¿Qué podría frenar la recuperación económica de Andalucía más allá de 2022?

Dentro del proceso de recuperación que vive España tras el azote del coronavirus, a Francisco Ferraro, catedrático de Economía Aplicada y presidente del Observatorio Económico de Andalucía (OEA) , lo que más le preocupa es lo que pueda ocurrir con la evolución de la pandemia, el parón económico en China y la desaceleración del crecimiento en Estados Unidos». Asimismo, muestra preocupación por la posible «adopción de medidas restrictivas de carácter monetario por parte del Banco Central Europeo y la posibilidad de que los tipos de interés comiencen a subir como respuesta a la situación de inflación».

A su juicio, « las tensiones inflacionistas van a perdurar más de lo que pensábamos hace dos meses . Ahora sabemos que tienen un substrato, que va a hacer que se mantenga este año y buena parte del próximo año. No obstante, no creo que la inflación se vaya a disparar, aunque ahora estemos viendo indicadores de más del 3%».

Ferraro subraya que hay otros factores que están perturbando la actividad económica, como «los desajustes internacionales de los precios de las materias primas, singularmente los energéticos o de los metales, o las limitaciones para el transporte internacional de mercancías», que están afectando a la capacidad industrial. No obstante, matiza que «no son tan potentes como para decir que la recuperación se está acabando. Hay que ser ponderados porque estamos en una fase de recuperación clara».

«La recuperación será sostenida mientras se mantengan la capacidad de demanda, que es la que está tirando de la economía , y las facilidades financieras. La mayor demanda se está alimentando de la demanda embalsada por el ahorro que teníamos, que ahora está disponible para gastar en consumo o inversión», añade este catedrático de Economía, quien recuerda que surgen ahora «nuevos empleos que se convierten en rentas que se aplican al consumo casi en su totalidad».

«A medio y largo plazo se agotará la fase de recuperación si Andalucía no tiene capacidad de producción nueva , que la verdad no se percibe. Éste es más un factor de carácter estructural. Esta crisis está cambiando la demanda y la forma de trabajar, lo que obliga a un cambio de modelo productivo, y no hay indicios de que esté ocurriendo porque parece que confiemos en seguir haciendo lo mismo que hemos hecho, apoyándonos en los mismos sectores, en las mismas actividades y en las mismas formas de hacerlo. Si eso sigue así, nuestras posibilidades de crecimiento a largo plazo estarán limitadas».

Para el presidente del OEA, «la capacidad exportadora de Andalucía se ha magnificado . No somos ni la primera ni la segunda ni la tercera ni la cuarta que más exportamos. También hay que ver qué exportamos. No es lo mismo que exportemos producciones con elevado valor añadido a que se exporten bienes primarios con escaso grado de transformación». En su opinión, «lo que hay que hacer es invertir en capital, en recursos humanos, en innovación, en tecnología, en actividades y sectores que tienen una expansión internacional...».

Sobre los fondos europeos, Ferraro espera «que tengan un efecto positivo pero por ahora no veo esos fondos porque no sabemos a qué se van a dedicar, ya que hay una oscuridad enorme en torno a ellos. No sabemos los proyectos que ha presentado Andalucía ni los que ha seleccionado el Gobierno nacional».

El economista Fernando Faces, profesor de San Telmo Business School , afirma que «Andalucía seguirá creciendo en 2021 y 2022», aunque advierte de que ya no sólo basta con recuperar lo que perdimos porque eso no será suficiente si Andalucía quiere salir del tren de cola del PIB y la renta per capita. «Se necesita la transformación del tejido productivo, político, institucional y social de Andalucía. Tenemos un tejido muy basado en el turismo y el agroalimentario, pero necesitamos hacer una apuesta por la industria 4.0, innovadora y digitalizada. Llevamos años en Andalucía sin política industrial.».

«A partir del segundo semestre de 2021 la recuperación ha sido muy fuerte gracias al sector turismo y al comercio minorista», añade este economista, que explica que el protagonista de la salida de la recuperación está siendo el consumo de las familias. «El ahorro acumulado durante la crisis y la demanda embalsada en el caso de Andalucía. Con la escasa propensión que tenemos al ahorro, y la mayor alegría de vivir (risas), el consumo está siendo más potente que en el resto de España». «Las exportaciones están creciendo fuertemente, pero las importaciones lo han hecho en mayor medida. Falta la inversión, que todavía está en cifras negativas», se lamenta este profesor de San Telmo Business School.

¿Qué pasará en el tercer y cuarto trimestre de 2021? «El consumo irá debilitándose, moderando su crecimiento, porque la demanda embalsada se está vaciando, es decir, la gente se está gastando el dinero que ahorró. Pero ojo, que hay consumos y compras que no las puedes aplazar. Si te perdiste unas vacaciones, perdidas están. La tasa de ahorro, que estuvo en el 20%, está llegando a su límite mínimo, en torno al 10%. La media nacional anterior a la crisis estaban en el 8,5%».

