MINERÍA
Lain Tech, la empresa que busca dar siete vidas a las minas
Patentó un método que permite por primera vez separar los metales de forma económica
Abrirá nuevas plantas y hace pruebas para Sudáfrica, México y Australia. «No estoy aquí por el dinero, me muevo para resolver problemas»

El sol cae a plomo sobre las vetas rojizas del entorno minero de Riotinto, mientras el mercurio sobrepasa con holgura los 40 grados. Para adentrarse en las instalaciones de Lain Tech –protegida bajo secreto industrial– hay que entregar el móvil en la garita y ... enfundarse el uniforme de rigor: casco, chaleco reflectante y gafas de protección.
Alrededor de 80 personas trabajan en esta firma que quiere darle siete vidas a las minas y que puede llevar a la rentabilidad a yacimientos que hoy siguen intactos bajo tierra. Fundada por Eva Laín (Madrid, 1991), esta empresa resuelve un problema histórico en el sector minero: separa los metales y recupera solo aquellos que resultan de interés.
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Lain Tech opera ya una planta industrial que trata los minerales de Atalaya Mining y cuenta con un centro de I+D a pleno rendimiento. Su facturación anual ronda los 12 millones, aunque prevé disparar sus ventas. ¿El motivo? En los próximos años, la compañía pondrá en marcha nuevas instalaciones considerablemente mayores que las actuales para recuperar recursos de yacimientos de Andalucía y el sur de Portugal. La firma ya realiza pruebas con minerales llegados desde México, Sudáfrica y Australia.
Renunció a Cambridge por una idea
Eva Laín era una investigadora que realizaba su doctorado en Biotecnología en la Universidad de Cambridge. Le fascinaba trastear con las herramientas del laboratorio y fue experimentando entre probetas cuando dio con un método que emplea electricidad para separar de los bloques de minerales aquellos metales puros que resultan de interés sin tener que fundirlos.
La clave: su hallazgo no solo resuelve un reto técnico, sino que también promete reducir drásticamente los costes logísticos del sector minero. Con sus instalaciones, las empresas se pueden ahorrar miles de kilómetros de transporte, ya que habitualmente el recurso se desplaza hasta Asia.

Llamó a varias puertas, las dos primeras se cerraron con un no por respuesta. La tercera, la empresa minera Atalaya Mining (dueña de Riotinto), le cedió un terreno y algunos minerales para probar a mayor escala la viabilidad de su método.
Laín maduró su idea, renunció a su puesto como profesora de Ingeniería Electroquímica en Cambridge y se mudó con 24 años a Riotinto para probar suerte. Tras ello, registró su 'startup' en casa de sus padres y se hizo una asidua de Leroy Merlín para armar sus instalaciones.
Aunque los ensayos de su método siempre se han desarrollado en Riotinto, no fueron pocos los camiones que, confundidos por la dirección de Google Maps, terminaron frente al portal de aquel bloque de pisos en el que tenía su sede social. Con el tiempo, el portero dejó de sorprenderse: donde otros esperaban un paquete de Amazon, a veces llegaba un tráiler repleto de minerales o piezas industriales del tamaño de un elefante.
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Pasaron cuatro largos años en los que Laín gastó 15.000 euros para construir la planta piloto y trató de fichar a sus primeros empleados. «Necesitaba a personal cualificado, pero obviamente nadie dejaba su trabajo para venir a un polígono a una hora de la ciudad más cercana para probar mi idea», recuerda.
Mientras afinaba su fórmula, tocaba el violín en bodas y hacía traducciones para sufragar sus gastos. Entre tanto, intentaba convencer a la dirección de Atalaya para hacer un ensayo definitivo. Pensó en tirar la toalla muchas veces, pero no lo hizo.
El momento decisivo llegó: el jefe del laboratorio de Atalaya le echó un pulso entregándole una pepita de oro para probar la viabilidad del método. «Es todavía más difícil partiendo de este elemento, solo hay que ver que el oro se emplea en los anillos porque no se oxida», explica. Aquella prueba funcionó.
Hacer rentables nuevas minas
Las minas se abren en zonas ricas en minerales, que suelen contener recursos muy variados. Es habitual encontrar en ellas metales mezclados, como pueden ser el cobre, zinc o plomo, junto con otros de menor interés económico o incluso penalizados por la normativa medioambiental. Aquellos que han estado expuestos al agua o al aire son fáciles de separar.
Sin embargo, es extremadamente difícil hacerlo con los que no se han visto afectados por la naturaleza. Estos se denominan minerales primarios y representan aproximadamente el 80% de los recursos mundiales. Ante la falta de alternativas industriales, la solución hasta ahora ha sido llevarlos a una fundición para su separación.
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La propuesta de Laín es emplear un método que hace uso de la electricidad para separarlos. Denominado E-LIX, permite obtener metales puros por primera vez de manera limpia a la par que de forma económica. «Cambia los números de las minas, posiblemente permite poner en valor un 700% más de las reservas de la Faja Pirítica», explica la científica.
Esta zona es una de las más ricas en polimetales del mundo. Se ubica entre el sur de Portugal y las provincias de Huelva y Sevilla. En ella se da precisamente la peculiaridad de que sus recursos son ricos en múltiples metales.
Además de aquellos que resultan rentables, también suele albergar otros elementos como el arsénico, el mercurio o el antimonio. Por normativa ambiental, estos últimos están sancionados en Europa, así que las empresas mineras deben fletar barcos con sus recursos hasta Asia para que allí se fundan.
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Es un viaje de ida y vuelta. Otras compañías como Atlantic Copper o Cunext están ubicadas en España y se dedican precisamente a la transformación a partir de minerales o metales importados. El método E-LIX puede emplearse tanto para obtener metales como plata, plomo, zinc o cobre como para reducir elementos penalizantes para que se puedan fundir en el Viejo Continente.
Su primera planta industrial opera desde finales de 2023, principalmente con recursos de Atalaya Mining, aunque también surte a empresas dedicadas a la extracción y transformación del mineral.
Centro de I+D con soluciones para la industria
Más allá de su planta industrial, Lain Tech cuenta con un centro de I+D en el que busca soluciones a otros retos industriales complejos. Así, trabaja con la multinacional francesa Veolia para descontaminar las aguas con biorreactores, que son recipientes en los que se pueden controlar muchas variables como la temperatura o la concentración de nutrientes y gases.
Su objetivo es desarrollar otros métodos que sean baratos para las empresas y que no contaminen al medioambiente. Otra de sus pruebas se centra en un prototipo para almacenar energía.
Han sido varias las empresas que han intentado comprar a Lain Tech «por las buenas y por las malas». Pero de momento está descartado. «No me mueve el dinero. Yo quiero resolver problemas y construir algo bonito», concluye.
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