Medio siglo del museo que afianzó en Sevilla el arte contemporáneo

Pero la pieza que consolidó la renovación del arte en Sevilla, para compensar el peso del academicismo con la entrada en la modernidad fue el Museo de Arte Contemporáneo , del que se cumple este año medio siglo de su fundación.

Fue, además, la primera institución pública de estas características creada más allá de Madrid, donde funcionaba desde 1968 el Museo Español de Arte Contemporáneo . Todo un experimento del régimen franquista , por el concepto y las exposiciones que albergó, que se abrió en Sevilla por no atreverse a plantearlo en la capital.

La idea del museo partió del entonces director general de Bellas Artes, Florentino Pérez Embid , un político proveniente de la sección más aperturista del Opus Dei y cuya gestión en Sevilla había supuesto la modernización del Bellas Artes y el Arqueológico . La prueba de su visión renovadora para el nuevo museo es la elección de su primer director: el entonces estudiante de Arquitectura y futuro concejal del PCE Víctor Pérez Escolano .

«A Pérez Embid llego a través de uno de mis profesores en la Escuela, Rafael Manzano . Lo conocí durante una inauguración en el Pabellón Mudéjar . El nombramiento como director, por tratarse de un estudiante de pensamiento no precisamente cercano ideológicamente, era una temeridad, aunque durante el franquismo las cosas no eran razonables sino temerarias», explica Pérez Escolano, quien añade que el entonces director general lo escogió a él para que hiciese «locuras», en el sentido de que le dio una «total libertad» .

La institución echó a andar el 25 de julio de 1970, con el decreto que creaba el museo y designaba Pérez Escolano como director. El entonces estudiante se pondría al frente de un equipo que conformaban sus compañeros de Escuela José Ramón Sierra, Juan Suárez y Gerardo Delgado, así como el artista Paco Molina .

El museo abrió sus puertas en la iglesia del antiguo convento de San Hermenegildo . «Trabajamos primero con exposiciones temporales y adquiriendo obra para la colección permanente . La colaboración más potente que tuve fue José Ramón Sierra y el trabajo de Paco Molina fue esencial para el museo. En noviembre inauguramos la primera exposición».

«Estuvo dedicada a Alberto Sánchez , un escultor exiliado en Rusia y que había hecho la gran escultura que estaba en el exterior del pabellón de la República en la Exposición de París de 1937 », explica el arquitecto en lo que fue toda una declaración de intenciones de lo que se expondría en el museo, que acogería muestras que organizaba la dirección general de Bellas Artes y producciones propias más atrevidas.

Así, tras una muestra dedicada a las vanguardias italianas y española —esta última con obras de Picasso a Gargallo —, el museo sevillano marcó el hito de organizar la primera exposición de una institución pública en España dedicada al cómic .

«Acabamos el año con esa exposición, en la que colaboramos con especialistas como Pedro Tabernero e introducimos una estructura con grandes paneles con reproducciones gigantes de personajes como Barbarella . El impacto de esa muestra, y más en un espacio sacro como aquel, fue enorme y el gobernador civil la cerró».

Las exposiciones continuaron el segundo año, combinándose con la actividad teatral, con representaciones a cargo de Teatro Lebrijano , La Cuadra y Esperpento . En julio de 1972, el museo se trasladó la Cilla del Cabildo , un edificio recién restaurado por Rafael Manzano frente al Archivo de Indias , donde permanecería hasta su cierre en 1997.

Allí, organizó, entre otras, la primera exposición sobre arquitectura de la institución, dedicada a Antonio Fernández Alba . Fue la última para Pérez Escolano. Un cambio en el Ministerio de Educación, con el nombramiento de un catedrático «bastante carca», hizo que Pérez Embid tratara de poner freno al afán aventurero del director. «Yo le dije que me había nombrado para hacer locuras y si no era así no tendría sentido que siguiera. Así que dimití».

Esos tres años, sin embargo, dejaron un importante legado: la creación de una colección permanente del museo y a la que dieron cuerpo obras de creadores como L uis Gordillo, Lucio Muñoz, Rafael Canogar, Yturralde, Soledad Sevilla, Darío Villalba, Néstor Basterretxea y Fernando Zóbel , entre otros.

«Teníamos un presupuesto muy pequeño para adquisición y era absolutamente imposible comprar nada de vanguardias o de fuera, porque era muy caro. Así que buscamos artistas y trabajamos con galeristas, como Juana Mordó , de primer orden logrando reunir más de doscientas obras de un centenar de creadores coetáneos». Un legado que sería la base de la colección del futuro Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) .

Este centro de la isla de la Cartuja iba a dedicar una exposición para conmemorar los cincuenta años del Museo de Arte Contemporáneo, que tenía previsto inaugurar el 2 de abril, pero que se ha pospuesto a causa del estado de alarma impuesto por la pandemia del coronavirus .