entrevista
Rafael Sánchez (Endesa): «Los proyectos acaban en Francia, vivir sin redes es renunciar al crecimiento»
«Hay zonas de Andalucía en las que se rechazan hasta el 75% de las peticiones de red para iniciativas industriales»
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Iniciar sesiónUn centro de datos y un buque transatlántico que quiera apagar su motor y conectarse a la red eléctrica cuando está atracado en puerto tienen en común que ambos necesitan tanta energía como una ciudad de más de 130.000 habitantes. En España cada vez ... son más los proyectos que no consiguen 'enchufarse' a la red y acaban buscando alternativas en otros países como Francia.
Así lo advierte el director de Endesa en Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla, Rafael Sánchez Durán, a la vez que asegura que el sur del país recibe, desde hace unos años, un auge sin precedentes de peticiones por parte de nuevas industrias que no se pueden atender con las infraestructuras actuales.
¿Los motivos de esta explosión de la demanda? Los precios estables y más bajos que en otros mercados, la energía que procede en buena medida de fuentes renovables y una apuesta en Europa por impulsar las actividades que garantizan el abastecimiento y la autosuficiencia de sectores estratégicos.
El director de Endesa en Andalucía, que es doctor en Ingeniería Informática, avisa de que el problema es que la electricidad se produce lejos de donde se consume y las redes, por su parte, están saturadas. Tras ello, se han rechazado hasta el 75% de las peticiones de potencia eléctrica en algunos puntos de Andalucía. Se trata de iniciativas como un nuevo parque logístico, una gigafactoría o una fábrica que aspire, por ejemplo, a electrificarse para decir adiós a los hornos de gas.
Férreo defensor de que «vivir sin redes eléctricas es renunciar al crecimiento del país», argumenta que se puede perder una oportunidad que «seguro que no se va a volver a dar». El también licenciado en Ciencias Empresariales y MBA por San Telmo Business School pide al Gobierno que elimine el tope de inversión que impide crear más redes para que se pueda dotar energéticamente a los polos de mayor crecimiento industrial.
—¿Cuántas peticiones de red se han rechazado en Andalucía por no contar con la capacidad suficiente?
—En España, el 50% de las peticiones se han rechazado y, según la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec), han dejado de llegar más de 60.000 millones de euros. Dependiendo de si la provincia está más o menos saturada, hemos rechazado hasta el 75% de las solicitudes. Las más demandadas son Málaga, Almería y Sevilla. Vivir sin redes eléctricas es renunciar al crecimiento del país. ¡Es una pérdida de oportunidad que seguro que no se vuelve a dar! Hay proyectos singulares que por su tamaño pierden la oportunidad, para otros supone que frenemos su estrategia de transformación. Tal puede ser el caso de una fábrica de vidrio que quiera pasar de los hornos de gas a eléctrico. Tener redes significa la subsistencia o no de estas fábricas. Muchas de estas peticiones no llegan porque electrificar sea más económico, también es por normativa.
—¿Qué tipo de proyectos están pidiendo conexiones a la red?
—Atraemos nueva industria, como son los centros de procesos de datos, que son equivalentes al consumo de una ciudad de 130.000 habitantes. Otros tienen que ver con la transición energética, como las gigafactorías, o las demandas que se dan en las zonas portuarias. Hay industria del hidrógeno, parques logísticos... La diferencia de estas inversiones es que se concentran en puntos muy específicos y tienen una necesidad de despliegue muy rápida. ¡No podemos decirles que no!
—Cuando se niega potencia a un proyecto, ¿qué pasa después?
—Si vienen a España y les decimos que no hay capacidad para enchufar su centro de datos, su electrolizador de hidrógeno o su industria en la zona portuaria, buscará otro país donde la red se haya creado a priori. Aquí debemos cambiar el modelo, pasando de uno que espera a la inversión a uno que crea la dotación energética en los polos de mayor crecimiento industrial.
—Solo hay capacidad para grandes proyectos en el 5% de los puntos en Andalucía y en provincias como Málaga o Almería es del 0%. ¿Cómo hemos llegado a este punto?
—Por el éxito de la transición energética y de Andalucía. Estamos provocando un efecto llamada: metemos muchas renovables y los precios son muy atractivos. Antes se tomaba como referencia a Alemania, pero ahora España tiene un precio un 20% más barato. Cualquier industrial que necesite precio estable y una oferta descarbonizada se acaba fijando en nuestro territorio.
—¿En qué año empieza Andalucía a registrar este auge de proyectos?
—Hasta 2022 teníamos un crecimiento de la mano de parques empresariales y de viviendas. Habitualmente, tenían un tiempo medio para ponerse en marcha de entre siete y diez años. ¡Desde 2023 esto es una exponencial! Es como si metiésemos tres Andalucías sobre la infraestructura de la red.
—¿Por qué no se pueden construir las redes necesarias para acompañar a ese crecimiento?
