Un pinball «casi» domado

Pero lo que tuvo un poso, sigue latiendo. Y la coreógrafa y bailarina Teresa Navarrete tuvo que contenerse las ganas de crear para dedicarse a otras actividades, algo así como la metálica bola de un pinball que va de un lado a otro hasta que al final sucumbe y se cuela.

Pero por fin llegó el momento de retornar a crear juntos, y para Navarrete era fundamental poder contar lo que le había pasado en esta época en la que en lugar de crear, se había contenido . Esas sensaciones debían ahora salir en forma de creación. Y retomaron aquella fructífera relación en este nueva obra titulada gráficamente «Domando a Pinball» .

La bailarina está sola en el escenario , se pase aleatoriamente haciendo sólo un trabajo de pies, iniciando breves pasos. Transcurre un tiempo y suena una puerta apareciendo el músico, Miguel Marín. En una esquina una batería, numerosa percusión, una guitarra eléctrica y un timple .

Para arrancar de forma trepidante unos diez minutos de percusión y batería mientras Teresa Navarrete recorre nuevamente el escenario moviendo sus pies, sus piernas, saltando, pero sus brazos permanecen en reposo o siguen simplemente el impulso natural. La bailarina sigue tomando impulso, corriendo o simplemente mueve convulsivamente su cuerpo mientras la música le invita a girar, trasladarse o simplemente reposar. El último tercio de la obra logra un ritmo muy trepidante.

«Domando a pinball» es una vuelta a los orígenes, no sólo en la colaboración entre ambos intérpretes sino tambièn en la forma de acometer la creación, con interactuaciones por ambas partes. Una obra que nos recupera a Marín/Navarrete, un estupendo  paso a dos de danza y música.