Cine
Santi Amodeo: «En Sevilla hay industria y si se creara una escuela de cine habría más»
El director sevillano recupera en su vuelta a los cines su mirada más personal en 'Las gentiles', un film sobre adolescentes, suicidio y redes sociales
Jesús Morillo
Miembro destacado de la Generación Cinexín, Santi Amodeo (Sevilla, 1969) debutó junto a Alberto Rodríguez en la seminal 'El factor Pilgrim' (2000), una película con tan bajo presupuesto como chispeante en ideas y que demostró, con premio de nuevos ... directores en San Sebastián, que se podía hacer cine desde Sevilla con una mirada original. Ambos directores decidieron entonces quedarse en la capital andaluza y desarrollar una carrera que, en el caso de Santi Amodeo, presentó películas tan singulares como 'Astronautas' (2003) para después facturar un cine más industrial con la comedia '¿Quién mató a Bambi?' (2013).
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Con 'Las gentiles' , que se presentó dentro de la Sección Oficial del Festival de Sevilla de cine europeo y que acaba de estrenarse en salas, el director sevillano regresa a sus orígenes con una brillante película , con guion propio en el que colabora Rafael Cobos, y en la que recupera su mirada personal para dirigirla, de nuevo, al universo adolescente , en una historia de suicidio y redes sociales que muestra también esa Sevilla , alejada de la zona monumental, que no suele aparecer en la gran pantalla.
'Las gentiles' supone su vuelta al cine independiente tras dos películas de factura más industrial, ¿le apetecía regresar a un cine más personal?
En realidad, esta película comencé a escribirla antes de 'Quién mató a Bambi' y es la que mejor está yendo económicamente. El mundo del cine no hay quien lo entienda. La comencé a escribir en 2009, cuando mucha gente no sabía qué eran las redes sociales, ya que estaban dando sus primeros pasos. Se aplazó y la he retomado ahora, por eso he tenido ese paréntesis de un cine digamos más comercial. Pero el cine que me apetece hacer es este.
¿Seguirá entonces en esta línea en sus próximas películas?
Me gustaría seguir este camino. Lo otro era más industrial. Todos los años me salen dos o tres comedias muy comerciales, pero la vida es muy corta y busco otro tipo de cine, que no es fácil de financiar, aunque ahora el panorama ha cambiado un poco para bien. Lo comercial está en abundancia, pero hay vías para hacer otro cine.
¿Qué le interesaba de esta historia de suicidios y redes sociales?
En realidad fue como una especie de llamada. Ocurrió una cosa en Gales: un montón de adolescentes se suicidaron en grupo a través de las redes sociales en diferentes ciudades en torno a 2009. Yo no las usaba y me sorprendió que esos chavales a los que aparentemente no les pasaba nada, con entradas en las redes del tipo «me he hecho la manicura», pasaran a otra en la que decían «me quiero morir». A partir de ahí me puse a informarme y vi que había una película. Curiosamente, no hay películas que vayan sobre el suicidio, imagino, entre otras, cosas, porque hasta hace poco la Organización Mundial de la Salud proponía no hablar de ello, porque tenía como un efecto llamada. Ahora, sin embargo, propone que se hable y se saque a la luz por todo el tema de la salud mental.
«El 80% de las cosas que se cuentan en la película están sacadas de las redes sociales y llevadas al guión»
Adolescentes, en definitiva, que no exteriorizaban sus problemas o que sus padres no alcanzaban a ver.
Más allá de los problemas que cada uno como adolescente pudiera tener, nadie se coscaba de nada. En la película he intentado ser sutil a la hora de narrar, no quería forzar lo dramático para justificar, sino más bien tratar de reflejar lo que yo iba averiguando. El 80% de las cosas que se cuentan en la película están sacadas de las redes sociales, transcritas y llevadas al guion. La escena, por ejemplo, del cruce de carreteras en medio del tráfico, está tomada de un vídeo que tenía localizado en YouTube de dos gemelas en Gran Bretaña haciéndolo. A una se la llevó por delante un coche y la mató en una escena mucho más salvaje, tanto que no quería reproducirla porque podía resultar no creíble para el espectador.
La adolescencia es también un periodo que le interesa especialmente como cineasta.
Me atrae mucho. Dos de mis películas anteriores van de adolescentes. Me parece el momento vital donde todos estamos más abiertos y todo va cogiendo forma. Una etapa donde las cosas son más puras, pero también más confusas.
La protagonista afirma que la adolescencia es el mejor momento de la vida para suicidarse...
Esa frase está sacada también de las redes sociales, pero no lo decía una chica, sino veinte que se suicidaron. Siempre ha sido un fastidio hacerse viejo, ya lo cantaban los Rolling Stones, pero ahora hay como una exaltación de la belleza juvenil.
Hasta cierto punto muchas personas muestran en las redes no tanto la realidad sino cómo le gustaría que fuera esa realidad.
