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sacramentales sevilla 20'25

Sevilla vive con fervor las procesiones sacramentales en torno en el domingo de la Santísima Trinidad

Hasta seis procesiones con el Santísimo recorrieron sus respectivas feligresías

Corpus del Cerro
Corpus del Cerro m. j. r. rechi
M. J. R. Rechi

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El tiempo de los sacramentales sigue en auge, marcado por la gran cantidad de procesiones de impedidos, mayores, eucarísticas y del Corpus que se celebran en estas semanas. Es un tiempo en el que los creyentes se vuelcan en lo más esencial de su fe: adorar al Santísimo Sacramento.

En el domingo de la Santísima Trinidad, recién acaba la pascua de resurrección en Pentecostés, hasta seis procesiones con el Señor han tenido lugar en diversos puntos de Sevilla. Desde Heliópolis, San José Obrero, el Cerro, el barrio León, San Pedro y San Ildefonso. Aunque no lo parezca, cada procesión con el Santísimo cuenta con su personalidad, estilo, una manera distinta de sacar al Señor por las calles.

El Cerro, fiel a sus tradiciones, volvió a demostrar su identidad. Esta vez, con el Señor recorriendo las calles del barrio a primera hora de la mañana, en un itinerario justo y preciso, sin prolongarse en exceso, pero con una solemnidad que merece todo elogio.

Es una procesión marcada por la elegancia: todos los participantes lucen sus mejores galas, muchos incluso con chaqué. Las calles, cubiertas de romero, se llenan del sonido del coro y de la música de la banda, envolviendo al Señor en un ambiente de profunda devoción y belleza, un día grande para todos, después de que el Rocío del Cerro regresará el jueves. Son los contrastes de una Sevilla que cambia de tercio de un día para otro.

Al otro lado del río, en San Gonzalo, se vivió un Corpus para la historia. Por primera vez, la hermandad sacó tres pasos: San Vicente de Paúl, la Virgen de la Medalla Milagrosa y la custodia con el Santísimo Sacramento. Todo por engrandecer al Señor, recorriendo las calles de una feligresía entregada, que respondió con fervor y cariño a pesar de las altas temperaturas.

San Pedro, una sacramental en continuo crecimiento, recorrió todos los sagrarios de la feligresía, accediendo a las iglesias para dar la bendición con el Señor y visitando los conventos en un itinerario espléndido. Una procesión que crece en devoción y participación, especialmente entre los más pequeños: cerca de cuarenta niños formaron parte del cortejo, llevando consigo la inocencia y la pureza propias del Sacramento.

Uno de los momentos más emotivos tuvo lugar cuando las Hermanas de la Cruz recibieron al Santísimo en la puerta del colegio, un gesto inédito que llenó de emoción a todos los presentes.

Y qué decir de Tejera. Sea el mes que sea, y pese a cualquier circunstancia, la banda sigue a un nivel extraordinario. Acompañaron la procesión con su habitual elegancia, sin importar la temperatura, porque —como bien dicen ellos— con el Señor, lo mejor.

Otra sacramental no fusionada, San Ildefonso, recorrió con su imponente custodia rincones emblemáticos del centro de Sevilla: el convento de San Leandro, el templo de Santiago —preparado ya para la coronación de la Virgen del Rocío— y San Esteban.

Fue una procesión de recorrido hermoso, que llevó al Señor a los mayores, acercándolo hasta sus hogares, haciendo presente la eucaristía allí donde la vida se vuelve más frágil pero también más intensa en fe. Son salidas de vital importancia, sean de mayor o menor público, pero evangelizan con el símbolo más importante de un creyente.

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