó ver en un balcón el que fuera presidente del Gobierno, José María Aznar, que vivió en primera persona cómo el palio salía con la marcha 'Caridad del Guadalquivir', mecido por los costaleros del relevo que ayudaban en la maniobra.
Fue una tarde de representaciones por diferentes aniversarios. Había nazarenos de la Carretería en el Baratillo por los 25 años de su hermanamiento y también de Santa Marta en la Lanzada. La cofradía de San Martín estrenaba un nuevo itinerario por Marcho Sancho, donde el enorme misterio casi besaba las fachadas. Fue de las primeras hermandades a las que sorprendió el ligero chispeo que a eso de las siete y media de la tarde comenzó a caer en el Centro, justo cuando el cielo mutó a un color ceniza que presagiaba malas noticias. Pero no pasó de ahí, de cuatro gotas que abrieron muchos paraguas y que alteraron poco a las cofradías. La Lanzada había sufrido también un pequeño percance por la rotura de su llamador en la Alameda, pero apenas dejó retraso en la Campana. Un inicio de la Carrera Oficial donde sorprendió el repertorio 'sinfónico' de las Tres Caídas, en una jornada de excelencia en cornetas y tambores por la presencia de bandas como el Sol, Rosario de Cádiz o la Centuria.
Noche de cofradías
La caída de la noche se llevó las últimas nubes del cielo e hizo más evidente la bajada de temperaturas anunciada para las últimas horas. Eso no evitó que las calles siguieran repletas de público para ver algunos de los momentos que tenía todavía reservada la jornada. En algunas, como en Orfila, había gente desde la tarde para ver la salida de los Panaderos. Era la primera vez que la cofradía se ponía en la calle tras el nombramiento de José de Cristóbal como comisionado por la Archidiócesis. Y la mejor noticia fue que no se notó, pues todo recordó a un Miércoles Santo cualquiera en el que la corporación vivía ajena a las polémicas. El actual responsable vio la entrada en Campana junto al palquillo del Consejo, admirando la colosal cornetería de las Cigarreras tras el misterio, que este año llevaba un olivo menos frondoso que de costumbre.
El cierre del día tenia guardado un momento para la historia en San Vicente, donde la hermandad de las Siete Palabras se puso en la calle a la hora anunciada. La cofradía recuperó un instante que estaba previsto que se produjera el pasado año, pero que la lluvia impidió. Ocurrió a la salida del misterio, cuando la banda del Carmen de Villalba del Alcor interpretó la partitura original de 'Pasan los Campanilleros' en su centenario (y un año más), antes de la que banda de Esencia tomara el mando en la interpretación. Fue una de las últimas sorpresas de un Miércoles Santo tan normal que hasta se agradeció y al que le quedaba la estampa recuperada por el Cristo de Burgos para el palio de Madre de Dios de la Palma, que salía exornado por unos claveles rojos que rememoraban lo que ya ocurriera hace justo 75 años. Fueron las tres últimas hermandades de una jornada que se alargó hasta la madrugada con la certeza de que, ahora sí, la Semana Santa de siempre, la que vive ajena al radar y a los chubascos, había vuelto de una vez por todas. Esa Semana Santa en la que hablamos de los estrenos y también de los retrasos, como los casi 30 minutos que finalmente dejaron las cofradías en la Campana. Bienvenidos sean.
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