Cinco errores comunes que cometemos al decorar el dormitorio

En esta ocasión es el turno de hablar del dormitorio, una de las habitaciones más importantes del hogar a pesar de no ser de las que más visitas reciben (o sí, no nos vamos a meter en esa cuestión). Como ocurre con otras partes de la casa, hay errores a nivel decorativo que son bastante comunes. No obstante, también puedes descubrir algunos de los más habituales a la hora dedecorar la cocina y cuando nos ponemos manos a la obra con el salón.

Volviendo al dormitorio, su función es clara: es nuestro lugar de descanso, algo que debemos tener siempre en cuenta para que sea acogedor y la decoración vaya acorde, sin estorbar. La cama se convierte en un elemento central de la habitación, en la que otros muebles habituales son las mesitas de noche, los armarios, roperos y cómodas. Veamos a continuación algunos de los errores más comunes que cometemos cuando decoramos el dormitorio.

Como ocurre con cualquier otra estancia de la casa, se necesita una buena iluminación. El dormitorio, al tratarse de una de las habitaciones principales de la casa, debería tener una buena entrada de luz natural a través de una ventana. Respecto a esto, las cortinas tendemos a tenerlas más tupidas de la cuenta, lo que dificulta el aprovechamiento de la luz.

Por su parte, un punto de luz artificial central es indispensable. No suele faltar una lámpara de techo (mejor que no sea colgante si el techo es bajo), pero a menudo esta no es suficiente para cubrir todas las necesidades que puedan surgir. Lámparas en las mesitas de noche (si hay una o varias) o alguna de pie pueden ayudar a crear el ambiente perfecto en cualquier momento sin tener que tirar de una luz tan potente como la del techo, que puede ser estridente y afectar al sueño si se enciende en mitad de la noche.

Comentábamos que la cama es el elemento vertebral del dormitorio. No solo es el mueble más importante (de la habitación y práticamente de la casa) por la función que tiene, sino que también es el lugar al que se nos suelen ir los ojos cada vez que entramos en la habitación, donde recae el mayor peso visual.

Por eso mismo hay que saber vestirla correctamente y de forma coherente con el resto del cuarto, hacer bien la cama (aunque parezca evidente, nunca está de más señalarlo) y decorarla de forma agradable, pero no excesivamente recargada. Unos cojines sobre la parte de la almohada pueden bastar en esta labor.

Comentamos esto inmediatamente después del aspecto anterior porque, como en tantos otros aspectos de la vida, en el término medio está la virtud. Los cojines son un excelente elemento decorativo que, además, aporta sensación de confort.

Evidentemente, hay que cuidarlos bien, lavarlos con cierta regularidad y colocarlos en lugares que no entorpezcan demasiado. Además, el abuso de estos artículos textiles, bastante habitual en muchos dormitorios, es incómodo y satura. Es mejor elegir una cantidad prudente y que alternen los diseños y colores, siempre dentro de la coherencia con el resto de la habitación.

Tan importante es no pecar por exceso como por defecto. Con la importancia que tienen los muebles a nivel práctico en un dormitorio, no es raro olvidarse de que también, como en cualquier otra habitación de la casa, hay paredes.

Dejarlas excesivamente despejadas puede dar sensación de vacío, frialdad e impersonalidad. Utilizar un papel de pared o una pintura diferente en algún punto del cuarto puede ser una buena opción, igual que la de colocar cuadros (empezando por el cabecero de la cama) cuya ubicación dependerá del espacio disponible y la altura que queramos conferirle a la estancia.

Otro elemento bastante habitual en los dormitorios, pero también en salones y salas de estar, es la alfombra. Esta pieza textil contribuye a dotar de calidez a la estancia, que se vuelve mucho más acogedora. Además, nos permite andar descalzos, dan una sensación agradable al tacto y tienen una gran fuerza decorativa por el espacio que ocupan en el suelo. El problema llega cuando no tenemos en cuenta las proporciones del cuarto a la hora de colocar la alfombra.

Si esta es muy pequeña y no sobresale bastante del tamaño de la cama (al menos 50 cm por los lados y más por la parte delantera), la impresión que da es un tanto ridícula y estéticamente se pierde. Si no se dispone de espacio suficiente en el cuarto es mejor no poner alfombra o elegir varias pequeñas a cada lado de la cama que una sola que se quede corta y desluzca la decoración del resto del dormitorio.