La mina de Aznalcóllar: el salto a Europa de un gigante mexicano tras diez años de espera y 450 millones

El proyecto está respaldado por la cuarta empresa de México, que es controlada por los Larrea, una de las familias más ricas del país. Su conglomerado cotiza en Bolsa desde 1966 y es dueño de más de una decena de firmas subsidiarias dedicadas a la minería, las infraestructuras o el transporte.

Su dimensión hace prever que, en unos años, se sitúe como uno de los principales actores en la Faja Pirítica Ibérica, una de las zonas más ricas en minerales del mundo, que se ubica entre el sur de Portugal y las provincias de Huelva y Sevilla.

Ya se encuentran en ella otros operadores relevantes como la canadiense First Quantum, que ahora mismo trata de cerrar la venta de la mina de Cobre Las Cruces. Precisamente, Grupo México y el futuro dueño de este yacimiento podrían hacer sinergias dado el tipo de minerales que ambos prevén extraer y la proximidad geográfica de sus explotaciones.

O tal vez podría apuntar a cooperar con las prometedoras instalaciones de Laín Tech o con el 'hub' que Atalaya Mining está construyendo en Riotinto.

Hace unos años, se instaló también en esta zona la multinacional Sandfire Resources con la compra de Minas de Aguas Teñidas (Matsa) en Almonaster la Real (Huelva). En definitiva, la Faja Pirítica sigue despertando el apetito de los grandes actores mineros.

¿Por qué ha esperado tanto tiempo? Una de las razones que justifican la 'paciencia' de este inversor es que esta mina es su puerta de entrada a Europa. Recientemente, el grupo ha participado en varios concursos públicos para poder buscar nuevos yacimientos o ampliar las reservas del proyecto actual.

También en la provincia de Sevilla, su filial española pujó y ganó un terreno denominado 'Faralaes' en el que podrá estudiar el subsuelo para determinar si le resulta rentable alargar la vida de su mina en estas hectáreas.

Otra de las causas es que no existen demasiadas posibilidades para explotar yacimientos de estas características (estimación de 45 millones de toneladas de recursos) en la Faja Pirítica ni en otros puntos de Europa.

Además, su aterrizaje se da en un terreno que en la jerga minera se denomina 'brownfield'. Es decir, es una propiedad que ha sido previamente utilizada y, por ello, su coste de inversión es más atractivo.

La partida destinada a abrir el yacimiento será de 450 millones de euros y su objetivo es extraer los minerales durante al menos 20 años a través de galerías subterráneas.

Parte de ese montante (un 20%) se empleará para restaurar la antigua concesión minera de cuando la sueca Boliden explotaba el entorno de Aznalcóllar. El grupo más allá de extraer los minerales, debe ahora depurar los 17.500 millones de litros de agua contaminada que se almacenan allí desde hace años.

Este enclave convive con el recuerdo de que en 1998 protagonizó uno de los peores desastres medioambientales, cuando la mina estaba operada por Boliden a cielo abierto. La rotura de una de las balsas provocó un gran vertido tóxico y parte de los lodos permanecen aún en la corta.

Precisamente, el nuevo proyecto contempla una solución definitiva a estos pasivos ambientales. Las primeras contrataciones en las que ha trabajado la empresa están encaminadas en este sentido: ha preadjudicado a Aqualia una planta de 50 millones de euros para tratar las aguas.

La filial española de Grupo México es Minera Los Frailes, que también está participada al 2,69% por los empresarios cordobeses López Magdaleno (dueños de Magtel).

La cronología es la siguiente: en 1998 se rompe la balsa y se produce el vertido. En 2001, la firma sueca Boliden se marcha del yacimiento. En 2013, el gobierno andaluz decide abrir un concurso público para entregar los derechos de explotación a un operador que, a cambio, se haga cargo de la restauración ambiental. 

Un par de años más tarde, se adjudican al consorcio conformado por los mexicanos y los hermanos López-Magdaleno. La firma que perdió, Emerita Resources, inició una larga batalla judicial que aún se dirime en los tribunales, aunque cuenta con la petición de archivo de la Fiscalía.

Desde entonces, la firma ha aguardado durante diez años hasta que el pasado viernes logró la luz verde definitiva para iniciar su actividad. Entre medias, en otoño de 2023, recibió el permiso ambiental favorable y en junio de 2024 superó un trámite crucial: la autorización del vertido de las aguas depuradas. Su previsión es iniciar en este verano las primeras construcciones y poder empezar a procesar el mineral en 2028.

La minería es la principal división de Grupo México, aunque también tiene negocios en los sectores del transporte, el energético o las infraestructuras. Su segunda mayor fuente de facturación procede de la extensa red ferroviaria que opera entre México y Estados Unidos. Cuenta con más de 800 locomotoras y ofrece servicios de transporte de carga de mercancías y también de pasajeros.

La familia Larrea construye, además, infraestructuras y plantas industriales y ha realizado más de 200 grandes obras en su país de origen. Así, desarrolla proyectos de ingeniería, perforación marítima o autopistas, entre otros. ¿Podría la mina de Aznalcóllar ser la primera pica para que Grupo México expanda sus operaciones a Europa?