El ingeniero que desafió a las marismas para hacer vino

El objetivo de Peter fue siempre «hacer vinos de la máxima calidad» y para ello apostó por cuatro variedades de uva: petit verdot, syrah, merlot y pinot noir , innovando al introducir en la zona ésta última. La pinot noir es una variedad de uva de culto difícil de cultivar y transformar en vino. Es característica de la Borgoña, muy sensible y condicionada al clima, por lo que no se da bien en cualquier región, pues vive mejor en climas frescos y en altas latitudes. Tradicionalmente se ha dicho que no puede producirse a menos de 600 metros de altitud, por lo que el segundo reto de este empresario fue lograr cultivarla en su finca, situada a tan sólo 30 metros sobre el nivel del mar.

Tras lanzarse a la aventura, Peter Maurer asegura que «la uva pinot noir se ha adaptado perfectamente al suelo y al clima de la finca, y es la base para uno de nuestros mejores monovarietales, un vino de autor que nos está dando muchas satisfacciones», asegura.

Preocupado por reducir el impacto ambiental con la producción agrícola, el viticultor certificó su viñedo como ecológico. «El primer año sufrimos un ataque de araña roja, pero pudimos salir adelante gracias al control biológico y al manejo adecuado de los insectos auxiliares depredadores. Hoy combatimos las plagas con biodiversidad», explica Peter Maurer. Otra novedad que distingue a esta empresa familiar es que realiza la vendimia en verde, quitando racimos de uva a una cepa con mucha carga.

El momento óptimo para hacer esta labor es cuando la uva está empezando a enverar y el objetivo es «mejorar la calidad de la uva y, por tanto, del vino final». En algunos casos « hemos tenido que desechar hasta el 30% en variedades muy productivas como es la petit verdot, pero al final nos compensa en el resultado del vino que queremos obtener», recalca el viticultor.

Tras la vendimia, la uva se enfría inmediatamente en un camión frigorífico mientras que llega a la bodega , situada en Conil de la Frontera. De ésta salen aproximadamente unas 10.000 botellas de vino ecológico al año, que se comercializan con las marcas «DeRaíz», para las mezclas de variedades y «Peter Maurer» para los vinos monovarietales.

Unos vinos que ya han cosechado varios premios, consiguiendo medalla en el «Internationaler Bioweinpreis» celebrado en Alemaniaen las ediciones de 2017 y 2018. En concreto, oro para DeRaíz Selección 2014, y plata para DeRaíz Selección 2015 y DeRaíz 2015. Igualmente, los monovarietales de petit verdot 2014 y pinot noir 2014 han logrado la medalla de plata en el concurso internacional de vinos ecológicos, «Ecoracimo» 2017.