«El modernismo fue un arte total, que influyó también en muebles, arquitectura y joyas»
El Museo de Bellas Artes de Sevilla es conocido sobre todo por su excelente colección del Barroco sevillano, pero nunca se había tenido la oportunidad de reunir en la ciudad medio centenar de las obras maestras del Modernismo catalán. Por ese motivo, hasta el próximo ... día 31, este centro albergará la muestra «La aventura modernista en las colecciones del Museo Nacional de Arte de Cataluña».
El objetivo principal de esta exposición —que está patrocinada por Caixa Catalunya— es el de reunir lo más granado de una generación de artistas que rompieron con la escuela tradicionalista del siglo XIX y que a partir de ahí crearon una estética mucho más moderna. Los puntales de esa generación fueron Ramón Casas y Santiago Rusiñol, que supieron absorber lo mejor de lo que se hacía en el París de finales de siglo, e introdujeron en Cataluña un tipo de arte realizado por unos creadores bohemios, totalmente alejados de las estéticas academicistas imperantes hasta entonces.
Mercè Doñate es comisaria de esta exposición y a la vez jefa de la colección de arte moderno del Museo Nacional de Arte de Cataluña. Esta experta valora esta exposición en el sentido de que por primera vez se expone en una ciudad parte de la colección modernista del MNAC. En ese sentido Sevilla ha sido una privilegiada porque es la primera ciudad de las muchas que acogerán esta muestra.
Entre las obras más destacadas cabe considerar las de Ramón Casas y Rusiñol, «de los que se pueden apreciar en esta muestra una serie de pinturas muy parisinas con la abundancia de los tonos grises típicos de aquella ciudad», dice Doñate. De Casas también se exhibe una colección de retratos de amigos suyos con tanto peso intelectual como Ignacio Zuloaga, Pío Baroja, Azorín, Pérez Galdós o Ramiro de Maeztu.
Otro de los aciertos de la muestra radica en reunir una selección de obras de aquellos jóvenes artistas que siguieron la estela marcada por Casas y Rusiñol y que destacaron especialmente dentro del Modernismo, como Joaquim Mir, Arnau o Isidre Nonell, del que sobresalen sus retratos de gitanas y de personajes que muestran las miserias del ser humano. Estos artistas formaron parte del círculo de Els Quatre Gats, lugar en donde se formó Pablo Picasso antes de realizar su viaje definitivo hacia París.
También la exposición tiene cabida para artistas como Gargallo o Sunyer, «que si bien se iniciaron dentro de la estética modernista, después se orientaron hacia otros caminos totalmente distintos», indica Mercè Doñate.
Si la mayoría de los modernistas mostraban ese espíritu bohemio alejado de los convencionalismos burgueses, hubo también un grupo denominado el Círculo Artístico de Sant Lluc, asociación de credo católico que agregó a grandes artistas pero que provenían de la misma burguesía y que por tanto «no necesitaban el arte para vivir porque tenían sus necesidades cubiertas», indica Doñate. En este grupo destacan los hermanos Josep y Joan Llimona —escultor y pintor respectivamente—. Del primero se expone su escultura «La Primera Comunión». A este círculo también pertenecieron otros artistas como Blay, Arnau o Clarassó.
Según indica la comisaria de esta muestra, «la primera exposición que los modernistas hicieron en la Sala Parés de Barcelona fue un escándalo para la burguesía catalana porque era una pintura inacabada y fotográfica y las figuras estaban cortadas, luego la burguesía comprendió que esa era la nueva pintura y los aceptaron. Al final todos ellos tuvieron un gran reconocimiento y disfrutaron de una buena posición, salvo Nonell, que falleció demasiado joven».
Otra de las claves de esta exposición es que el Modernismo fue un arte total que no sólo afectó a la pintura y a la escultura, sino a la arquitectura, el diseño del mobiliario, las joyas, etc. En ese sentido influyó el clima de prosperidad económica en Cataluña que se creó con la revolución industrial, lo cual propició una reurbanización de Barcelona, creándose el Ensanche. A partir de ahí surgieron edificios emblemáticos, como La Pedrera de Gaudí, sede actual de Caixa Catalunya. En esta muestra se pueden admirar ejemplos de este gusto por el diseño, como las rejas que Gaudí realizó para la Casa Milà. También destacan una butaca y una mesa diseñadas por Gaspar Homar, de quien se incluyen asimismo diseños de un proyecto de un paragüero. De Lluís Masriera se exhibe una «Composición decorativa», que incluye una figura tan modernista como la de un cisne, tema que inspiró a poetas de la época como a Rubén Darío.
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