Lombrices contra el mar de plástico

La agricultura almeriense constituye un referente mundial, con la mayor concentración de invernaderos del mundo . Pero la gestión de estos plásticos que se emplean en las tareas agrícolas y en la industria agroalimentaria, indispensables en el sector, supone un importante problema.

En la horticultura almeriense se pueden distinguir tres principales grupos de plásticos que son los que más se utilizan: los plásticos de techo de los invernaderos, los plásticos de acolchado (suelo, desinfección, túneles para plantones, etc.) y los usados para envasado en las empresas de manipulado y comercialización .

Aunque la cantidad usada en el conocido como «mar de plástico» es sólo de alrededor de un 3% de todo el plástico en el contexto nacional, sólo los dos primeros grupos (techo y acolchado) suponen unas 90.000 toneladas anuales que necesitan ser recicladas. En los últimos años se ha conseguido que el 70% del plástico sea llevado a puntos de recogida oficiales y sea transformado. No obstante, «el 30% de ese plástico que llega a las plantas de tratamiento no puede reciclarse y se va acumulando», afirma María José López, profesora e investigadora del Departamento de Biología y Geología de la Universidad de Almería , que añade que «otros muchos plásticos quedan depositados en el suelo». Con el objetivo de «buscar una alternativa sostenible para todos esos residuos plásticos que no pueden ser reaprovechados» en junio de este año empezó a andar el proyecto «Recover» , en el que participan un consorcio formado por 17 miembros (cinco universidades, una ONG, una asociación agraria, siete pymes y tres industrias) de siete países diferentes: España, Italia, Bélgica, Alemania, Portugal, Irlanda y Reino Unido.

Un proyecto cuyas riendas toma Almería con la profesora María José López, perteneciente al Grupo de Investigación «Desarrollo de técnicas microbiológicas para mejora de suelos de interés agrícola (Bio 175)» como coordinadora de Recover, dotado con un presupuesto de 5,8 millones de euros, de los que 609.500 euros los aporta la Universidad almeriense. La principal innovación del proyecto lo aporta el uso de herramientas biotecnológicas para eliminar esos desechos plásticos . «Se van a aplicar tratamientos en los que están implicados una combinación de tres tipos de organismos: microorganismos, lombrices y larvas de insectos, y se van a combinar con nuevas enzimas que se van a desarrollar en la Universidad de Almería. La mezcla de estas herramientas biotecnológicas nos van a permitir no sólo eliminar los plásticos que contaminan los suelos, sino también transformarlos en nuevos productos».

Así, la investigadora explica que «otra de las novedades es que vamos a convertir plásticos convencionales y que no se degradan en el medio ambiente en plásticos biodegradables que podrán ser usados en el sector agrícola y de la industria alimentaria», lo que «podría repercutir positivamente en la imagen que se pueda dar de nuestros productos en los mercados y en los consumidores».

Para ello, «vamos a utilizar la quitina, componente que se encuentra en los exoesqueletos de los insectos , así como otro compuesto también presente que se denomina quitosano. Se trata de un polímero no tóxico, biocompatible, semipermeable y con propiedades antimicrobianas, y que nos sirve para sintetizar plásticos biodegradables». Por otra parte, « tanto los insectos comiendo sobre esos plásticos como las lombrices en su proceso de degradación generan una serie de sustratos que potencialmente se pueden usar como biofertilizantes».

En el caso de los microorganismos también se van a buscar innovar. «En la colección de la UAL tenemos muchos que ya estamos probando, pero también vamos a buscar otros que se encuentran en el entorno natural y que tienen capacidad para abordar este reto». La clave está en la combinación de la acción de distintas herramientas «como por ejemplo distintos microorganismos con larvas de determinados insectos que se comen directamente el plástico, pero que a su vez generan microplásticos a los que pueden ayudar los microorganismos a degradar».

En total serán dos grupos de investigación los que participarán desde la Universidad de Almería . El Grupo BIO-175 será el que trabajará con los microorganismos y el Grupo AGR-107 lo hará con los insectos, mediante estudios realizados a escala de laboratorio. Los primeros resultados se esperan «entre los meses de mayo y noviembre de 2021», y el proyecto cuenta con un plazo de ejecución de cuatro años, por lo que finalizará en junio de 2024. La primera fase, que es la que se está abordando actualmente, se centra en la selección de los recursos biotecnológicos y en la siguiente fase se escalará su producción, para pasar a un testeo en condiciones semi-reales.

No obstante, la idea en un futuro pasa por incorporar un nuevo modelo en la gestión de residuos, y trasladar estos resultados a la logística de recogida de plásticos, clasificación y tratamiento de éstos a escala industrial «si tras estos cuatro años de trabajo tenemos éxito». Y es que, según María José López, « Andalucía y la provincia de Almería pueden estar a la vanguardia en muchas innovaciones : en la agricultura y la alimentación sostenible que se está debatiendo actualmente, en cómo afrontar el cambio climático y, por qué no, en qué hacer con los residuos plásticos», subraya.