Una visión festiva y musical del mito de los amantes de Verona, según Lope de Vega
El Teatro Central estrena hoy 'Castelvines y Monteses' en versión de Peris Mencheta
Los actores Xabier Murua y la sevillana Paula Iwasaki
La leyenda medieval de dos amantes que Luigi Da Porto ambientó libremente en la ciudad de Verona y de la que posteriormente se apropió Matteo Bandello , tuvo, con el paso de los años, dos versiones de dos grandes dramaturgos. Shakespeare convirtió esta ... historia en su tragedia ‘Romeo y Julieta’ , que se ha convertido en un clásico de la literatura universal. Por su parte, Lope de Vega la transformó en una comedia menos conocida hoy en día y con un final totalmente distinto, ‘Castelvines y Monteses’ . Ahora, Sergio Peris-Mencheta dirige y adapta una versión muy especial que llega, hoy y mañana, al Teatro Central.
La obra que se podrá ver este fin de semana en Sevilla es una coproducción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) y Barco Pirata . Se trata, además, de un espectáculo en el que trece actores -entre ellos la sevillana Paula Iwasaki- muestran en escena su dominio del cuerpo, del canto y de los instrumentos con los que ambientan en tiempo real los devenires de Julia y Roselo, Celia y Marín, Dorotea y Anselmo. Asimismo, es una propuesta musical en la que se interpretan clásicos de la canción italiana, destacando temas de Domenico Modugno, Rita Pavone, Renato Carosone, Paolo Conte, Pino d’Angiò, Franco Battiato, etc.
Según comenta a ABC Sergio Peris-Mencheta , que es director artístico de la productora Barco Pirata, «las obras de Shakespeare y Lope de Vega comparten muchas cosas, ya que ambos muestran como protagonistas a dos jóvenes que pertenecen a familias enfrentadas que se odian. Pero la principal diferencia es que en la comedia de Lope el hecho de que Roselo y Julia se conozcan no es algo fortuito. Sin embargo, en ‘Romeo y Julieta’ estos sí se conocieron fortuitamente». Asimismo, añade que el llamado fénix de los ingenios «plantea un hastío del odio entre familias que Roselo decide enmendar. Este inicia una cruzada para que se acabe ese odio acudiendo a una fiesta de disfraces en casa de los Castelvines, donde se enamora de Julia».
Por otra parte, este director y actor matiza que ‘Castelvines y Monteses’ es una obra «juvenil y menor de Lope de Vega, aunque eso no quiere decir que no tenga calidad». Además, indica que «está planteada desde el inicio como una especie de sátira de la tragedia . En ese sentido el Siglo de Oro español se caracteriza por la fiesta y lo subversivo, y siempre se le buscaba buscarle la vuelta a las cosas. Esta obra es una fiesta del amor y muy mediterránea. Por el contrario, la de Shakespeare tiene un olor mucho más nórdico. José Carlos Menéndez, que fue quien me descubrió esta comedia, se encargó de la dramaturgia a medida que yo hacía la adaptación».
Paula Iwasaki
En este espectáculo destaca la presencia de la actriz sevillana Paula Iwasaki. «El proyecto -dice Peris-Mencheta- nació en 2015 de un encargo de la entonces directora de la CNTC, Helena Pimenta . Por mis manos pasó el currículum de Paula. Vi que tenía una voz prodigiosa. Luego todo quedó en barbecho. Al cabo del tiempo lo retomamos y ella se presentó a las audiciones. Hizo una gran prueba. Es una primera actriz y una futura dama del teatro. Tiene un don especial, ya que posee una voz muy particular para ser mujer. Además, domina el verso y canta como los ángeles. Tiene una voz rota y al cantar suena otra cosa. Es una pedazo de actriz con un futuro impresionante. Ella tiene mucha culpa de que la función sobreviviera, pues ha sostenido a todo el elenco por el manejo que tiene del verso».
Comenta también este actor y director que «desde el primer momento entendí que el componente musical era muy importante, como pasaba en el barroco. Me inspiró mucho la música italiana de los 60, 70 y 80 que oía con mis padres cuando iba a la playa (Modugno, Conte, Pavone, etc.). Primero usé esa música como inspiración a la hora de adaptar la obra, algo que hago habitualmente cuando estoy montando un espectáculo. Pero luego utilicé todas esas canciones como banda sonora del espectáculo, aparte de otras músicas que han se han hecho especialmente para esta comedia y que han compuesto Ferran González, Joan Miquel Pérez y Xenia Reguant».
Respecto a la escenografía, el director artístico de Barco Pirata afirma que «los Castelvines me recordaban a un restaurante de alto copete y los Monteses me inspiraban una taberna, la del Gato Montés. Eso me llevó por un lado a la Italia de ‘La grande bellezza’. Como contraposición está la Italia del sur, más cerca de la película ‘Gato negro, gato blanco’, de Emir Kusturica. Ese contraste se lo planteé a escenografía».
El que se eligiera esta obra, insiste, fue «por la oportunidad de llenar la Compañía Nacional de Teatro Clásico con grupos escolares. Para mí Lope de Vega es una asignatura, por eso estoy a favor de que los colegios vayan a los teatros, no sin que antes vaya el teatro a los colegios. Estamos contactando con los tutores y profesores de distintos centros para hacer labores pedagógicas con ellos y también con los alumnos. La idea es que los actores se dividan y hagan varios encuentros con escolares. Lope de Vega puede ser muy divertido, de ahí que mi interés sea crear público joven. Que los alumnos vean que este autor es muy divertido».
Otra odisea importante ha sido la de la puesta en marcha de este espectáculo en plena época de pandemia. «Empezamos a ensayar la obra el pasado mes de julio. Yo venía de Estados Unidos porque desde hace años vivo en Los Angeles, ya que allí estoy rodando la serie ‘Snowfall’, de la que formo parte. Cuando llegué a Madrid nos pusimos a montar dos obras a la vez: ‘Castelvines y Monteses’ y ‘Una noche sin luna’. Ambas comparten la mayor parte del equipo artístico. La diferencia es que ‘Una noche sin luna’ tiene un solo actor -Juan Diego Botto -, mientras que Castelvines cuenta con trece actores que son también cantantes, músicos, bailan, trepan muros, etc. A las tres semanas, un brote nos obligó a parar. Yo no pude terminar de montar la función porque tuve que regresar a Estados Unidos. Ni siquiera he podido estar en los ensayos. A partir de ahí tuvimos que decidir, o pararlo todo y dejar a veinte personas en empleos directos en la calle o no parar y tratar de sacar adelante la función. Al final apostamos por seguir con la obra. A los tres días de mi llegada a Estados Unidos el actor que hacía de Roselo me dijo que se iba por miedo al Covid. Hubo una segunda reunión entre Nuria Pérez y yo para ver qué hacíamos. Entonces apareció Andreas Muñoz, que hizo de Roselo en el estreno con un pinganillo y sin conocerme personalmente. Desde entonces la obra ha sobrevivido como ha podido. Ahora estoy muy contento porque en Sevilla se verá un nivel que yo soñaba, y dentro de un mes, cuando estrenemos en Madrid, este espectáculo alcanzará su punto ideal», concluye.
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