¿ Cómo será la recuperación en 2022? «Cogerá fuerza la inversión y exportaciones apoyadas por los fondos europeos Next Generation . Este protagonismo no suplirá totalmente el impulso que ha tenido el consumo. En 2022 creceremos menos. Hay previsiones de todos los tipos. Desde el 6,3% del Observatorio Económico de Andalucía (OEA) al 5,9% de Analistas Económicos de Andalucía (Unicaja). El crecimiento en 2022 estará en torno al crecimiento del 6%, un poco menos que en 2021».

A su juicio, «en 2023, cuando se retiren los apoyos monetarios (bancos centrales) y suban los tipos de interés, desaparezcan los apoyos fiscales y el Next Generation haya generado su mayor impacto, el potencial de crecimiento y creación de empleo de Andalucía y España caerá por debajo del 2%. La pregunta es si para entonces habremos aprovechado estos dos o tres años de crisis para transformar el modelo de negocio de las empresas, la Administración pública y hacer reformas estructurales que mejoren la productividad. Si la respuesta es así, creceremos por encima del 2%. Si nos hemos limitado a recuperar lo perdido desde 2019, a volver al punto de partida de 2020, entonces será un tiempo perdido. Mi opinión es que en Andalucía y España hasta ahora no se ha dado ningún viso de transformación que aumenten el potencial de crecimiento , aunque todavía estamos a tiempo, ya que nos quedan dos trimestres de 2021 y los años 2022 y 2023».

No obstante, subraya que «el problema es que el mundo ha cambiado radicalmente en los aspectos económicos, sociales, políticos, tecnológicos... Si queremos seguir creciendo, aumentando la renta y el bienestar social, tenemos que transformarnos nosotros. Estas reformas, que algunas son asignaturas pendientes de hace años, se añaden a la necesidad de transformación como consecuencia de los cambios que ha provocado el Covid».

¿Qué reformas necesita Andalucía? « Nuestro tejido productivo está ligado al turismo y la agricultura, pero necesitamos apostar por la industria 4.0», manifiesta este economista, quien llama la atención sobre el hech o de que en «la creación de empleo, el que más ha subido ha sido el público. En Andalucía hay más de 600.000 empleados públicos. Volvemos a tener una Administración elefantiásica, poco eficiente. Además, tenemos un mercado de trabajo que no funciona y lo preocupante es que las reformas que se están planteando van en contra de lo que pide la UE y eso puede condicionar la llegada de fondos», declara Faces, que cree indispensable cambiar las políticas activas de empleo, ya que no dan solución a la recualificación de la mano de obra que necesitamos ahora.

Para M anuel Ángel Martín, doctor ingeniero naval y titulado en Ciencias Económicas y Empresariales , «esta recuperación económica, cuyo optimismo y euforia se ha contagiado de la propia recuperación sanitaria, se enfrenta a problemas ya conocidos y a otros 'cisnes negros' que sorpresivamente puedan aparecer. En términos de contabilidad, estamos disfrutando de los activos del proceso de recuperación y dejando a un lado los 'pasivos', o sea la enorme deuda generada por las administraciones públicas y las empresas, que habrá que pagar con crecimiento, inflación o soberanía, pero que habrá que pagar».

Sobre las amenazas que pueden comprometer la recuperación, indica que «las 'primarias' se concretan básicamente en las restricciones de crédito y las subidas de tipos; la inflación de costes que ya asoma en algunos sectores; la inestabilidad europea y la venidera renovación del 'Pacto de estabilidad y crecimiento' con nuevos objetivos de equilibrio y austeridad. También, el escaso y equivocado uso de los Fondos europeos».

En cuanto a los puntos fuertes y débiles de Andalucía en este proceso de recuperación, dice que «debemos centrarnos en lo que nos preocupa, pero sobre todo en lo que debe ocuparnos. Es decir, en lo que podamos influir, e incluso aumentar nuestra influencia. Los puntos fuertes son de continuo alabados por nosotros mismos y publicitados por las instituciones y los 'media'. Por el otro lado, hasta la saciedad se ha diagnosticado nuestra c arencia de industrias, la necesidad de innovación e impulso tecnológico, la necesidad de más y mayores empresas. En mi opinión, el punto más débil y de más difícil fortalecimiento es de carácter cultural: ahí incluiría una tradicional visión negativa del comercio y del trabajo, una baja valoración del esfuerzo frente al ingenio o la habilidad».

Cree Martín que las administraciones deberían «eliminar o simplificar la regulación y burocracia; disminuir la presión fiscal; eliminar duplicidades», así como «salir de sectores o funciones propias del sector privado» y «evitar la aparición y crecimiento de la economía sumergida». Estima de vital importante la aplicación de los fondos europeos de recuperación y resiliencia. En cuanto a los empresarios, este economista les pone deberes: «Invertir asumiendo más riesgos; innovar ; asumir responsabilidad social; colaborar en el afloramiento de la economía sumergida y presentar proyectos a los fondos europeos».