Estos son los errores más comunes que cometemos cuando decoramos la cocina

Los elementos que ocupan mayoritariamente el espacio de la cocina son los electrodomésticos. Por ello, son los que más definen el estilo de la misma. Sin embargo, con mucha frecuencia vamos comprando y renovando poco a poco estos dispositivos sin tener en cuenta el estilo, color ni diseño de los mismos, dando como resultado un batiburrillo sin cohesión ni coherencia. Lo mejor en estos casos es planear de forma anticipada cuál va a ser el color que queremos que predomine para, en la medida de lo posible, que todos los electrodomésticos y muebles estén en dicha tonalidad o en una complementaria. Lo mismo podemos decir del estilo (clásico, vanguardista, rústico) de los mismos.

Otras veces puede que el mobiliario y los objetos de nuestra cocina sí conecten bien entre sí, pero el todo de la estancia no guarde relación alguna con el estilo del resto de la casa . Es habitual y lógico que en una habitación de estas características cambien determinados elementos, como el empleo de un suelo diferente o la utilización de azulejos en la pared. Sin embargo, si el estilo es particularmente opuesto al de la vivienda (muy moderno, aséptico y minimalista en una casa rústica, de madera y con muchos objetos, por ejemplo) se puede generar una sensación de choque o rechazo al pasar de un lugar a otro. Esto se acentúa especialmente en aquellos hogares que disponen de cocina abierta o americana integrada en otra estancia como el salón.

A no ser que vivamos en una mansión con decenas y decenas de metros cuadrados disponibles en cada habitación, las cocinas por lo general no suelen ser especialmente grandes. Por ello, y dado el amplio hueco que ocupan todos los electrodomésticos y las estanterías, hay que esforzarse en aprovechar todo lo posible el espacio del que se dispone. Hay cocinas en las que las zonas altas de las paredes quedan libres a pesar de que no hay estantes ni apenas lugares para guardar objetos. Esto se puede solucionar colocando baldas largas o módulos altos donde terminan los muebles y electrodomésticos . La sensación estética será agradable y a nivel práctico ganaremos espacio de almacenamiento en una estancia que lo requiere.

La iluminación de una estancia, ya sea de forma natural o a través de lámparas, siempre es importante. Con la cocina sucede a menudo que no se tiene tanto en cuenta este factor como con otras habitaciones del hogar. Lo ideal es disponer de un ventanal lo suficientemente grande y bien dispuesto como para inundar de luz natural la zona de preparación de los alimentos. Si no puede ser así, en lugar de colocar una luz general para salir del paso y no quedarnos a oscuras cuando se hace de noche, conviene pensar en una iluminación artificial eficaz y que, a poder ser, genere también una luz ambiental agradable para cocinar, comer o hacer las labores que correspondan (como luces led).

Este punto es un error más a nivel funcional que estético, pero sigue siendo tan habitual que merece la pena pararse en ello. En muchos hogares, cuando toca sustituir los electrodomésticos que se estropean o están viejos no se tiene en cuenta la calificación energética de los nuevos. Si estos son eficientes, es decir, los de categoría A, podremos controlar el consumo eléctrico de forma notable, reduciendo en un 40 % el gasto de energía . Este tipo de dispositivos son más respetuosos con el medioambiente y con el bolsillo, aunque a largo plazo, ya que su precio de venta es superior al de los electrodomésticos de baja calificación energética.