Sevilla vibra con el potente directo de los Red Hot Chili Peppers

La cita del Estadio de la Cartuja estuvo repleta de simbolismo: para la banda, porque inauguraba su Global Stadium Tour , una gira mundial por recintos gigantescos al aire libre; para Sevilla, porque seis años después de los conciertos de Iron Maiden y AC/DC la ciudad recupera su condición de sede de mega conciertos de rock internacional (etiqueta que será corroborada el próximo martes con el show de Guns N' Roses en el Benito Villamarín); y para los amantes de este género transversal e imperecedero, ya que supone ser el primer gran fiestón del rock post pandémico (con permiso del protagonizado el pasado miércoles en Madrid por los Rolling Stone ).

Por si fuera poco, el concierto tenía el aliciente de disfrutar en directo del regreso 13 años después del hijo pródigo de los Red Hot, el guitarrista y compositor John Frusciante (en detrimento de Josh Klinghoffer). De principio a fin del show Frusciante demostró por qué está considerado uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos.

Con Thundercat y Beck de teloneros para amenizar la espera –todo un lujo disfrutar del repertorio del músico estadounidense–, el estadio se fue llenando poco a poco para disfrutar de uno de los eventos musicales más importantes del año en Sevilla .

Anthony Kiedis y compañía, que saltaron al escenario cuando pasaban apenas cinco minutos de las diez de la noche –mínimo retraso que aprovechó el público para hacer la ola en bucle–, comenzaron con la genial 'Can´t stop' y su adictivo riff de guitarra.

La formación clásica de los Red Hot Chili Peppers es de una estatura musical tan extraordinaria que brillan con cualquier estilo. No hay fisuras, tanto en los temas más reposados como en los más potentes luce incontenible.

Es un verdadero espectáculo disfrutar en directo del virtuosismo del carismático Flea con las cuatro cuerdas, ésas con las que imprime la brutal línea de bajo a todo el repertorio, sello inconfundible y diferenciador de la banda de funk rock.

No le va a la zaga el batería Chad Smith , que desde la retaguardia se convirtió en uno de los principales agitadores de la noche. Puro nervio con las baquetas. Por su parte, Anthony Kiedis , un poco menos expresivo que de costumbre, rayó toda la noche a gran altura con su característica voz, tanto en los temas más funkys como en su versión más melódica.

Entre todos facturaron texturas musicales en las que se mezclaban instrumentos y estilos con claro aroma a los noventa, década dorada del grupo que iniciaron con el excelso 'Blood sugar sex magik' (1991) y que abrocharon con el ubicuo y celebrado 'Californication' (1999), dos discazos que impactaron sobremanera gracias a su descaro y unos sonidos frescos y underground con los que se postularon como una sólida alternativa al rock clásico dominante.

Obviamente estos dos trabajos estuvieron muy presentes anoche. De hecho, fueron los más celebrados. Y es que cuando el cuarteto atacaba uno de los temas incluido en estos albumes entraban con intensidad y subían el ritmo hasta exprimir la última gota de emoción. En tres minutos, incendiaban la canción y dejaban al oyente conmocionado .

Así ocurrió con las sublimes 'Scar tissue', 'Californication', 'Give it away' y 'Under the bridge' (primer biss) pesos pesados de un repertorio que ya en el tramo final elevaron a éxtasis la euforia colectiva que la veterana banda había sembrado durante toda la anoche sobre el césped y las gradas del estadio hispalense. 'By the way' puso el broche de oro a uno de los mejores conciertos que ha acogido Sevilla. Tras el rotundo éxito de anoche, la segunda parada de la gira tendrá lugar el próximo martes en Barcelona (Estadio Olímpico).