El nuevo ciclo de la minería en Andalucía

Hoy nos encontramos en una situación completamente diferente. En el occidente andaluz, en la Faja Pirítica Ibérica (FPI) , no sólo hay operaciones en activo de gran significación y proyectos en curso, sino que se está atrayendo a compañías dedicadas a la investigación. Los operadores actuales son Mina de Aguas Teñidas (Matsa) en la mina de este nombre y en las de Sotiel y Magdalena; Atalaya, que ha reactivado la mina de Riotinto; y Cobre Las Cruces , que está procesando mineral ya extraído y ya ha recibido los permisos de la Junta de Andalucía para su nueva operación de interior y la construcción de una nueva planta de proceso (resta, en este momento, la concesión de agua que ha de otorgar la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir). El proyecto de Minera Los Frailes (Aznalcóllar), por su parte, espera recibir los permisos a finales de este año o a principios de 2022. En Andalucía Oriental, el proyecto de reactivación de las minas de hierro de Alquife está todavía algo distante de poder hacerse realidad.

La inversión acumulada es cifrada por Aminer , la utilísima asociación sectorial, en 2.400 millones de euros hasta 2020, situando el valor de la producción de la minería andaluza en 3.000 millones de euros en el año lastrado por la pandemia, empleando a 10.000 personas. La importancia de esta actividad en Andalucía viene reflejada también en el muy interesante estudio de caso realizado por la OCDE que ha sido presentado a mediados de junio de 2021.

Varios han sido los factores que han animado la reactivación, además de la evolución de los precios . En primer lugar, se ha producido un cambio digno de aplauso en el pensamiento del gestor del domino minero, la Junta de Andalucía, que durante un tiempo estuvo obnubilada con las industrias que a su parecer eran la modernidad y a la que el cierre de las operaciones supuso no pocos quebraderos de cabeza. Pero asumió en su momento que la minería metálica andaluza volvía a tener sentido económico. Lo demostró en la compleja tramitación ambiental del proyecto de Las Cruces y fue valiente al convocar el concurso internacional para la nueva explotación del yacimiento de Los Frailes (Aznalcóllar). Buen número de proyectos han estado o están judicializados, en algún caso por un mal perdedor enredante y numerosas veces por la manifiesta posición antiminera de los ecologistas organizados, atentos al más mínimo o incluso intrascendente defecto en la tramitación y haciendo un uso, creo que abusivo, de su privilegiado acceso a la justicia.

Lógicamente, los recursos profesionales de la Administración se ajustaron a la baja en los tiempos de inactividad minera , pero están siendo recuperados. Quizá tendría sentido, apunto, hacer un mayor uso de dictámenes legales, sobre todo, y técnicos externos en los que la Administración pudiera apoyarse para emitir sus resoluciones, si ello contribuye a reducir los tiempos de tramitación y coadyuva a la seguridad en las decisiones adoptadas; lo cual puede hacerse sin merma del extremo rigor que es exigible.

En segundo lugar, ha habido una modificación y perfeccionamiento extraordinarios de las técnicas de proceso empleadas actualmente, respecto a las habituales en el pasado. Ejemplo de ello, por empezar por el final, es la forma de deposición de los residuos de flotación, densificándolos de modo que se multiplica la seguridad de las presas y balsas que los contienen. Además, la tendencia es hacia las operaciones de interior, en las que los residuos sirven al relleno de los huecos producidos en la extracción del mineral. Se han aplicado procedimientos novedosos en la FPI, como la molienda ultrafina en Matsa, que facilita la flotación diferencial de los metales contenidos en los sulfuros complejos, tan característicos en la Faja. Atalaya (Riotinto) decidió con acierto hacer una inversión muy importante en sus procesos de trituración y molienda, llevándolos a un volumen anual que le permite aprovechar economías de escala y beneficiar minerales de baja ley, con el apoyo en una planificación sumamente selectiva de la extracción de mineral. Con todo, lo más destacable ha sido el progreso en la tecnología hidrometalúrgica que Cobre Las Cruces desarrolló para el beneficio del mineral que ha extraído a cielo abierto hasta hace unos meses. Este mineral era óxido de cobre –conocido como ‘negrillo’–, con una ley muy alta. La futura operación, que será de interior y en la que habrá que beneficiar zinc, cobre y plomo, será posible gracias a un gran trabajo de desarrollo tecnológico que ha dado lugar a un procedimiento que permite el beneficio hidrometalúrgico de minerales polimetálicos y la producción final esos metales in situ, como ha sucedido hasta ahora con el cobre. Materializado en el proyecto PMR (siglas en inglés de Poly Metallurgical Refinery), esta tecnología significa no sólo la continuidad de esa mina durante tres lustros –al menos- sino que multiplica las posibilidades de aprovechamiento de minerales polimetálicos, para lo que hasta ahora sólo había soluciones muy limitadas. Y en la misma orientación hacia la producción de metales in situ partiendo de ese tipo de minerales, Atalaya finalizó con éxito las pruebas piloto de una nueva tecnología, denominada E-LIX , y ha abordado la ingeniería para construir una planta industrial. Es importante destacar que ambos progresos tecnológicos se han producido en Andalucía y que sus tecnólogos principales son andaluces; que los ha hecho posible el soporte económico proporcionado por operaciones mineras en funcionamiento; y que abren la posibilidad del aprovechamiento comercial de estas tecnologías.

En tercer lugar, estamos asistiendo a un interés renovado por la investigación de nuevos yacimientos o de las posibilidades de aprovechamiento de yacimientos ya conocidos, pero no explotados en la actualidad. Esto se comprueba, por ejemplo, en la concurrencia que atraen los concursos para el otorgamiento de permisos de investigación y en la presencia de un número apreciable de empresas dedicadas a esta actividad. Las empresas especializadas en investigación no necesariamente tienen como finalidad el desarrollo completo de un proyecto minero y su éxito no radica sólo en el descubrimiento en sí mismo, sino también en la capacidad de interesar a operadores mineros. En esto, la localización del descubrimiento puede ser determinante, ya que influye en la factibilidad de abrir una nueva mina y en el volumen de inversión necesaria. Entre los factores que explican el atractivo de la FPI para los investigadores y los operadores se encuentran, desde luego, el período de buenos precios de los metales al que asistimos; las expectativas sobre el consumo futuro de determinados metales; las mejoras técnicas que facilitan el aprovechamiento de minerales con bajas leyes; un marco legal perfectamente definido y una actuación transparente y profesional de la Administración. A esto hay que añadir la ausencia de costes hundidos : inversiones y gastos ajenos a la mina en sí misma: infraestructuras energéticas y de transporte, viviendas, formación, atención sanitaria, etc. Sin embargo, este atractivo puede ser ampliado si se dedican los recursos necesarios a la actualización del catastro minero, lo que facilitará la convocatoria de nuevos concursos.

Por último, en estos años se ha ido creando un entorno de empresas capaces de proporcionar servicios de casi todo tipo y de alto nivel a los operadores mineros; entre los cuales se encuentran servicios legales, ingeniería, analítica, geología, etc. El papel de la mencionada Aminer ha sido de extraordinaria importancia, ya que ha logrado dar forma a un auténtico clúster de la minería metálica, y ha concebido e impulsado iniciativas tan valiosas como el MMH (Mining & Minerals Hall), un salón bienal que bien podría convertirse en lugar de encuentro de proyectos e inversores.