El desagradable episodio de una joven en silla de ruedas en la Feria de Sevilla: «Yo tengo el mismo derecho a ir que tú y que todo el mundo»
Carolina y sus hermanos Daniel y Hugo padecen Ataxia de Friedreich, una enfermedad degenerativa que afecta al sistema nervioso
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La vida no es igual para todos, pero todos tenemos derecho a vivirla con dignidad. Este es el mensaje que una familia sevillana ha querido transmitir después de un desagradable episodio en plena Feria de Sevilla, cuando uno de sus tres hijos con Ataxia de Friedreich fue víctima de un comentario discriminatorio mientras paseaba en silla de ruedas.
La historia de esta familia está marcada por la fuerza y la adaptación diaria. Con tres hijos diagnosticados con esta enfermedad—una patología hereditaria, degenerativa y progresiva que afecta al sistema nervioso central y periférico, y causa problemas de coordinación motora y sensorial— su día a día se construye entre terapias, aprendizajes constantes y pequeños gestos de amor que se transforman en grandes logros. La enfermedad suele manifestarse en la infancia o adolescencia, y aunque aún no tiene cura, quienes la padecen luchan cada día por mantener su autonomía y disfrutar de la vida como cualquier otra persona.
Durante la Feria, decidieron salir a disfrutar como tantas otras familias. Carolina, la hija mayor, iba en su silla de ruedas acompañada por sus padres. En un momento de gran afluencia de público, rozaron sin querer el pie de una mujer mientras avanzaban entre la multitud. A pesar de pedir disculpas inmediatamente, la respuesta de la señora fue hiriente: «Es que no tendrías que haber venido con la niña en la silla de ruedas.»
El comentario dejó helada a la familia, especialmente a la madre, que decidió hacer público el suceso a través de un video en Instagram. En él, Carolina, con una serenidad que contrasta con la crudeza de lo vivido, cuenta lo ocurrido: «Bueno, esta ha sido mi aliada de hoy», dice mientras señala su silla.
«Hemos venido a la Feria de Sevilla y mientras estábamos pasando por donde había mucha gente, hemos rozado sin querer a una señora. Le hemos dado en el pie y le hemos pedido perdón... La mujer, en vez de decir que no pasa nada, se ha vuelto y nos ha respondido de mala manera.«
Pero ahí no termina la hisotria, la niña, mostrando una gran madurez, con valentía y determinación, añade: «¿Perdona? Yo tengo el mismo derecho que tú y que todo el mundo. Y pues hago este video para que la gente sepa que aunque vayamos en silla de ruedas tenemos los mismos derechos.»
Las redes sociales no tardaron en reaccionar. Cientos de mensajes de apoyo inundaron los comentarios, muchos de ellos provenientes de figuras públicas como el cantante Antoñito Molina que le dedicó estas palabras: «Tú haces más bonita la feria y la vida, y esa mujer porque iba a decir 'persona', pero no lo es... sobra en la feria y en la vida. ¡Olé tú!»
La influencer Paula Sevillano también se sumó: «Vas preciosa. En la feria hay sitio para todos, que disfrutes.»
Este episodio, doloroso y revelador, ha puesto de manifiesto la falta de conciencia y empatía que aún persiste en nuestra sociedad. Así como la falta de investigación y la importancia de dar visibilidad a este tipo de enfermedades, que siguen siendo grandes desconocidas para la mayoría de la pobalción.
Sin embargo, también ha sacado a la luz la fuerza y dignidad de quienes, como Carolina y su familia, siguen adelante con la frente en alto, sin exigir compasión, sino igualdad.
Porque la discapacidad no limita la alegría, el deseo de vivir ni el derecho a participar plenamente en la vida pública. Y porque la Feria, como la vida, debe ser un lugar accesible para todos.
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