Yo que no soy nativo digital las veía con mucho postureo, pero luego trabajando con las actrices entendí que no solo eran eso. Tienen lo malo del postureo y del estar siempre en el escaparate, pero hay cosas que tienen que ver con sus códigos y con una forma de moverse que no son los nuestros.
Uno de los grandes alicientes de la película es el grupo de actrices, que no eran profesionales y que eligió a través de un 'casting'.
Esta es la primera cosa que hacen y están fantásticas. Dan mucha verdad, porque esta no es la nueva película de la actriz X, sino que parecen las protagonistas de la historia. Estoy bastante contento con ellas.
«Se fotografía mucho lo monumental de la ciudad y la parte más pobre. Pero yo quería reflejar la Sevilla de clase media»
Sus películas evitan una imagen tópica de Sevilla. En esta hay un plano nocturno de la Catedral, pero tienen más protagonismo el río y los barrios de clase media.
Hemos rodado en Santa Clara y Montequinto. En esa Sevilla de la clase media y barrios de adosados. Se fotografía mucho lo monumental de Sevilla y la parte más pobre. Pero quería reflejar esa Sevilla de la clase media. Sevilla es una ciudad que te lo pide, porque todo es tan bonito, que le quita naturalidad y realismo.
¿Usted usa redes sociales?
Tengo redes. Las uso de manera profesional, aunque muy poco. Estoy en Twitter para retuitear y en Instagram para seguir a la gente. Las redes no germinaron en mí, ocupan mucho tiempo y te llenan la cabeza de ruido con tanta información mentirosa.
¿Cree que los jóvenes y los adolescentes tienen cultura y no son unos analfabetos audiovisuales?
Su nivel cultural de ahora es mayor que el que teníamos nosotros. Los chavales están muy preparados y están todo el tiempo viendo películas y series. Es cierto que consumen mucho cine actual, hasta el punto que las jóvenes que salen en mi película no habían visto ni una película de Paul Thomas Anderson, aunque ahora se las han visto todas. Se mira muy poco para atrás, lo nuevo lo aplasta a lo de tres semanas atrás.
«Quedarse ahora aquí haciendo cine no es nada heroico. Lo era cuando decidimos quedarnos Alberto Rodríguez y yo»
Usted, como otros profesionales, tomó la decisión cuando empezaba de quedarse en Sevilla, ¿haber consolidado esos equipos le ha ayudado a seguir haciendo cine aquí?
Lo de quedarse ahora en Sevilla haciendo cine no es nada heroico. Lo era cuando Alberto Rodríguez y yo decidimos quedarnos aquí hace veinte años, porque entonces no había nada y ahora hay una industria. Sigo rodando con los mismos, somos amigos y nos gusta trabajar juntos. Pero en Sevilla ya hay industria y somos la tercera ciudad española en número de académicos de cine. Hay industria y habría más si se regaran las macetas adecuadas y se creara una escuela de cine, que es una manera de generar cine y más industria.
¿Qué opinión tiene del 'hub' audiovisual que pretende crear el Ayuntamiento en Fibes?
No lo sé. Ese tipo de cosas necesito entenderlas bien. Los anuncios son siempre hermosos, pero me gustaría saber en qué consiste. Antonio Muñoz es posiblemente uno de los alcaldes más sensibles a la cultura, pero hay que ver el proyecto y a dónde llega.
Ve más prioritario una escuela.
No es que lo vea prioritario, pero te vas a Madrid y hay dos, y en Barcelona otras dos. No sé por qué no hay aquí una cuando tiene una industria que ha florecido gratis y se puede aprovechar ese caudal humano. Aquí hay unos técnicos de gran nivel, que no nos hemos ido y que se pueden ir creando nuevas generaciones para pelear en este mundo del cine que es complejo. Es absurdo que no exista aquí una escuela de cine, pero esta ciudad es un poco absurda a veces.
¿Qué le parece la nueva ley audiovisual? Productores como Olmo Figueredo aseguran que van a terminar con la diversidad en el cine español.
Las leyes del cine ya eran malas y no funcionan. La frase del ministro Miquel Iceta de que con la nueva ley las cosas como mínimo no van a empeorar es preocupante. Las cosas se hacen para mejorar. Que los productores, que nunca se ponen de acuerdo en nada, se hayan puesto de acuerdo en criticar esta ley hace que tenga muy mala pinta. Al PSOE no le beneficia nada esta ley.
La nueva ley parece hecha a medida de las televisiones, cuando el cine español que triunfa en los festivales internacionales, como 'Alcarràs' se hace al margen de los grandes grupos.
Yo llevo un montón de años haciendo películas sin ayudas ni de las televisiones ni del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales. El cine subvencionado ha pasado a mejor vida. Si las grandes cadenas solo gastan en comedia que no puede entrar en los grandes festivales, desapareces de allí. De todas maneras, este no es un año normal, con tantas películas buenas, aunque puede ser como una especie de reacción. Todos estamos haciendo películas más baratas. Hay dos caminos: o haces cosas comerciales o haces cosas que van a festivales. Nosotros hemos estado en dos potentes: Sevilla y Tallín, que nos han permitido vender la película.
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