Entrevista
María Peláe: «Soy una folclórica que cuenta lo que ocurre en la vida real»
La carismática artista malagueña actúa esta noche en el Cartuja Center Cite, una cita para la que están agotadas las entradas desde hace dos meses
Fernando Rodríguez Murube
María Peláe (Málaga, 1991) es un ser de luz, una de esas personas que tiene en la sonrisa su sello de identidad y que irradia optimismo y alegría en cantidades industriales independientemente de que la olla de papas, a las que ... tanto hace referencia, hierva con más o menos entusiasmo.
Así la recordamos los que la disfrutamos en sus inicios hace una década en La Estación, el conocido garito de la Alameda de Hércules, cuando apenas tenía para pagar el alquiler de su piso de estudiante en Santa Justa y cantaba para un puñado de sevillanos; las 450 personas que acudieron a verla al Espacio Turina de Cajasol (Ciclo Al Alba) tras el fenómeno viral autobiográfico de su single 'La niña' , con más de dos millones de reproducciones en YouTube, y a buen seguro que lo podrán atestiguar esta noche lo s 2000 fans que agotaron las entradas hace un mes para verla a partir de las 21.30 horas sobre las tablas del Cartuja Center Cite , en un espectáculo que la propia artista advierte a este periódico que será «fantasía pura, un viaje de los buenos».
La cita de hoy y el hecho de que acaba de estrenar nuevo disco, 'La Folcrónica' , son motivos más que suficientes para un rato de charla con esta malagueña diplomada en Trabajo Social y licenciada en Antropología que cada día que pasa entra con más fuerza en la escena musical. Letras ácidas, divertidas e impregnadas de un mensaje reivindicativo, ritmos pegadizos y sus ya famosos y carismáticos pregones que la convierten en una especie de Lola Flores 2.0 han hecho de María Peláe una de las artistas más demandadas del momento.
¿Cómo es su relación con Sevilla?
Yo siempre digo que al público de Sevilla cuesta ganárselo. Entre vosotros os apoyáis un montón, pero cuando vienes de fuera cuesta un poco más; pero si a pico y pala te lo trabajas y consigues que empiece a cogerte cariño y a conocerte de verdad, después son los más fieles del mundo. Además, ¡la energía que hay en los conciertos es brutal! Estoy ilusionadísima con la que vamos a liar esta noche. Agradecida eternamente a esta ciudad.
Es que su vínculo con esta ciudad viene de muy atrás. Tiene un papel importante en su vida personal y en sus inicios artísticos.
Así es. En 2011, con 20 años, estudié un año de Antropología en Sevilla, vivía muy cerca de Santa Justa, y me pasé todo el curso tocando en bares de aquí. Recuerdo que empecé a ir a La Estación, un mítico bar de cantautores que regentaba Alfonso del Valle en la calle Peral, muy cerca de la Alameda, ahora creo que está en el Pumarejo, y un martes faltó un cantautor y me propusieron que actuara yo, que acaba de llegar a la ciudad. Acepté y ya desde aquel día me contrataron para todos los martes.
O sea que vivía de cantar.
Más bien malvivía de cantar (risas). Los fines de semana me iba a tocar a Huelva o a Cádiz, o regresaba a Málaga. Incluso algún fin de semana viajaba a Madrid y volvía, y además me presentaba a todos los concursos. Me acuerdo que ya estaba peligrando el hecho de seguir viviendo en Sevilla, porque no llegaba a fin de mes y no podía pagar el alquiler, y en ese momento gané el certamen de cantautores de Melilla. ¡Gracias a los 2000 euros que gané pude seguir y acabar la carrera!
Sus directos tenían un formato muy clásico, aunque con una pincelada personal que acaso fue el que le dio el punto diferenciador.
Yo iba a guitarra y voz, en plan cantautora de toda la vida. Pero es verdad que yo me monté los conciertos de una manera en la que entre canción y canción hablaba y hacía que la gente se lo pasara bien. Y así equilibraba la hora y media de canciones sentidas con la diversión de mis ocurrencias.
‘La Folcrónica’ es un nombre muy periodístico. ¿De dónde surge ese nombre? ¿Folklore con crítica social?
A mí me encanta hacer juego de palabras constantemente, y en este caso es una mezcla entre lo más añejo y lo más moderno, y al mismo tiempo es un guiño referente a que en cada canción siempre queremos contar algo. Lo que quiero transmitir es que me veo como una folclórica contándote lo que ocurre en la vida real.
