El productor artístico Chema Blanco será el director de la Bienal de Flamenco de Sevilla

Este cordobés estuvo un tiempo trabajando en el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS) bajo el mando del propio Antonio Muñoz, que ya conoce su forma de trabajar, pero se marchó en 2018 porque lo fichó el director del festival flamenco de Nimes , François Nöel , como consejero artístico del certamen en sustitución de Patrick Bellito , jubilado en esta fecha.

En el festival francés su trabajo ha tenido cierta contestación porque sus gustos artísticos se inclinan hacia las nuevas tendencias y los aficionados de Nimes son bastante más clásicos . No obstante, para la dirección de la Bienal ha presentado un proyecto que ofrece todas las estéticas y que pretende sacar al festival sevillano, que se anuncia como el mejor del mundo, de la intrascendencia de sus últimas dos ediciones.

El delegado de Cultura ha estado analizado varias propuestas durante las últimas semanas y, por distintas razones, finalmente se ha decantado por la de Chema Blanco, en quien Antonio Muñoz ve un perfil similar al de Cristóbal Ortega , que dirigió la Bienal con buenos resultados artísticos y económicos.

La intención del Ayuntamiento es dar carta blanca a un gestor con experiencia en el mundillo y contacto con los artistas para que diseñe una programación en la que se alternen los estrenos de grandes artistas con espectáculos únicos de importantes figuras. Chema Blanco fue director de Proyectos del ICAS tras su paso por la empresa ‘A negro’, una etapa en la que trabajó fundamentalmente con el bailaor Israel Galván, uno de los grandes referentes del flamenco contemporáneo.

En su último trabajo como programador de Nimes conformó un cartel con figuras de la talla de Vicente Amigo , Israel Galván, Mayte Martín, David Lagos, Tomás de Perrate, Rocío Molina, Rafael Estévez, Valeriano Paños, Eduardo Guerrero, Rafael Riqueni, Gema Caballero o Patricia Guerrero , entre otros, pero recibió críticas por parte de la afición francesa porque a pesar de que todos los artistas son incontestables, el peso de la programación caía sobre las vanguardias.

Él mismo explicó que prefería «mirar al pasado sin nostalgia» pero sobre todo apostar «por el presente y el futuro». La Bienal de Sevilla es otra cosa y se espera de él que respete la filosofía del festival y le dé el impulso que necesita tras la pandemia.

Chema Blanco se incorporará al puesto la próxima semana y trabajará desde la sede del Centro de la Cerámica de Triana junto con el habitual equipo de funcionarios que gestiona el certamen. No obstante, el Ayuntamiento también trabaja junto con la Consejería de Cultura y la Diputación en la creación de una fórmula jurídica que dé estabilidad al festival y se puedan plantear proyectos a más largo plazo con independencia de los cambios de color político que se produzcan en estas administraciones.

La Bienal es un festival cien por cien municipal en el que colaboran la Junta, la Diputación y el Ministerio de Cultura aportando cantidades concretas al presupuesto, que suele rondar el millón de euros. Sin embargo, Muñoz ha anunciado en varias ocasiones que es necesario llegar a un consenso para que todas las instituciones tengan capacidad de decisión y no sea sólo el Ayuntamiento el que lo gestione y soporte su estructura técnica.

De momento, este acuerdo no se ha producido y la XXII Bienal de Flamenco de Sevilla, que tendrá que celebrarse en el otoño de 2022, tiene que empezar a diseñarse ya, de ahí que se haya elegido a Chema Blanco ahora. Tendrá un año para construir la próxima edición y presentarla durante la próxima primavera . Esta es la única exigencia que le ha puesto el Ayuntamiento junto con el respeto por todas las estéticas y la apuesta por las grandes figuras como reclamo principal para el público.