—El límite está en la regulación. La red es una infraestructura de servicio público y Endesa opera el 99% en la región. La norma tiene bastantes años y tiene capada la inversión en el 0,13% del PIB anual. En 2024 se llegaron a rechazar hasta el 50% de las solicitudes por falta de capacidad. Si queremos que los proyectos industriales se puedan implementar en nuestro país, tenemos que fabricar la red por anticipado. ¡Pedimos que se elimine ese límite! Estamos encontrando eco y respuesta por parte del Ministerio y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Además, hay una tasa de referencia con la que se retribuyen las redes y consideramos que están siendo remuneradas de forma excesivamente baja. Se encuentra en el 6,5%, pero es inferior a las de otras actividades. En Italia e Irlanda superan el 8%. Aquí vemos que los aeropuertos tienen un 8% o que el sector de telecomunicaciones cuenta con un 7%.
—¿Qué sectores le preocupan más?
—El de la digitalización. No podemos renunciar a ella. Hay quien dice que los centros de datos le quitan potencia a otros sectores, pero la realidad es que todos compiten. Empezarán donde encuentren redes y habrá una Europa de dos velocidades. Su consumo es el equivalente a una ciudad de 150.000 habitantes. En España, el éxito lo están teniendo Madrid, Zaragoza y Barcelona, pero debemos conseguir que lleguen a muchas otras ciudades. En Málaga se están desarrollando infraestructuras de telecomunicaciones y hay una atracción de microelectrónica o ciberseguridad. En Granada, ocurre lo mismo con la Inteligencia Artificial. No podemos pararles el crecimiento, estaríamos haciendo que se movieran a Lisboa. En cualquier caso, me preocupan todos los sectores y siempre intentamos que no se pierda ningún proyecto. Les recomendamos ubicaciones porque no queremos que se escape ni uno solo.
—¿Cuánto debe esperar un centro de datos para instalarse en nuestra región?
—Depende del tamaño y del nodo. Si no hemos fabricado la red necesaria, tardaría entre tres y cinco años, como en la ciudad de Sevilla. Es una ralentización de la digitalización de las ciudades. En Antequera, por ejemplo, sí estaría disponible.
Algunos puertos no tienen garantizada su potencia
—Otro sector que debe electrificarse es el portuario. ¿Está garantizada la potencia para estos enclaves en Andalucía?
—Para unos sí y para otros no. Cuando un transatlántico atraca precisa de unos 16 megavatios, el equivalente al consumo de una ciudad. En Cádiz vamos a inaugurar antes de que termine el año una terminal en la que los barcos podrán parar sus motores. Si no somos capaces de electrificarlos, ellos no podrán cumplir con la normativa europea.
—¿Los nuevos desarrollos urbanísticos están garantizados?
—Sí, totalmente. No se pueden atraer proyectos con más de cinco megavatios. Es decir, cualquier proyecto residencial o un hospital van a estar siempre garantizados. La dificultad está en los extraordinarios.
Pedimos que la potencia asignada caduque si el proyecto no cumple determinados hitos
—¿Se da en estos momentos cierta especulación de proyectos que piden capacidad estando lejos de ser una realidad?
—Yo creo que sí. Pero no podemos discriminar a quien se le asigna. Si tiene aval y reúne las condiciones técnico-económicas no tenemos por qué dudar sobre si está o no por carácter especulativo. Nosotros no tenemos capacidad para decidir si es más o menos creíble el proyecto... Aunque es más creíble que una empresa de frío de Lucena amplíe un 50% su capacidad a que vaya a aparecer aquí un negocio espacial. Pedimos al Ministerio que limpie la red de aquellas iniciativas que no tienen viabilidad, así podremos garantizar las necesidades de los industriales que están aquí y que quieren hacer crecer sus fábricas. De esta forma, tendrán que llevarse fuera de nuestro territorio sus instalaciones. Pedimos que caduque si no se cumplen determinados plazos porque quizás aflore la pequeña potencia que el industrial de la zona necesita.
—¿Qué soluciones alternativas se están explorando?
—Esto va de infraestructuras, cuantas más tengamos, mayor será la capacidad de crecimiento de la comunidad. Si construimos al ritmo de la demanda, tendremos una Andalucía próspera. Lo primero son las redes, pero también hemos planteado alguna fórmula imaginativa, como es el caso del proyecto Pilatus. Hemos cogido unas líneas de evacuación de un parque fotovoltaico cercano para dárselo al cliente.
—Más allá de aumentar el tope de inversión en redes y mejorar la retribución, ¿qué otras demandas tiene Endesa para las administraciones?
—La simplificación administrativa porque hay proyectos que se deciden en meses. Si tardamos entre cinco y siete años en construir una subestación... ¡Tenemos que hacer la inversión de forma anticipada!
—En comparación con otras geografías del país, ¿Andalucía está peor dotada en redes?
—Estamos en el promedio en subestaciones o número de líneas. No hay una distancia enorme. Ahora bien, si Andalucía es receptora de muchas más peticiones que Galicia porque atrae más proyectos por determinadas características… ¡Aquello que ha valido en 100 años de electrificación no tiene por qué ser suficiente para la nueva etapa! Ahora queremos que esta sea una de las zonas más vanguardistas de Europa.
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