Confisur activa un plan para llevar sus 'cash & carry' a Extremadura

Esta cadena tiene un posicionamiento particular dentro del sector. «No trabajamos frescos, tenemos un surtido muy amplio de productos secos, alimentación, pastelería y droguería, con gran variedad de primeras marcas y precios muy competitivos». Entre sus principales clientes están las tiendas de barrio, aunque, a diferencia de otros 'cash', en algunas tiendas venden también por unidades sueltas algunos productos, lo que propicia que acuda público generalista. Además, son líderes en lo que se denomina el canal impulso (golosinas y snacks). «Tenemos un sistema de gestión interna que nos permite ser muy eficientes para el cliente, y esto nos ha ayudado a crecer con nuestra propuesta a pesar de que estamos en un sector muy competitivo a todos los niveles».

En este momento, la línea de 'cash & carry' registra una cifra de negocio anual de 80 millones de euros. La compañía tiene su origen en Sevilla y, en estos años ha afianzado su modelo en Huelva, Málaga, Jaén, Córdoba y Cádiz. «Tras consolidarnos en estas plazas, tenemos potencial para activar nuestro plan de expansión». Entre las fortalezas del grupo está su centro logístico en Écija con su propia red de camiones, (junto a la planta de San Martín de Porres), que les dota de músculo para seguir creciendo.

Una parte del plan de expansión ha sido la reconfiguración de la imagen de marca de todas las tiendas. En paralelo, ha realizado un cambio visual en su página web añadiendo nuevos canales de venta, como el Ecommerce, con el que pretenden llegar a toda la Península (principalmente con su categoría de impulso). «Nuestro público es la tienda de barrio, el desavío, aunque la remodelación de nuestra imagen también nos ha abierto a nuevos segmentos».

El otro pilar del grupo es la fábrica de San Martín de Porres, que el pasado año logró unas ventas de 3,5 millones. Antonio Arroyo García (padre del director general actual) comenzó su actividad en Puente Genil con pequeñas tiendas de barrio y una confitería. Con esta línea de pastelería, la firma fue elevando su tamaño con la adquisición de otras compañías, entre ellas San Martín de Porres, que pasó de ser un obrador en el centro de Écija a una planta moderna con capacidad de expansión. «El 80% de las ventas son las tortas de aceite, donde podemos seguir ganando cuota, y el resto son diferentes dulces como cortadillos, martinitos (bizcochos rellenos de crema) y tortas de manteca». Aunque en el pasado compraron otras empresas, el objetivo ahora es aprovechar el potencial de crecimiento de esta fábrica.

Antonio Arroyo gestiona la firma junto a sus hermanos Pablo Pedro y Manuel, que son parte de la segunda generación familiar. En estos años se han incorporado a la gestión miembros de la tercera generación en el área financiera y marketing. «Han impulsado proyectos que han sido estratégicos, como el cambio de imagen y la digitalización», concluye Antonio Arroyo.