«Un pregón es una especie de rap en el que expresas de la manera exagerada y sentida»
¿Cómo definiría el concepto que tiene de un pregón?
No es un pregón como el de «ya llegó a su pueblo el tapicero» (risas). Es una manera rápida de hablar o recitar, una especie de rap en el que realmente estás expresando cualquier tema de la manera más exagerada y al mismo tiempo sentida. Se le puede llamar también retahíla, que algo que hacen mucho en carnavales, en las comparsas, o en la mítica chirigota de Las Marujas, por ejemplo. Yo creo que el pregón te da ese plus de poder expresar cada palabra y meterte completamente en el texto.
¿Lola Flores puede ser el paradigma de pregonera tal y como usted lo entiende?
¡Sí, por supuesto! Aunque no es la única. Yo he mamado pregón desde pequeña: desde el Selu de Cádiz hasta Chano Lobato, pasando por Mariana Cornejo.
De ahí que la relacionen tanto con 'La Faraona'. ¿Le llega a cansar la comparación?
Jamás me cansaré de esa comparación. Todo lo contrario, es un honor. Ojalá yo tuviera un 10% de lo que era Lola Flores. Yo siempre digo que si esto lo hubiese escuchado mi abuela diría que es enojar a Dios. Cuando me comparan con algo tan grande yo me lo tomo con muchísimo respeto, sobre todo por su familia.
Aunque lo más carismático de su forma de entender la música son los ya mencionados pregones, tiene un estilo muy ecléctico. En 'Tanguillo del desahogo', el último corte del nuevo disco, corrobora este concepto: «No es el estilo, es el artista, y justo eso es lo que te despista».
Evito las etiquetas, digamos que tengo un género genérico (risas). Una vez escuché decir a Residente (Calle 13) en una entrevista que en gran parte los artistas buscan ser ellos directamente, da igual si ahora te toca una cumbia, si mañana te toca una rumba. Y me pareció una reflexión muy interesante, porque muchas veces el artista se autolimita. Si en un principio muestras un solo estilo y después pruebas otro, parece que defraudas a la gente. Sin embargo, si desde primera hora haces lo que te da la gana la gente ya se va acostumbrando al eclecticismo. En Spotify la semana pasada me pusieron en una carpeta de flamenco, después en una de pop y luego en otra de música indie. Los tengo una mijita 'liaos' (risas).
Gracias a Martínez Ares me di cuenta de la cantidad de cosas interesantes que se pueden hacer escribiendo»
Eres de Málaga, sin embargo cuentas que Martínez Ares fue el origen de tu dedicación a la música. ¿De dónde viene esa pasión por los carnavales?
Es lo primero que yo recuerdo escuchar de pequeña, incluso antes que la radio. Yo me pasaba casi todo el día en casa de mi abuela, y mi tío, que vivía con ella, estaba desde diciembre investigando los tipos de las agrupaciones del próximo carnaval, escuchando los cassettes del año anterior, etc. Recuerdo que en 1998, cuando yo tenía 8 añitos, me emocionó muchísimo la comparsa de Los Piratas, de Martínez Ares. La letra que hizo del maltrato, dándole la vuelta, eso de «a mi Juan yo lo he matao3... Me di cuenta de la cantidad de cosas interesantes que se pueden hacer escribiendo. Recuerdo que cogí un trocito de una letra de aquel año y empecé a escribir y fue lo que me impulsó a componer.
Revisando sus entrevistas, se observa un respeto muy sincero por el flamenco. De hecho, se considera flamenca, pero no cantaora. Quiere dejar claro que marca las distancias entre lo que usted hace y lo que es el flamenco. Creo que es digno de admirar y de resaltar.
Yo soy flamenca de actitud, de forma de ser y haciendo un potaje, y es normal que todo eso se plasme en la música que hago, igual que también soy muy irónica y es algo que igualmente se refleja en mis canciones. El flamenco es algo intrínseco en mí, no puedo impostar ser otra persona. Es fácil intuir que lo he mamado, pero lógicamente no soy cantaora, precisamente por el respeto que le tengo a los cantaores que conocen en profundidad la disciplina, cada uno de sus palos y se dedican a eso. Yo no soy capaz de cantar una soleá, lo mismo te puedo cantar unas bulerías si tengo tres vinos encima (risas).
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